🛸ꦿꯧHistoria +18 con contenido explícito. Si no te gusta este tipo de contenido no leas y ahorrate malos comentarios hacia mi persona🛸ꦿꯧ
Jungkook está enamorado del chico sus sueños, Jimin, pero teme a decirle ya que, según muchos, no es gay.
Todos...
La habitación de Jimin estaba cerrada. Según me había dicho en el camino solo él tenia llave de esta, la cuál llevaba consigo las 24 horas. Nunca nadie antes había visto su parte interior y la verdad me quedé impresionado al ser el primero en verla.
Su cuarto tenía unas ventanas enterizas de vidrio, cubiertas con una cortina muy elegante negra.
El clóset en su parte inferior tenía bastantes látigos, con esposas y unos cuantos consoladores.
Ya me hacía una idea de porque nunca deja entrar a nadie.
Parecía un completo adicto al sexo, y yo nunca me había dado cuenta de lo que en verdad se escondía detrás de esa mirada penetrante que me transmitía.
De la mirada de la que estaba enamorado.
-No estudiaremos hoy. -dijo empujándome hacia la cama haciendo que cayera en ésta pero dejando mi trasero fuera.
Lo tomó con fuerza y lo apretó haciendo que lo mirara con deseo.
¿Porque tengo que sentir este sentimiento por mi compañero de clase?
¿Por qué me corresponde el sentimiento?
-Sigues tratando de ocultando pero tu mirada ya te delató. Eres mío Jungkook. -dijo volviendo a tomar mi trasero para besarme.
-Yo no sé si sientas lo mismo por mi. -le dije haciendo un puchero.
-Solo déjame demostrártelo. -dijo poniendo fin a nuestra conversación.
Mientras me besaba bajaba su mano lentamente llegando a mi intimidad para acariciarla.
-¡No pares!
-No lo iba a hacer.
-¡¡Solo quiero que me des toda la noche!!
-Me haces sentir demasiado bien Jimin. Eres la única cosa que quiero tocar.
Éste puso sus manos en mi cintura para darme unos suaves besos por mi cuello. Poco a poco fue desabrochando mi pantalón, dejándome desnudo en mis partes inferiores mientras yo quitaba mi pulover.
Jimin era malo, pero me gusta que sean malos conmigo en la cama.
Estaba completamente loco porque comenzara a penetrarme, necesitaba hacer algo para calentarlo.
Me senté sobre sus rodillas quedando a la altura perfecta para poder empinar mi trasero, callendo un poco a la cerradura de su pantalón y comenzar a desabrocharlo.