1947-Por mí amor

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Se encontraban de camino a la sala de conferencias, o el cuarto de guerra, como le decía el dramático de USA, dejo sus pensamientos divagar mientras observaba sus alrededores, el pasillo era amplio, lleno de sillas y sillones de cuero que nadie usaba, pinturas y retratos hermosos, plantas que no sabía con exactitud si eran de plástico o como se mantenías con vida si nadie sin rango tenía acceso a esa área.

No podía imaginar a uno de esos serios y amenazantes generales regando las plantas, una sonrisa burlona se asomó en sus labios, presto atención a los sonidos a su alrededor, siempre tan tranquilo, lo único que se escuchaba era la madera rechinar a sus pies, cuando enfoco su vista al frente pudo notar esa gran puerta de roble, no pudo evitar preocuparse, si bien no era la primera vez que "participaba" en esas reuniones, siempre sentía la tensión con respecto a su presencia, no importa lo que USA diga, México sabe que nadie quiere su presencia en ese lugar, las dudas se mezclaban en su mente, cuando sintió un apretón en su mano derecha dirigió su mirada a sus manos entrelazadas, no noto en que momento dejo de prestar atención, solo se dio cuenta que ya estaban enfrente de la puerta, después de observar sus manos más de lo necesario subió la vista soltando un suspiro para intentar relajarse, USA no dijo nada, solo le dedico una sonrisa dándole seguridad, no pudo evitar devolver una sonrisa tímida, oh, podía ser tan comprensivo, sintió un último apretón para que soltara su mano y le abriera la puerta.

Repaso la habitación hasta toparse con la puerta de cristal que llevaba a una sala de conferencias, las cortinas entre abiertas le permitieron ver como esos generales hablaban, uno en particular le llamo la atención por sus gestos enfáticos, levanto una ceja y miro a USA esperando alguna respuesta, este solo función el ceño y bufo por lo bajo para dirigirse a la puerta abriéndola de par en par.

-¡Caballeros!- exclamo USA.

Al entrar les dirigió una sonrisa. Cerró la puerta detrás de él, con un toque en su espalda se acercaron a la mesa, permitió que le sacara una silla para dedicarle una última sonrisa.

-Buenas tardes señores-

Dirigió su mirada a los presentes con una pequeña sonrisa en su rostro, si bien sabía que estos hombres no eran del tipo diplomático y mantendrían su seriedad a lo largo de la junta súper secreta, se sentía más en control mostrando su cara de buenos tratos.

-Bueno, todos sabemos porque estamos aquí, hoy tengo que agradecer a México y su gobierno por el apoyo extenso con el manejo de información delicada, ahora...- busco entre los presentes.

-No se presentara, tenía pendientes en el FBI-

Dirigió la mirada a ese general, su placa decía "Jones", un apellido muy común que no le ayudo a saber quién era, su nada discreta aclaración de garganta hizo que mirara su rostro, ups, al parecer noto el nada discreto fisgoneo de México.

-Esta bien, seguiremos adelante sin él-

Después de sabrá Dios cuantas horas intercambiando información, estatus de espías americanos y cuantos temas poco interesantes se les ocurrían a esos generales y diplomáticos, podía disfrutar del refrescante aire de Washington.

Está bien tenía que admitir que talvez no habían sido tantas horas, pues en cuanto se tomaron una pausa no dudo en escapar con la excusa de ir al baño, llevaba un par de horas que salió del edificio, pues su invitación diplomática no le daba libertad para explorar esas oficinas llenas de secretos.

-México-

La repentina llamada le sorprendió pero al encontrarse solamente con un apresurado USA le dedico una sonrisa relajada.

-USA, ¿Qué sucede?- se cruzó de brazos en busca de calor.

-Te he estado buscando, te fuiste...- acomodo su corbata para cambiar el abrigo que no traía puesto de mano.

-Si bueno... ya sabes cómo se llenan los baños en esos lugares. ¿Te divertiste en tu junta?-

No quería recibir una reprimenda, así que desvió la vista hacia los arboles percatándose de lo tarde que era, ya había anochecido, como pudo ser tan torpe, ¿hace cuánto tiempo había terminado la junta?, abrió los ojos y miro de nuevo a USA con vergüenza.

-Oh Dios, lo siento, no vi lo tarde que era, ¿nos vamos?- le dirigió una sonrisa incomoda.

-Esta bien México, sé que no te gustan esas reuniones- dijo con una sonrisa burlona -Oh, lo olvidaba-

Miro como extendía el abrigo en su mano, apenas dándose cuenta de la baja temperatura, gustosamente acepto la ayuda ajena para ponérselo.

-Gracias- le dio un corto beso en la mejilla para asegurarse el abrigo -Siempre piensas en todo-

USA le ofreció su mano y solo pudo aceptar dedicándole una sonrisa mientras sentía un agradable calor asentarse en su pecho.

-Vamos, te llevare a casa-

Entrelazo su mano con la contraria aumentando la cercanía de sus cuerpos. No pudo evitar pensar en todo lo bueno que le estaba pasando en los últimos años, y pensar que unas décadas atrás no podía soportar ni verlo.

822 palabras.

You and YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora