1959-Innegable

129 21 4
                                    

Si le hubieran preguntado en ese momento, que hacia ahí, a decir verdad no hubiera podido responder. Pero lo que no podía negar, era esa extrañeza que envolvía la casa, era esa misma aura que envolvía a USA cada vez que llegaba a altas horas de la madrugada, o cuando llegaba semanas después de lo prometido.

Contenía un suspiro por miedo a perturbar la fría casa, tenía ese extraño peso en su pecho, el ambiente era tan tranquilo y a la vez tan pesado, dejo su maleta a un lado de la puerta y arrojo sus llaves a la pequeñas mesa que habían puesto justo para eso, con una lentitud que sentía eterna se retiró su abrigo y lo arrojo al sillón más cercano.

Sin hacer mucho ruido se dirigió a su habitación, de forma un tanto inconsciente rogaba en su mente, rogaba porque lo que ya sabía no fuera verdad, al girar la perilla con cuidado, esta cedió sin hacer ruido alguno, un alivio culposo inundo su cuerpo, se tocó la frente con frustración; hasta que presto atención, la habitación estaba igual a como la había dejado hace una semana, no sabía si eso era bueno, pero no quería asegurar que fuera malo.

Esperó sin moverse, hasta que lo escucho, escucho aquello que se había negado a aceptar con todas sus fuerzas, paso sus manos por su rostro con nerviosismo, volvió a escuchar un ruido en la planta superior, al tragar pudo sentir como sus ojos comenzaban a arder.

-Vamos México, tu puedes-

Tomo valor y subió las escaleras con cuidado, siguió los particulares sonidos a la habitación de invitados, pero esta vez la perilla no cedió, la giro de nuevo sin darse cuenta está intentando forzarla con desesperación para empezar a golpear la sin muchos resultados. No entendía las palabras del otro lado, soltó la perilla cuando sintió que la movían desde adentro.

Se topó a un inexpresivo y semidesnudo USA, cuando intento dirigir su vista hacia el interior de la habitación este se puso en su camino, la acción llamo su atención, lo miro a los ojos con curiosidad, hasta que alguien hablo.

-¿USA?, ¿Quién...-

-¡Cállate!- USA frunció el ceño y desvió la vista -¿Qué haces aquí?-

Solo pudo sentir un nudo formarse en su garganta, sin darse cuenta las lágrimas ya habían empezado a salir.

-¿Quién es?- se le corto la voz y de forma instintiva se cubrió la boca.

-¡Dijiste que llegarías en tres días!-

-¡Y eso te da el derecho a engañarme!- intento empujarlo sin mucho éxito.

USA tomo su brazo con fuerza para alejarse de la puerta arrastrando a México con él, bajaron las escaleras a empujones mientras México intentaba separarse entre forcejeos sin mucho éxito, cuando por fin llegaron a la planta baja, todo fue muy rápido.

-¡¿Qué estás haciendo?!- grito con desesperación.

Miro como apretaba la mandíbula, juraría que escucho sus dientes rechinar, entre lágrimas siguió con sus intentos de separar ese fuerte agarre, le dolía el brazo. Por fin se detuvieron, solo sintió como tomaba sus brazos con fuerza.

-¡Cállate!- zarandeó a México con fuerza -¡Solo cállate de una vez y escúchame bien!-

-¡¿Por qué me gritas?!- exclamo de forma brusca.

-Es mejor que me escuches, te largaras a tu embajada- cuando México iba a interrumpirlo le tapó la boca -¡Te largaras a tu embajada!, y en tres días pasare por ti, es mejor que no digas nada- abrió la puerta principal para empujar a México hacia afuera dándole su abrigo y maleta.

La sorpresa logro que guardara silencio, solo escuchaba su propio llanto ahogado tan horrible, hasta que le cerró la puerta en la cara.

-¡No puedes dejarme afuera!- pateo la puerta e intento forzarla -¡USA abre la puerta!-

No supo cuánto tiempo golpeo esa puerta, ni cuanto estuvo rogando por que la abriera, mucho menos sabía si USA había escuchado alguna de sus suplicas, solo supo que al salir el sol se marchó a su embajada, el cansancio le había permitió dejar de llorar.

652 palabras. 

Admitir debo que ame este capítulo y que fue un tanto difícil de hacer. Ya quiero acabar esta cosa para empezar con otra estoy cerca que emoción. Salud.

You and YoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora