Al día siguiente, llegué temprano al lugar donde me encontraría con el señor Ackerman. No tenía ropa formal, así que opté por un pantalón de mezclilla negro, botas del mismo color, una camisa blanca y una gabardina negra.Al entrar a la tienda, noté que no había clientes, solo los empleados, quienes limpiaban y acomodaban el lugar mientras escuchaban música tranquila a bajo volumen. Me acerqué a preguntar si sabían si el señor Ackerman ya había llegado. Uno de ellos me aseguró que estaba en su oficina, así que agradecí y me dirigí hacia allí.
Toqué la puerta, esperando alguna respuesta, pero no obtuve nada. Justo cuando decidí abrirla, la puerta se abrió desde dentro, revelando al señor Ackerman hablando por teléfono.
—Está bien, luego te devuelvo la llamada para seguir con eso. Cuídate, hasta luego —dijo con calma antes de colgar.
Me quedé de pie, intentando no interrumpir y desviando la mirada para no incomodarlo.
—Buenos días, ____. Espero que estés bien. ¿Nos vamos? —preguntó, directo como siempre.
—Buenos días, señor Ackerman. Estoy bien, gracias, espero que usted también lo esté. Sí, vámonos.
Salimos de la tienda, y Levi se despidió de los empleados. Sin embargo, antes de salir, alcancé a escuchar un comentario entre dos de ellos: "Creo que sucederá otra vez". Aunque me desconcertó, decidí ignorarlo y me subí al auto.
Levi comenzó a conducir, y durante los primeros minutos no intercambiamos palabra alguna. La ciudad pasaba ante mis ojos mientras él rompía el silencio con preguntas simples:
—¿De dónde eres? ¿Cuántos años tienes? ¿Vives cerca? ¿Con quién vives?
Respondí con sinceridad, sin sentirme incómoda. Aunque yo prefería no preguntarle nada, temía decir algo inapropiado sin querer.
Después de unos cuarenta minutos de conversación ligera, el tema finalmente cambió hacia el trabajo.
—Señor Ackerman, ¿puedo hacerle una pregunta?
—Claro.
—¿En dónde conoció a Yandel?
—Hange. —Recalcó—
—Perdón, a Hange.
—Fue en la universidad —respondió con naturalidad—. Estábamos en el mismo grupo junto con otros amigos.
—¿Y qué cree que me preguntará durante la entrevista? No quisiera arruinarlo.
—Nada complicado, solo cosas sobre tu dedicación, estudios y forma de trabajar. Quiere asegurarse de que eres la persona adecuada para el puesto. Supongo que estás en la universidad, ¿verdad?
—Sí, pero apenas ingresaré la próxima semana.
—¿Así que empezarás tarde? Las clases comenzaron hace un mes.
—Sí, es que recién me mudé a esta ciudad.
—Ya veo. ¿Y en qué universidad cursarás?
—En la Universidad Paradis.
—Ah, sí la conozco, no está lejos.
—Es cierto, señor Ackerman. Por cierto, me surgió una duda: ¿a qué se dedica exactamente la empresa de Hange?
—Es una distribuidora. Se encarga de proveer productos como té, café y demás insumos para mis establecimientos y otros alrededor del mundo. Está aliada con mi empresa, y aunque no está cerca, saliendo temprano como hoy se hace más rápido.
—Oh, entiendo. Suena interesante, estoy ansiosa por conocerla.
A medida que nos acercábamos, los edificios lujosos y modernos se alzaban a nuestro alrededor, dejando claro que habíamos llegado a un distrito importante. Levi estacionó en un área privada y me acompañó al edificio.
Entramos, y mientras él hablaba con el recepcionista para tramitar mi acceso, observé la recepción. Era un lugar cálido, con un diseño moderno y acogedor. Me entregaron un gafete para poder entrar a las oficinas, y Levi agradeció antes de llevarme al ascensor.
Subimos en silencio hasta el último piso. No pude evitar sentirme nerviosa mientras caminábamos por el pasillo lleno de oficinas. Llevaba un folder con mis documentos personales, y mis manos temblaban.
Finalmente, llegamos. Levi tocó la puerta antes de entrar. Conversó con Hange por unos minutos mientras yo esperaba afuera. Cuando salió, notó mi nerviosismo.
—Tranquila, ____. Serán preguntas simples, como las que te hice en el auto. Nada que temer. Es tu turno. Yo te esperaré aquí.
—Está bien. Gracias.
Entré a la oficina, donde Hange, una mujer castaña con una mirada curiosa, me ofreció asiento.
—Buenos días —dije con firmeza, intentando disimular mi nerviosismo.
—Buenos días, señorita... —su tono insinuaba una pregunta.
—Sasaki. Mi nombre es ____Misora.
—Un gusto, señorita Misora. Soy Hange Zoé, directora de esta empresa. Empecemos con la entrevista, ¿te parece?
—Claro, muchas gracias.
La conversación fluía con naturalidad mientras Hange tomaba notas y hacía preguntas sobre mis estudios, metas y motivaciones. Aunque me sentí nerviosa al principio, logré responder con confianza.
Al terminar, se levantó para despedirse.
—Fue un gusto conocerte, señorita Misora. Te avisaremos si quedas seleccionada para el puesto. Cuídate.
—Gracias a usted, directora Hange. Estaré al pendiente.
Salí de la oficina y busqué a Levi. Lo encontré recargado en una pared, al final del pasillo, terminando una llamada. Al verme, colgó de inmediato.
—¿Cómo te fue?
—Bien. Fue más sencillo de lo que esperaba. Ahora solo queda esperar la respuesta.
—Me alegra escuchar eso. Es tarde, ¿vamos a almorzar?
—Oh, no, señor Ackerman. No es necesario. No quiero quitarle tiempo.
—No te preocupes, insisto. Además, te puedo explicar algunos puntos importantes para el trabajo.
Aunque me sorprendió que ya hablara del puesto, acepté. Recorrimos el pasillo hacia el elevador, y no pude evitar notar las miradas de los empleados mientras pasábamos.
Último borrador: 20-11-2024
Primer borrador: 15-07-2021¡Holaa! Me ayudarías mucho votando y dejándome un comentario sobre el capítulo y sugerencias. <3
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Vacíame 𝕷𝖊𝖛𝖎 𝕬𝖈𝖐𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓
Fanfiction𝐀𝐔 +𝟏𝟖 "𝔄𝔪𝔞𝔯 𝔞 𝔞𝔩𝔤𝔲𝔦𝔢𝔫 𝔢𝔫 𝔰𝔦𝔩𝔢𝔫𝔠𝔦𝔬 𝔭𝔬𝔡𝔯𝔦́𝔞 𝔰𝔢𝔯 𝔩𝔞 𝔠𝔬𝔰𝔞 𝔪𝔞́𝔰 𝔯𝔲𝔦𝔡𝔬𝔰𝔞 𝔮𝔲𝔢 𝔞𝔩𝔤𝔲𝔫𝔞 𝔳𝔢𝔷 𝔥𝔞𝔤𝔞𝔰." 22-02-2021 ⋆𝖤𝗌𝗍𝖺 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺 𝖼𝗈𝗇𝗍𝗂𝖾𝗇𝖾 𝗍𝖾𝗆𝖺𝗌 𝗌𝗈𝖻𝗋𝖾 𝖾𝗅 𝖺𝗅...