El Secreto del Shin Soukoku

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Quejidos, sollozos y algunos gritos despertaron a Akutagawa y al pequeño Ebisu que compartían cama con Atsushi. Parecía ser que el albino tenía una fuerte pesadilla de la que no podía despertar.

— ¿Mami?

Dijo Ebisu soñoliento. El azabache lo despertó un poco más para darle una indicación, ya que el niño estaba más cerca de Atsushi que él, en medio de la pareja.

— Despierta a mami, anda Ebisu.

Akutagawa dió un pequeño empujoncito al menor para hacer lo que le había indicado. Ebisu tocaba el brazo izquierdo de Atsushi y su espalda, intentando moverlo ligeramente.

— Mami.. Despieta... Mami...

Al ver que Atsushi seguía sufriendo en sus sueños profundos, el pequeño azabache comenzó a derramar lágrimas de sus ojitos bicolor. Le desesperaba no poder hacer lo suficiente para "salvar a mamá".

Ryūnosuke se vió en la obligación de levantarse e ir al otro lado de la cama para despertar a Atsushi.

— Atsushi, vamos, sólo es una estúpida pesadilla. Despierta.

Lo movía, hasta que el albino abrió sus ojos y se sentó repentinamente, agitado y sudando. Parecía tener miedo.

— ¡¿No hay nadie?!

Dijo nomás despertó. Ryūnosuke lo miraba con seriedad a la luz de la Luna que entraba por la ventana.

— No, ¿quién podría...?

— ¡¡Mami!!

Ebisu interrumpió, lanzándose a los brazos del joven tigre y abrazándolo al instante. Sus lágrimas cesaron y ahora sonreía feliz. Amaba estar solo con sus padres, pocas veces era de ese modo. Lo disfrutaba.

— H-Hola, mi gatito. ¿Dormiste bien?

Lo saludó tímidamente. Para Atsushi y Ryūnosuke aún era algo vergonzoso convivir con su pequeño hijo. No estaban muy acostumbrados a él, pues la mayoría de sus convivencias era fingir que se odiaban y Ebisu nunca estaba en esos asuntos de la ADA y la Port Mafia. Estar con el niño se sentía un poco incómodo y agradable a la vez. Era un secreto que querían conservar por muchos años más. Así como Ryūnosuke llamaba "Jinko", y no "Atsushi" a su pareja frente a los demás.

— ¿Qué fue lo que soñaste, Atsushi?

Preguntó curioso.

— Tengo miedo Ryū. En el sueño... Los de la Port Mafia y la Agencia nos descubrían... Se enteraron de Ebisu y querían alejarlo de nosotros. Me temo que así será cuando se enteren... Es una de las reglas de ambas no tener nada que ver con un miembro de la organización contraria. Estoy asustado.

Respondió con algunas lágrimas, volviendo más fuerte el abrazo de Ebisu. Sentía la suavidad de la cabellera del niño en su cuello cuando lo abrazaba.

Akutagawa se quedó en silencio durante unos minutos. Temía lo mismo. ¿Qué pasaría si eso llegase a suceder? ¿Ambos serían despedidos? Y si es así, ¿Qué harían después de ello para ganar dinero y mantener los gastos de la familia? Comenzaba a preocuparse.

— Mamá... Comel...

Ebisu se acomodaba en el regazo del albino, buscando su alimento en su pecho. Aún era pequeño, recién había cumplido los dos años y todavía consumía leche materna en algún momento del día.

— ¿Ryū?

Sintió cómo Ebisu se prendió de él, pero no dejaba de prestar atención a la reacción de Akutagawa. Le avergonzaba amamantar a Ebisu frente a él, pero por alguna razón, ahora estaba preocupado. La seriedad del azabache y su silencio... Lo asustaban más.

— ¡Ryū!

Gritó nervioso, cubriéndose y cubriendo a Ebisu con el cobertor del niño.

— No nos descubrirán, Atsushi. Iré a comprar pañales, leche, supresores y algunos preservativos.

Respondió serio. Se ponía una gabardina negra muy distinta a la usada en la mafia, y tomaba dinero suficiente para las compras.

— ¿A-Ahora? ¿M-Me vas a dejar solo con él?

Preguntó Atsushi nervioso. Otro de los miedos de ambos: quedarse solo con Ebisu.

— Sí. Su cuidadora tuvo que ir a su casa. Además, ella no estará para nosotros siempre, Atsushi. El conbini está cerca. La noche es el momento perfecto para ir sin ser visto por ningún conocido. Ahora regreso.

Explicó. Iba a salir cuando...

— ¡Espera!

Gritó no muy fuerte.

— ¿Si?

— ¿Por qué comprarás preservativos hoy?

Cuestionó nervioso. Akutagawa se sonrojó.

— Tu celo está por manifestarse y no siempre estarás con esos supresores. ¿Acaso no quieres hacerlo conmigo un día de esta semana?

Atsushi se sonrojó, y volteó hacia otro lado rápidamente.

— V-Ve con cuidado.

Dijo para desviar la conversación. El azabache sonrió con travesía y finalmente salió del dormitorio, para posteriormente salir de la casa.

— Ebisu, me pregunto cuándo podremos salir los tres con libertad y sin miedo a ser castigados severamente.... Incluso cuando lo nuestro comenzó antes de unirnos a las organizaciones, seguro nos darán grandes castigos si se enteran que les mentimos...

Gin, Tachihara, Higuchi y Chūya, de parte de la Port Mafia, estaban a metros de entrar al conbini, cuando vieron que Ryūnosuke Akutagawa, salía con una bolsa con pañales, cosas para bebés y guardaba algo como... ¿Caja de condones?
Rápidamente se ocultaron para mirar más a detalle, detrás de una pared cercana.

— Mi hermano tiene un hijo, ese niño me respondió la llamada hace unos días. Es un bebé.

— ¡¡¿AKUTAGAWA-SENPAI ESTÁ COMPRANDO PAÑALES Y CONDONES?!! ¡¡SEGURO ES COMO TODOS DICEN, ÉL ESTÁ SALIENDO CON ESE TIGRE DESNUTRIDO DE LA AGENCIA!!

Dramatizaba Higuchi. Lloraba desilusionada. Tachihara le cubrió la boca para que dejara el escándalo de lado.

— Le diré al bastardo de Dazai que investiguen al tigre. Si esto es verdad, debemos informarlo al jefe y ellos al suyo.

Dijo Chūya. Perdieron de vista a Akutagawa y regresaron a sus casas.

Después de estar en casa, al dormir, y horas más tarde despertar, se dieron cuenta de que se encontraban en un lugar muy distinto a dónde se habían quedado dormidos.

Estaban... ¡¿En el otro Yokohama otra vez?!

— ¡R-Ryū! ¡Ryū! ¡Despierta!

Ahora Atsushi era quien despertaba al antes mencionado al ver que habían regresado a aquel lugar.

"¡Akutagawa! ¡Atsushi-kun! ¡¿Están por aquí?!"

Gritaba Dazai desde afuera. Se podía oír la voz de Chūya por ahí cerca también.

— ¿Qué pasa, Atsushi?

Finalmente despertó.

— ¿Dónde estamos?

— Regresamos al otro Yokohama, Ryū. Parece que Chūya-san y Dazai-san también. Pero...

Respondía Atsushi cuando ambos sintieron que algo se movió en medio.

— ¡¿Ebisu?!

Perdidos En Un Yokohama DistintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora