"Todo puede cambiar de un segundo para otro", a lo largo de mi corta vida he escuchado esa frase, pero nunca me he detenido a entenderla, a estudiarla, a saborear lo amargo que se sienten esas palabras en tu boca cuando las sientes como propias.
Esa sensación amarga que acompaña los "y si tal vez..." que se desvanecen cuando sucede algo malo y te matas pensando que quizás pudiste hacer algo diferente. Por que de pasar a tenerlo todo a no tener nada en tan solo segundos, es doloroso.
En un segundo tu te giraste y comenzaste a caminar.
En ese segundo yo quise seguirte y tomarte de la mano.
En ese segundo mi cuerpo no respondió ante mi deseo y solo me quede parada ahí.