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CAPÍTULO SEIS ❝ CORRE, LEAH, CORRE ❞
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Primera persona
Entro al gran recinto que se encontraba casi a las afueras de pueblo, en el gran bosque que separaba Greendale de Riverdale. Nunca había ido a aquellos límites del pueblo, pero desde que todo había vuelto a empezar era el lugar que más concurría.
Dejó sobre la gran mesa color café de forma ovalada cada prueba que pudo encontrar, llamando la atención de las dos personas que había solamente por ahora.
—Aquí está todo. Es poco pero es suficiente para torturar un poco a la mosquita muerta.—Solté de manera jocosa tomando una uva que había en uno de los bowls del centro.
La persona con la que trabajo abrió la maleta y le hecho un vistazo, había cartas, fotos, cassettes de video, había todo tipo de recuerdo o como me gustaba llamarlo, había todo tipo de prueba de lo que Leah y Jason hicieron durante todos los años de amistad. Toda la información que pude recopilar con los años.
Era tiempo de que el pueblo de Riverdale supiera de una vez por todas que Leah no era la hermana inocente que todos creían.
Que detrás de esa fachada de niña buena, valiente y sobreprotectora solo había una bestia que estaba siendo resguardada para salir en el peor momento.
Y si tenía suerte, ella desataría ese peor momento.
—En serio quieres hacer esto, en serio quieres herir a esa chica.
—¿Ese no es el plan?—Brame con aburrimiento.—Todo este teatro que nos estamos montando es para hacer esto. Destruirlos uno por uno, y Leah debe ser una de las que caiga, si o si.
—El resentimiento es malo, ¿lo sabes?—Canturreo levitándose de la silla. Su jefe temporal. La persona que ayudaría a completar su plan.