4. Recuerdos.

12 7 0
                                    


Capítulos cuatro

Recuerdos.

No puedo creer lo rapido que ha pasado la semana, y ya es sábado, porfin puedo descansar e ir a divertirme. Creo que esta semana ha sido la mas agotadora de todas, ya son las 3 de la tarde, regreso a mi habitación luego de haber vaciado el refrigerador, una vez en mi habitación le doy una mirada detallada y todo esta desordenado como siempre, le prometí a mi madre que hoy lo iba a ordenar, pero ya después de ver todo lo que hay que hacer me retracto, total hoy es mi día de descansar.   

Y cuando me disponía volver a mi cama, Luca aparece en mi habitación. — que pasa Luca —

— ¿pero que es todo esto? — me dice viendo el estado en el que se encuentra mi habitación — pareciera que ha pasado un huracán por aqui.

— no exageres solo esta un poco desordenado, — le digo encogiéndome de hombro.

— vamos ponte a limpiar, no seas vaga, — va y se tira a mi cama, quedando de espaldas, — nose como puedes dormir con todo este desorden.

— ahh, claro el señor Luca aqui presente puede acostarse y descansar y yo no.

— si puedo, porque yo ya termine de limpiar, y no tengo nada que hacer — habla mientras busca una almohada.

Cuando ya tiene una almohada rápidamente se la quito de las manos, — esa no, búscate otra.

— ¿Por qué si ya encontré una? —

— porque la que encontraste es mi almohada favorita, y solo yo la uso.

— una almohada favorita — se hecha a reír, — que rara eres, y eso que llevo años siendo tu amigo y aun no termino de conocerte.

Esa almohada la tenia desde los 8 años, aun lo recuerdo como si fuera ayer. En esos tiempos mi madre y yo vivíamos en una pequeña habitación con baño, no teníamos casi nada, con suerte teníamos un viejo colchón donde dormir, y una manta desgastada con el cual nos cubríamos, en las noches frias nos acurrucábamos entre las dos para poder calentarnos, ni siquiera teníamos una almohada para poner debajo de nuestras cabezas. 

En mi cumpleaños numero 8, los niños de mi salón de clases me preguntaban si haría una fiesta para celebrar, y yo les decía que no, que lo iba a pasar con mi madre. ya al llegar la noche espere paciente a que mi madre llegara, nuestra vecina tenia un hijo en la misma escuela que yo, por lo que cuando ella iba a buscarlo de paso me llevaba a la casa . Una vez que se hicieron las 8 de la noche la puerta se abrió y mi madre apareció y corrí a abrazarla, cuando nos separamos ella me dijo que me había traído un regalo, y me paso una almohada color rosita, era la almohada mas suave que había tocado.

Una almohada, saltaba de alegría porfin tenia una almohada, porfin tendría que ponerme debajo de la cabeza, a muchos talvez les parezca estúpido pero ese ha sido uno de los mejores regalos que me ha hecho mi madre. Esa noche mi madre compro un almohada y dos panes para cenar, con el dinero de nuestra comida esa noche ella me compro una almohada. y al día siguiente en la escuela me preguntaron que me habían regalado, y yo les conteste que una almohada, ellos se burlaron de mi, quien recibe una almohada en su cumpleaños, pero a mi no me importo, nunca le reclame o pedía algo a mi madre sabia lo mucho que se esforzaba para mantenernos a las dos y la amaba por eso.

 — Es una larga historia.

— ya esta bien, quédate con tu almohada y ponte a limpiar.

— entonces párate de mi cama y ayúdame — empiezo a jalarlo de los pies, para que se baje de mi cama, — levántate ya. 

— ya, pero solo con una condición.

— ¿Qué condición? — le digo cruzándome de brazos.

— quiero que me digas que piensas de James.

— James, ¿nuestro vecino? 

— si ese mismo, o es que acaso conocemos a otro.

— ¿pero a que te refieres?, con eso de que pienso de el, — nunca había pensado en eso.

— me refiero a que si lo encuentras guapo, amable o ?

— claro que me parece guapo, el tipo es una tentación andante. — James es muy guapo y la otra vez tu la oportunidad de apreciarlo bien, me parecía que un dios había descendido del olimpo para salvarme.

— ¿sabes quien mas es una tentación andante? — estoy segura que dirá que el es una tentación andante, el es guapo y lo sabe, están vanidoso y egocéntrico. — Gabriel también es una tentación andantes.

— te daré unos buenos coscorrones, pasaste toda la semana hablándome del tal Gabriel, — Luca no ha parado de hablarme de ese hombre, lo menciona cada vez que puede. — el tipo casi me atropella y ni siquiera se disculpo con migo y to no paras de hablar de el.

— casi, pero no te atropello.

Le aplique la ley del hielo, ya no queria oírlo hablar de ese hombre, es como si le divirtiera hablar de el. Luca me ayudo a ordenar mi habitación y en eso levantar las cosas del piso encontró una lencería de color negro, pude sentir como mis mejillas se ruborizaban, pero ya estábamos acostumbrados, una vez le ordene la habitación y en ella encontré de todo salí de ahí traumada, confieso que incluso lo eh visto sin ropa, a veces cuando llego borracha a casa confundo mi habitación con la suya y termino durmiendo con el. una vez que terminamos de ordenar el va y se tira boca abajo en mi cama y yo hago lo mismo solo que me tiro encima de el, gruñe pero no me aparta, a veces el me hace enojar y yo a el, pero otra veces nose que haría sin el.







Corazón obstinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora