001. Run

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Taehyun se despertó de sus sueños gracias al ruido de una tos incesable que solo parecía empeorar. Desconocía por completo de quien provenía, pero pronto las quejas y gritos por parte de otros pacientes no se hicieron esperar, y a pesar de ya estar más acostumbrado a ello de lo que estuvo al principio, todavía rodaba los ojos al oír tal escándalo.

Siempre se preguntaba cómo es que nunca se cansaban de gritar. Sus cuerdas vocales a ese punto ya deberían ser unos hilos delgados a punto de romperse.

A los minutos se pudieron escuchar los pasos de uno de los empleados encargado de la sesión C.

—Silencio, bestias —dijo con voz impotente, logrando callar un par de alardeos.

Taehyun se paró de su cama individual (que más bien parecía piedra histórica) y pegó su oído contra el metal frío de la puerta, escuchando con atención lo que sucedía afuera. Los gritos se detuvieron, dejando solamente la tos de la persona que había despertado a toda la sección C del manicomio.

—Otra vez tu... —murmuró la voz gruesa.

El rubio escuchó los pasos lentos y toscos del hombre, seguidos del chirrido molesto que hacían las puertas de las habitaciones al ser abiertas. Supuso por la cercanía de los sonidos, que la persona enferma era el paciente frente a su habitación.

Después de que aquella puerta fue abierta, no escuchó sonido alguno por un par de minutos, y eso le preocupó un poco. De repente el silencio era demasiado para soportar, y fue así por un largo tiempo.

Un poco decepcionado, se retiró de la puerta para regresar a su fría cama, pero entonces escuchó un "click" en la puerta de su habitación, seguido del sonido escandaloso de la puerta siendo abierta. Se dio media vuelta demasiado sorprendido por el repentino disturbio, y se congeló en su lugar al ver al chico escuálido de cabello pelinegro frente a él, sosteniendo unas llaves metálicas en su mano. Detrás de él pudo ver apenas al hombre de momentos atrás. Estaba en el piso boca abajo y un charco de sangre estaba alrededor de su cuerpo.

Por instinto retrocedió todo lo que pudo hasta chocar con la blanquecina pared detrás de él, sus ojos estaban bien abiertos mirando al chico que tenía rastros de sangre en el rostro y una sonrisa ladina. Sintió peligro.

—Es tu decisión —le dijo, antes de darse media vuelta y salir de ahí, dejando la puerta abierta y exponiendo con más claridad el cuerpo sobre el piso.

Cámaras, había cámaras. Aquel chico estaba loco si creía que no sería descubierto. Ese manicomio era el más seguro de todo Seúl, así que no se arriesgaría por nada del mundo a salir de ahí.

Pero sentía la gran necesidad de hacerlo.

Se quedó pegado a la pared por mucho tiempo, escuchando uno, dos, tres clicks más antes de mandar todo a la mierda y salir corriendo de la pequeña habitación.

Divisó en la oscuridad del largo pasillo cuatro figuras corriendo en dirección contraria a la de él, y con el corazón latiendo a mil por hora, los siguió, corriendo con toda la velocidad que su cuerpo le permitió y sintiendo un cosquilleo sus piernas debido a la falta de movilidad.

Habían pasado años desde que tuvo que correr.

Llegó hasta ellos y se paró a una distancia considerable, ya que desconfiaba mucho. El chico pelinegro se paró y lo volteó a ver.

—Vámonos antes de que vengan por nosotros —le susurró, y entonces Taehyun perdió toda cordura.

Una vez afuera de su horrible jaula, se encargaría de pelear con garras y dientes por lo que tanto deseó por años: libertad.

𝐌𝐀𝐃𝐍𝐄𝐒𝐒 |𝐓𝐗𝐓 𝐀𝐔| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora