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“Sinceridad...”

Odio a los humanos

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Odio a los humanos.


Odio a la humanidad en general, quizás hasta me odio a mi misma por eso mismo.

¿La razón? Simple, durante estos años de mi vida me he preguntado lo mismo: ¿por qué los humanos tienen esa naturaleza de lastimar todo, que razón hay de matar sin razón, de lastimar a todos los demás seres vivos?

No sólo a los animales, al mismo ecosistema, todo lo vivo se muere y todo por culpa de la codicia que mueve a las personas, incluso eso mismo hace que se lastimen unos a otros... Yo era el claro ejemplo.

Soy lo más anormal que puede a ver ¿pero y que si lo soy? ¡Yo nunca he hecho nada que me haga merecer esto! Los maltratos y burlas de los demás niños, incluso de los adultos.

Como dije, odio a los humanos.

No creía siquiera que existan humanos que sean lo suficientemente cálidos a tal punto de hacerme cambiar aunque sea un poco de opinión, no hasta que conocí al chico apio super genio.

Después de unos meses de conocerlo, no conjeneamos inmediatamente, a veces hablábamos y hasta jugábamos juntos, pero eran muy limitadas aquellas ocaciones, Byakuya-san siempre nos ha querido juntar, incluso invitando a mi familia a comer en su casa todo para que ambos estemos juntos.

Algo que me hacía querer estar con Senku a pesar de mi odio por los humanos,  es que envidio de sobremanera la relación que tienen ambos.

Son lazos fraternales que, aunque no sean por sangre, son genuinos y amorosos. De alguna manera, quiero ser parte de ese vínculo.

Pero un día de suerte, logré sentir esa fraternidad tan bella.

Un día trataba de caminar hacia mí casa, me dolía mucho el estómago y sentía mucho calor en mi cuerpo, parecía querer darme calentura por todos los golpes que recibí, tambaleándome de vez en cuando.

No preste atención a mi al rededor, tan solo quería regresar a casa y dormir para olvidarme de todo, pero...

—¡Hattori! —escuche, pero no hice caso —¡Oi, Hattori! ¡Te estoy hablando! —me molestaba que siguiera llamándome por mi apellido, así que dirigí mi mirada a quien me llamaba, era Senku —¿que es lo que te sucedió? Parece que te caíste de un acantilado.

Si bueno, más o menos. Sentí mis piernas temblar, dándome a entender que no podría seguir de pie por mucho tiempo, necesitaba descansar —Lo siento. —fue lo que pude decir y traté continuar con mi camino y terminé por caerme, y aunque quice levantarme de inmediato no podía más.

Reaching Your Heart [Ishigami Senku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora