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“...Necesitaba que vuelva a tomar su cuerpo en sus brazos como lo hizo aquella vez, que le sostenga y le haga olvidar todo en un segundo.”

Despertar y ver que la tierra se está inundando detrás de la ventana siempre es extraño, la tranquilidad de no estar bajo la tormenta es aliviante, te llena la necesidad de acurrucarte con algo y perderse de todo bajo una manta pesada, era perfect...

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Despertar y ver que la tierra se está inundando detrás de la ventana siempre es extraño, la tranquilidad de no estar bajo la tormenta es aliviante, te llena la necesidad de acurrucarte con algo y perderse de todo bajo una manta pesada, era perfecto, no existían obligaciones más que desaparecer en los brazos del sueño por el resto del día.

Harry hacía eso, le gustaba, la lluvia era su excusa divina y natural para ser la persona introvertida que era; en esos días tormentosos, todo a su alrededor se sentía más liviano, podía privarse de las personas sin terminar bajo el foco de críticas o sermones, nadie le obligaba a escuchar una conversación incómoda, nadie le incomodaba, simplemente perfecto.

Entonces se encerraba en su rincón feliz y nadie se acercaba, ni siquiera a Zayn porque él y las tormentas se repelían totalmente por lo que su hermano no asomaba nariz mientras no haya un sol radiante brillando en el cielo.

Ese mismo sentimiento le llegó apenas sus ojos se abrieron, por un momento creyó que aún era presa de un sueño inusual y fantástico en el que no yacía en su fría y desolada cama, sino que en una calidez divina que brindaba un abrazo acogedor y suave, por un segundo, Harry se permitió disfrutar esa comodidad con aroma a sándalo que un cuello brindaba, se relajó con las caricias adormiladas que recorrían su espalda y sorprendentemente no se asustó, no huyó ni tembló, no tuvo una mala reacción al toque desconocido, en cambio, siguió ese presentimiento que rara vez le fallaba, este le aseguraba que estaba en el lugar correcto y que nada malo le sucedería ahí, que podía estar en calma esa madrugada.

Pero como siempre, estaba ese pedazo chillón en su mente que le recordaba que tristemente, esas cosas solo le pertenecían al mundo de las fantasías, o sea, las mentiras más crueles de las que no había que fiarse o podrían lastimar tu voluntad con crueldad. Harry demasiado había tenido con ellas como para creérselas.

Estaba en un sueño más que terminaría pronto.

Apretó los ojos con fuerza sin moverse de su sitio en el abrazo con el extraño, abrazándolo con más fuerza con miedo a perderlo, disfrutaría todo lo posible hasta que la vida real decida que era momento de despertar y esfumar todo lo dulce y suave de esa calidez para recobrar la frialdad de la soledad en las mantas de su cabaña, lo triste de su vida y ese conteo de días que lentamente se estaba llevando su libertad para dejarla en manos que la mancillarían y privarían de esta.

No era momento de pensar en eso pero por suerte, tampoco podía, se estaba volviendo a dormir, extraño ¿Era posible dormirse mientras ya dormías?

No tuvo tiempo de razonar que en realidad no estaba soñando y todo lo que sentía era real, no estaba solo ni en su cama, dormía cómodamente en el cuello de alguien a quien abrazaba y por quien era acogido como un pedazo más de su cuerpo, tenía razón en que todo era armonioso y tranquilo, estaba en un sitio seguro donde nada le pasaría porque a su lado tenía a la persona que se había ganado un puesto en en su corazón y allí permanecería por el resto de su vida si es que está lo permitía.

hermaphrodite - l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora