Unhappy •Stiles Stilinski•

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<<•Unhappy•>>

——•Capítulo 26•——

—•Vuelco•—

Joder, ¿en dónde se metió ese imbécil?
—Jackson —llamé al traumado, buscándolo con la mirada, cuando di con él, que me miraba en intriga, me acerqué —Nos vamos, buscaremos a Scott —el rubio, con emociones mezcladas, no rechistó, sacando las llaves de su Porsche

Stiles me miró extrañado

—Yo conduzco —dijo el azabache, arrebatándolas

Caminamos hacia la salida, apuradamente, hasta que un señor de mediana edad, alto, de ojos azules y con un olor a colonia y plata gastada, nos detuvo el paso. Me recuerda a Allison.

Estaba acompañado de un par de sujetos corpulentos más, esto no olía bien.

—Chicos —se adelantó —¿Pueden decirme dónde está Scott McCall? —preguntó en un tono de pasivo-agresividad

—¿Quién pregunta? —interferí, caminando frente a Stiles, con una voz seria pero con dejos amables

—Un viejo amigo —respondió; me miró algo anonadado, sentí su aroma cambiar, pero no podía identificar la emoción

—Bueno, no lo hemos visto desde el baile, seguramente lo echaron —contesté con simpleza —Si nos permiten... —

—Creo que no están entendiendo —me empujaron, tomándome desprevenida, haciendo que caiga al suelo. Instantáneamente sentí enojo.

Me levanté con ayuda de Stiles, pero comenzaron a usar la fuerza, arrastrándonos a una habitación vacía; los guardaespaldas de aquel hombre nos arrojaron a la camilla, asegurando la puerta.

—Intentemos esto de nuevo —habló el adulto ojiazul —¿Dónde está Scott McCall? —

Me incorporé e intenté combatir a aquellos hombres, pero cuando mis movimientos iniciaban, un ruido zumbante se hizo presente, el dolor recorrió mi cuerpo y grité: me habían electrificado de sorpresa.

Caí al suelo, con espasmos y quejidos, mis oídos estaban envueltos en estática, mi visión algo borrosa, mi cuerpo dolía y hormigueaba: no jugaron con las descargas.

Pude visualizar cómo el señor amenazaba a Stiles, hablaban pero no podía entender qué decían, no podía moverme a voluntad. El dolor era inmenso y estaba aturdida.
Mi cuerpo aún tenía retorcijones. Escuché nubladamente el grito amenazante de aquel ojiazul, empecé a ponerme de pie, no podía dejar a Stiles solo.

Mis piernas se movían torpemente, mi torso apenas resistía.
Escuché pasos alejarse, ¿había acabado? ¿Estaban bien?

Me levantaron, tomando mis brazos. Apenas distinguía las luces correctamente, ¿tan rápido me derrotaron?

(...)

Mis ojos comenzaron a despejarse, mis oídos ya recibían correctamente los sonidos. Estaba casi totalmente curada, sólo faltaban las articulaciones.
Estábamos en el auto de Jackson, Stiles manejando, el niño traumado de copiloto, yo en la parte trasera. Íbamos a gran velocidad por las partes menos frondosas del bosque.