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El tiempo pareció correr hacia ellos, atacándolos, porque cuando menos lo esperaron, el evento había llegado.

Estaban atascados de miedo, gracias a cualquier deidad Hitoka había tomado la iniciativa de encargarse de casi todo y tomar el mando, Osamu había practicado hasta el cansancio la batería que incluso pensaron podía tocar todo el repertorio con los ojos cerrados, Kageyama aún estaba algo dañado de su garganta, pero al parecer -por la última cita al doctor- unos dos días más de descanso y podría volver mejor que nunca. El problema era -al menos para el pelinegro- que los últimos dos se habían pasado los últimos días mucho más juntos que Yachi y su labial rosa; prueba de eso era que el bajo y la voz iban al menos unas diez veces más al tiempo que todos los demás.

Pero también esperaban arreglar eso.

El punto era que Tobio estaba celoso hasta lo más profundo de su ser, aquellos dos parecían haber entablado algún tipo de romance pasajero de verano porque en verdad no podían verse más como una pareja, justo ahora lo podía observar jugar con un paquete de papitas del cual se peleaban por comer. Estuvo apunto de interferir hasta que...

¡Tobio! — él emitió un quejido doloroso al sentir a la chica encima —¡¿Ya viste el escenario?! ¡Es gigante! —

—Yachi, deja de gritar— Osamu le reclamó —Y baja de encima de Tobio, lo vas a dejar azul—

Ella sonrió disculpándose.

—¿Desde cuándo eres tan ruidosa? —

Hitoka no solía lanzarse encima de él sin una razón y aunque no era exactamente muy pesada, había podido aplastar algo en el camino.

—Solo... estoy emocionada— mintió.

La verdad detrás del asunto, es que Yachi también había esto al tanto de la progresiva relación que aquellos dos ruidosos chicos tenían ahora, y el cómo, su otro mejor amigo, maldecía en silencio cada segundo que ellos pasaban juntos. Por eso tuvo que lanzársele encima, cualquier cosa era lo mejor para salvarles de un momento incómodo.

—¿Listos? — el manager les preguntó —Pueden bajar—

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Omitiendo la parte en que se daba el recorrido por el lugar donde el festival "Haikyuu: To the top" daría lugar, los chicos llegaron a su respectivo camerino, un cuarto de más o menos cien centímetros cuadrados con sofá, mesa de centro, y un ridículo biombo color negro en una esquina, parecía suficiente para ellos, pero sabían que podía ser mejor.

Dejando a la chica cambiarse primero en la soledad de aquella sala -más que nada, por respeto- esperaron cerca de cinco minutos hasta que les dio la señal de entrar, después no tardó mucho en salir ella de la habitación para que los chicos hicieran lo mismo. Hitoka caminó calmadamente hasta encontrar al productor y que este le diera el plan del evento. Al regresar los chicos ya estaban listos.

O al menos ellos creían eso.

—Se ven de la mierda— dijo directamente —Excepto tú Shoyo, el gorro puede cubrir bien tu rebeldía de cabello—

Suspirando, se tomó su tiempo con cada uno, y para cuando se volvieron a ver en el espejo, se veían completamente diferentes.

—¿Cómo...? — Atsumu intentó preguntar, ganándose un golpe en la frente.

Literalmente no había nada en su mano, ella había trabajado con lo que ellos ya llevaban encima.

—Un mago nunca rebela sus secretos— ella le guiñó un ojo haciéndolo sentir más estúpidamente molesto haciendo reír Shoyo abiertamente.

Choose Me..̯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora