Capitulo 1

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La lluvia golpeaba con fuerza el parabrisas y entorpecía la visibilidad. Todo estaba oscuro y le costó leer la señal sobre la pared de piedra. Pero Justin Bieber no necesitaba ayuda para encontrar el lugar que estaba buscando. El sendero que llegaba hasta la gran casa no había cambiado en absoluto. A pesar de los años pasados, lo recordaba bien y supo que estaba a punto de atravesar la puerta de entrada a la finca.

Llovía tanto que tuvo que aminorar la marcha para subir con cuidado el resto del empinado camino. Pero eso no le preocupaba. Llevaba tiempo deseando que llegara ese momento y podía esperar un poco más. Lo cierto era que casi estaba disfrutando con todo aquello. Se moría de ganas por poner su plan en funcionamiento y sonrió al ver la gran casa.

______ Marshall vivía en esa vivienda sin saber que sus días como ama y señora de la misma estaban contados. De hecho, ese día ya había llegado. Iba a saber en cuestión de minutos lo que pasaba y él tendría la gran satisfacción de contemplar su reacción al ver que toda la vida de esa joven se desplomaba a su alrededor. No había dejado de pensar en ello desde que saliera de Atlanta y era ese pensamiento el que había hecho menos tedioso su viaje desde el aeropuerto.

-Bueno, creo que ya estamos listos -le dijo ________ en voz baja al mayordomo de su padre.

El hombre acababa de acompañar hasta el salón a los últimos invitados. Todos cariacontecidos y con abrigos negros.

-¿Podrías pedirles que llevaran sus coches hasta la parte delantera de la casa, por favor?

El mayordomo dudó un segundo, parecía preocupado por algo.

-¿Hay algún problema?

-No, ninguno, señorita -explicó el anciano-. Pero creo que sería mejor esperar un poco más.

-¿Esperar?

________ se pasó la mano por su pelo castaño y miró a su alrededor. Le dio la impresión de que ya estaban todos allí.

-Pero no falta nadie, ¿no?

Vio de nuevo la misma expresión preocupada en el rostro del mayordomo, pero el hombre supo recuperarse pronto. Sabía que le estaba ocultando algo y eso la inquietó.

-Sí, falta alguien, señorita -le dijo el hombre por fin.

-¿Quién? -preguntó ella mientras buscaba de nuevo entre los presentes.

Eran en su mayoría personas mayores, amigos de su padrastro, y no se le ocurrió quién podía faltar. Todos los que aparecían en la lista para el funeral de Marty estaban allí ya.

-No se me ocurre quién...

-Hay alguien más... -la interrumpió Peters-. Me han comentado que iba a venir alguien más.

-¿Quién se lo ha dicho?

-El señor Hilton, Simeón Hilton.

Había sido el abogado de su padrastro así que se imaginó que el invitado que faltaba era alguien que éste conocía, pero no entendía por qué Simeón no se lo había hecho saber a ella.

-Le preguntaré a...

Se detuvo al escuchar el motor de un poderoso coche frente a la casa. El sonido paró de repente, no podía ver el automóvil desde el ventanal del salón.

-Bueno, parece que ya ha llegado el que faltaba -le dijo a Peters-. ¿Por qué no vas a abrirle la puerta para que podamos irnos por fin a la iglesia?

Se apartó de la cara un mechón que se le había vuelto a escapar mientras se preguntaba quién sería el invitado al que habían estado esperando. Se imaginó que se trataría de alguien importante. Después de todo, Simeón le había pedido al mayordomo que no empezaran el funeral sin esa persona. Por eso no entendía que no se lo hubieran comentado también a ella. Le había pedido al abogado que le dijera si había algún invitado con el que debiera tener mayor consideración, pero Simeón no le había comentado nada.

¿Pasión o venganza?Justin Bieber y tu(Adaptada)Kate WalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora