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«Las despedidas son difíciles»
Sabía que las despedidas eran difíciles, pero nunca que pensé que lo fueran tanto.
Había pasado una semana con Ashton, todo había sido de ensueño.
El siempre fue muy lindo y atento, en todo ese tiempo.
Salíamos a pasear, veíamos películas, bromeaba sobre porque mi cabello era tan largo, o a veces incluso solo estábamos en silencio, uno sentado a lado del otro, tal vez mirándonos o solo viendo hacia la nada, pensaran que era muy aburrido, pero no, era muy lindo estar así.
¿Les dije que soy una invasora en la casa de Ashton?
Creo que no, así que déjenme contarles.
Durante el tiempo ahí, me di cuenta que no tenía una casa, al parecer siempre había vivido ahí y cuando le preguntaba algo sobre mi a Ash, solo me miraba con cara de "¿estas bien? o ¿te drogaste?"
Así que jamás le volví a preguntar, solo me dedique a vivir ahí y limpiar como la Cenicienta que era.
Lo que más me gustaba de la casa de Ashton, era su árbol de limones, por qué si, el aun tenía ese árbol, era muy hermoso y grande.
Aunque jamás me dejaba tocar un solo limón de ese árbol y como la buena persona que soy, solo agarré uno, el se enojó, me dejó de hablar y casi me corre de su casa.
Así que al ver que si se enojó, jamás volví a tocar ese árbol.
Algo que no dije, es que trabajo en una cafetería y todos los días que volvía a casa de Ashton, el siempre estaba ahí, esperándome, con una sonrisa, o a veces con la cena ya lista.
Si no fuera porque el me dejó en claro que éramos solo amigos, podría decir que parecemos una pareja de casados, no solo por lo que hacemos, si no porque nos peleamos de la misma manera en que lo hacen las personas casadas.
En fin, fue una semana de ensueño, pero no duró tanto como me hubiera gustado, tenía que volver a mi realidad, al mundo donde el me faltaba.
Y ese día, en el que volví a la realidad, fue doloroso, porque el me suplico que me quedara, que no me fuera, que no lo dejara solo.
Pero ya saben, no todo es para siempre.
Antes de irme el me dijo.
-¿Volverás?- el tenía la cara de perro en soledad.
- Siempre volveré contigo- yo solo recuerdo que el me sonrió.
- ¿Y si un día ya no puedes?- el seguía igual de negativo como el primer día en que lo vi.
- Entonces buscaré el camino hacia ti, no importa cuánto tarde- el solo sonrió y vio como me había ido a mi cuarto.
Solo me recosté sobre la cama y dije la palabra que me devuelve a mi infierno de vida.
Pero en fin, al final abrí los ojos y ahí estaba, mi cuarto, las luces habituales que adornan las paredes, todo estaba ahí.
Había vuelto a mi realidad y la verdad, al principio se sintió como la mierda.
Y al final, igual, por qué ya no podía escuchar la extraña pero hermosa risa de Ashton o ver películas con el, sabiendo que el me diría lo que pasa al final.