Prólogo

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[Hace 5 años]

Era una mañana cálida de verano, el cielo azulado hermoso, el viento perfecto, y en una pequeña casa se encontraba un pequeño chico joven de 23 años, de ojos azules con una sonrisa radiante y hermosa, se estaba peinando su cabello largo que le llegaba hasta los codos, estaba tarareando una canción mientras continuaba arreglándose.

Tenía puesto unos jeans ajustados, que resaltaban sus caderas anchas, una camisa de rayas y una chaqueta militar. Hoy era su primer dia de trabajo, tenía planeado una cita con alguien muy especial ese día, con el amor de su vida, Guyana.

Fue saliendo de su casa con una sonrisa hermosa viendo aquel día tan hermoso.

—Buenos di-

Fue demasiado rápido en ese momento, estaba apunto de cruzar la calle, cuando de repente a toda velocidad, vino un camión de la nada, atropellándolo por completo y mandándolo a volar como si fuera un muñeco en vez de una persona. Sus ojos seguían abiertos pero sin vida, la sangre esparcida por todos lados, su piel fue palideciendo lentamente y sus ojos llenos de vida y emoción se fueron nublando hasta quedar por completo sin vida.

[.......]

Despertó en un lugar extraño en verdad, todo era como una clase de selva, desde su punto de vista, se levanto sintiéndose de cierta manera más liviano, le gustaba la sensación, solo se atreve a reír levemente, para empezar a caminar mirando al rededor, se sentía confundido en todos los sentidos.

¿Dónde estaba?, ¿Cómo llego hasta ahí?, ¿Y ahora quién podrá ayudarle?, esa clase de preguntas rondaban por su cabeza, sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar una voz a la lejanía. Vene automáticamente tomó un palo que estaba cerca, volteándose de golpe, escuchó cómo de la nada se escuchaban unas risas, no comprendía lo que sucedía, ¿Era algo de su imaginación acaso?.

No, no era posible, en eso la silueta de un sujeto extraño que parecía tener una clase de... ¿Alas?, ¿Cola? ¿Colmillos?.

De verdad necesitaba salir de ahí.

Se acercó lentamente hacia el extraño que lo miraba con una sonrisa.

—Amm hola... Soy Venezuela... No sé dónde estoy o el cómo llegué aquí marico... Y de pana necesito volver a mi casa... Por favor ayúdeme, no comprendo nada de lo que ocurre.—dijo asustado temblando mirándolo de manera suplicante esperando que este le contestara.

Pero en vez de eso, el asiático con alas le dijo que estaba muerto, que se encontraba en el mundo de los espíritus, donde suelen estar las almas que acaban de fallecer...

Ese fue un golpe demasiado fuerte para nuestro latino, este no podía creerlo así que se arrodilló empezando a llorar temblando, ¿Cómo había ocurrido algo como eso? Se le vinieron los recuerdos del accidente que padeció, sus ojos se llenaron de lágrimas mas gruesas, para solo empezar a sollozar.

—No no no... ¡¡¡No me quiero ir!!! ¡¡¡Debe haber una manera de volver a mi cuerpo!!! ¡¡¡Por favor!!! ¡¡¡Necesito regresar!!!—le suplicó tomándolo del brazo llorando destrozado.

Vio que el contrario se acercó a su rostro para tomarlo de la mejilla mirándolo con ternura, solo empezó a moquear, sonrojándose restregando sus ojos como si fuera un niño pequeño con los puños cerrados, mirándolo triste y deprimido.

Pero no duró mucho en ese estado, el asiático le comentó que había una forma de volver a su cuerpo, pero tenía que seguirlo sólo a él y obedecerle.

Venezuela estaba asombrado, sus ojos empezaron a brillar mostrando unas estrellas en estos, lo abrazó fuerte, riendo emocionado y entusiasmado.

—¡¡¿¿EN VERDAD??!! ¡¡GRACIAS!! ¡¡GRACIAS!! ¡¡¡NO SÉ CÓMO PODRÍA AGRADECERLE!!!

Y así es como empezó su pequeña "amistad" con el guía espiritual, China. Su corazón no podía estar más lleno de alegría, en esos momentos pensaba que por fin volvería a su cuerpo y todo seria como antes...

{Qué pena que no fue así...}

El Guía Del ZorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora