I: El zorro cae en la trampa

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Actualmente

El venezolano estaba encadenado en una clase de jaula, con barrotes demasiado fuertes, su "guía espiritual" resultó ser uno demoníaco, que se dedica a coleccionar las almas que están perdidas sin nadie a su lado.

El legendario guía demoníaco asiático, llamado China. Es uno de los coleccionistas reconocidos y temidos por muchos cazadores e inclusive otros demonios los cuales le tienen respeto por su mayor colección de espíritus que le permite tener los privilegios de un rey. De apariencia mitad demonio y humano, con cuernos en su cabeza y ojos dorados relucientes que captarán la atención de cualquiera, uñas largas y filosas.

De prenda lleva una bata de una sola manga, ya que su otro brazo está cubierto por un guante que llegaba hasta su bíceps. Unida por un cinturón, la bata es de color bordo con remarques dorados y algunas sombras del rojo que lo hacían ver genial. Sus pantalones holgados eran bordo igualmente, pero más oscuro.

Siempre va descalzo, pues no es un humano en sí, solo tiene forma y cuerpo humano porque así es su aspecto físico del mundo real y con eso se quedó, hasta que utilice su habilidad de volverse un demonio al 100% a propia voluntad. Llevaba accesorios como amuletos por su traje o al menos en la parte de la bata y el cinturón, lleva unas hombreras igualmente y utiliza las cadenas para atrapar a los espíritus o en caso como Venezuela, especiales.

Los ojos de Venezuela seguían brillando, era un espíritu, era normal aquello. Pero no le gustaba el estar encadenado, lleno de marcas que el contrario le producía cuando se embriagaba, su cara estaba algo pálida y su cabello despeinado, ya no tenía la misma ropa con la que murió, ahora tenía una clase de kimono que el asiático le obligaba usar.

Suponía que era de mañana, ¿Cómo lo sabía si en la jaula no había ventanas?, bueno, es que cuando el asiático bajaba a darle de comer, podía escuchar los pasos de éste bajando por las escaleras, poco a poco acercándose a los calabozos que tenía; podía escucharle tararear una canción, cosa que odiaba ya que sentía como si el contrario se burlara de él, cuando vio que este ya estaba frente a la jaula, Venezuela se lanzó contra los barrotes como si de un animal salvaje se tratara. pero las cadenas no le permitieron llegar ni cerca de estos, solo se sentó en medio de la jaula mirando al asiático con disgusto, y se enojó más al escuchar la condenada risa del contrario, solo frunció el ceño hablándole de golpe con desagrado

—¿De qué carajos te ríes?

China recordaba la pequeña historia amistosa que tuvo con el venezolano, todo para que cayera en su trampa, no era malvado, o al menos eso pensaba él. China siempre cuida a sus espíritus y familiares como sus hijos, pero Vene...

Vene tenía algo más que le llamaba mucho la atención.

Los espíritus no son capaces de recordar nada de lo que sucedió en el mundo real, por lo que, Venezuela no era un espíritu cualquiera.

China solamente fue a visitar a su pequeño espíritu favorito en su lugar privado, con una tediosa sonrisa y soltando una melodía a medida que bajaba las escaleras. Al haber llegado, sonrió viendo al contrario, acercándose observó como el otro se le quería lanzar, lo cual le provocaba ternura. Este no tardó en reír por la acción del chico y ante la pregunta se quedó callado cruzándose de brazos.

~ Ohh mi pequeño espíritu... He venido a verte, ¿Qué no extrañas a tu querido guía?

Al escuchar su respuesta solo le gruñó enojado, frunciendo el ceño más todavía, pero mucho más porque le dijo de esa manera "mi pequeño espíritu", odiaba y detestaba que le dijera así. Le habló de golpe molesto a casi grito, tenía la garganta seca, por alguna razón aún estando muerto, necesitaba tomar agua y alimentarse

El Guía Del ZorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora