Capítulo 4: En un mismo latido

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Ya había pasado más de un mes, todos los chicos de la academia habían mejorado muchísimo y estaban listos para entrar en el cuerpo militar que escogieran, incluyendo a Jean y Marco.
A demás, entre estos dos mientras más avanzaban en la academia militar más roze tenían y mucho más cariño, era obvio que se gustaban mucho, pero ninguno de los dos era consciente realmente de ello.

-Aaghh... Maarcoo...

Jean estaba tirado en la cama, llevaba dos días ahí ya que se había puesto enfermo y no podía ir a los entrenamientos. Marco aún no había llegado de su prueba pero el tenía tanta fiebre que ni se daba cuenta de que no estaba en la habitación con él.

-Porfavor Marcoo...

Jean se dio cuenta de que nadie contestaba a su llamado, por lo tanto se giró intentado dormir, aunque su dolor de cabeza se lo impedía. Finalmente al rato se durmió.

(Jean se encontraba encima del tejado de una casa, algo más mayor, con el pelo un poco más largo y una refinada y sutil barba. De repente los muros empezaron a temblar y comenzaron a emerger un ejército de titantes colosales de su interior.
De repente el ojo de Marco entreabriendose)

-AAHHH!
De repente Jean se despertó agitado con la respiración alterada.

-Jean ! Estás bien?
Marco se asustó ante la reacción de su compañero.
El ya hacía unos minutos que había vuelto de su prueba y se estaba cambiando, no quiso despertar a Jean ya que dormía muy plácidamente.

-Que!? Eh!? Donde estoy?

-En nuestra habitación, donde ibas a estar ? Marco le miró con una cara extrañada

-He tenido una pesadilla...
El ojimiel se quedó un rato mirando al suelo aún alterado sin poder procesar bien lo que había soñado.

-Bueno, se te pasará. Has cenado? Le preguntó el pecoso

-No, tengo bastante hambre.

-Estas de suerte, me he acordado y te he traído algo de Sopa y carne de la cocina, por poco casi me pilla Sasha, esa chica tiene más olfato que un perro.

-Muchas gracias.
En verdad a Jean le gustaba que Marco cuidara de el.

Jean se quedó cenando en la cama mientras hablaba con Marco de lo que había hecho ese día y de su extraña pesadilla.
Marco intentó darle de comer la sopa como un niño pequeño a Jean cosa que le molestó pero ambos rieron.

-Bueno, me voy a dormir que estoy agotado del entrenamiento de hoy.

Jean agachó la cabeza entristecido, realmente el se quería quedar hablando más con Marco, le hacía tan feliz.
Marco lo notó, pero estaba tan cansado que solo pensaba en dormir.
El pecoso se dispuso a subir las escaleras de la litera pero justo algo le paró, era la mano de Jean, que le sujetaba del tobillo.

-Q-quieres... Dormir conmigo..?
Le preguntó Jean de lo más avergonzado.
Realmente no sabía porque quería dormir con Marco, no sabía si era porque se encontraba mal y quería tener a alguien cerca, porque quería seguir hablando con el, o porque realmente ya fantaseaba con dormir a su lado y sentir su calor.

-Cla-claro! Contestó Marco poniendo una sonrisa vergonzosa un poco rojo.

Jean le hizo paso dejándole un hueco a su lado donde Marco después de apagar la luz se metió y acomodó.
Los dos se quedaron mirando boca arriba sin saber cómo colocarse para no molestar al otro.
Ambos a la vez se giraron dándole la cara al otro, y también ambos se pusieron rojos de la vergüenza de ver que lo habían hecho a la vez inconscientemente, aunque como la luz estaba apagada no se notaba mucho.

-Emm... Marco... Yo...
Jean quería decirle algo pero no le salían las palabras.

-Dime, te escucho.
Contestó amablemente el pecoso con una voz tenue y calmada.

-La verdad... No sé si es porque tengo mucha fiebre... o porque ya no puedo más en general...
De repente unas lágrimas cubrían el rostro de Jean.
Ante esto Marco no dijo nada, simplemente le seco las lágrimas con su manga y le abrazó.

-Jean, no tienes porque decirme nada si no quieres.

-Verás... Es que, a mí se me da fatal esto de los sentimientos, pero no sé por qué contigo me siento muy feliz, me siento como si me diera una fresca brisa en la cara, y nunca me había pasado eso con nadie... Decía aún entre sollozos.

-L-lo que quiero decirte es que-

Marco no le dejó acabar la frase cuando se abalanzó sobre el para brindarle un beso en sus labios. Poco después se separó y vio la cara de Jean, tenía los ojos abiertos como platos y estaba entre asombrado y colorado.

En ese momento Marco no era consciente de lo que había hecho, se dejó llevar por sus impulsos.
(Ay dios que he hecho, que he hecho, que he hecho. Seguro que me quería decir otra cosa. E sido un idiota, e tirado toda nuestra amistad a la basura ahora mismo. Soy un imbécil, como le voy a gustar yo a él? Acaso habrá notado que a mí me gusta desde el primer momento en que lo-)

A Marco no le dio tiempo a pensar más cuando Jean le interrumpió sus pensamientos con el ahora besándole.
Rápidamente Marco reacción y lo correspondió. Fue un beso lento, algo que inconscientemente ambos esperaban desde hace tiempo. Marco se separó se colocó encima de Jean y acto seguido seguí besándole.
Sus corazones latían agitados en un mismo compás.

Jean comenzó a acariciar el pelo de Marco y acercándolo más a el aún probando de sus labios.
Ambos se separaron y Marco se quedó mirándolo desde arriba, se veía tan feliz.

-Eres hermoso. Es lo único que dijo Marco en lo que quedaba de noche.

Jean cogió a Marco por la cintura y lo aproximó a su pecho, parecía que ese beso le hubiera quitado la fiebre y el mal estar de golpe.
El pecoso se quedó apoyado en el pecho de su compañero mientas el le acariciaba el pelo el círculos, podía escuchar los latidos de su corazón.
Ambos se quedaron dormidos escuchando la respiración y latidos del otro. Esta noche fue la mejor noche que durmieron desde que llegaron del campamento, ya que lo hacían despreocupados, como si se hubieran quitado un peso de encima

𝐂𝐎𝐍𝐆𝐄𝐋𝐀𝐃𝐎𝐒 (Jean × Marco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora