Capítulo 6: Vas a estar bien

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La misión de Eren había salido con éxito, logró tapar el enorme agujero con la roca, pero habían perdido a muchos soldados, no podían celebrar todavía nada.
Ahora estaban en las calles del la ciudad recogiendo los cadáveres y haciendo el recuento de todos los soldados caídos y de quienes eran.

-Ay que ver... Que mal huele.
Jean llevaba un trapo el cual cubría su nariz y boca, simplemente para prevenir que se contagiase de algo ya que los cadáveres empezaban a descomponerse y las calles estaban llenas de ello.

-Lo hemos logrado pero a qué precio.
Decía Jean mientas recorría las calles y hacia su recuento.

El no se podía quitar de la cabeza a Marco.
(¿Dónde estará? Se supone que ya debería de haber vuelto de su grupo. ¿Y si le ha pasado algo? ¿Y si a muerto? No, no puede ser, es Marco, si él se muere yo-)

De sorpresa Jean giró la cabeza y vio como una persona anadaba a malas penas por el final de la calle a la contra luz del sol, no lo podía ver bien.

-¿Eh?
Jean se quedó con una cara extrañada, no lograba reconocer a esa persona.

La persona cada vez estaba más cerca a pesar de que venía en un paso lento, casi se estaba arrastrando.

-J-Jean..?

-¿Q-que..?

Jean vio como Marco se acercaba a el mientras estaba cubierto de sangre, cogeando, mientras se sujetaba un brazo con el otro.

-¡M-MARCO!

Jean sin dudar salió corriendo hacia el.
Cuando llegó lo abrazó, pero enseguida noto como se manchaba toda su ropa de la sangre de su amado.
Alzó la mirada hacia la cara de marco y vió como le faltaba un ojo y tenía una mitad del rostro destruida.
Jean se quedó blanco con los ojos abiertos.

-M-marc-

En ese momento Marco cerró su ojo y se derrumbó. Rápidamente Jean lo cogió.

-¡No no no no! ¡Marco no me dejes porfavor!
Jean comenzó a llorar mientras tenía el cuerpo de su amado en sus brazos. Sus lágrimas bajaban por su rostro y caían sobre el cuerpo del pecoso.

-¡No pienso dejar que mueras!

Jean se alzó con el cuerpo de Marco, se quitó el trapo de la cara, y cargó a Marco en el como un koala enganchado para que no lo sé soltase.
Rápidamente usó su equipo de maniobras y comenzó a irse por las calles mientras estaba en el aire con Marco inconsciente.

(Vas a estar bien, vas a ponerte bien, vas a estar bien)

No paraba de repetirselo así mismo.
No sabía que rumbo estaba tomando, solamente quería salvar a Marco.
En ese momento se acordó de un hospital que estaba a las afueras de la ciudad. Se acordó ya que allí trabajó el padre de Eren, el Dr Jeager.

Cuando Jean llegó cargando el cuerpo de Marco el hospital estaba abarrotado de gente. Estaba lleno de soldados heridos, no tenían sitios suficiente, incluso habían sacado mantas y cojines fuera para dejar a los heridos ya que no el aforo estaba completo.
Jean entre toda esa multitud no sabía qué hacer, solamente buscaba a un médico o una enfermera que le atendiera.

-Disculpe, necesit-

-Lo siento estamos muy ocupados.

Jean se recorrió todo el hospital en busca de alguien que lo ayudase, pero siempre recibía la misma respuesta de las enfermeras.

-¡Enfermera, necesito qu-!

-Lo siento, no hay más sitio, además ese chico ya está muerto.

Esas últimas palabras hicieron que Jean se enfureciera. La enfermera pudo ver el odio en sus ojos y se alejó sabiendo que no debía de haber dicho eso.

-¿¡ ES QUE NADIE ME VA A AYUDAR EN ESTE PUTO HOSPITAL DE MIERDA!?

Jean gritó en medio del pasillo, tampoco se escuchó tanto entre todo el murmullo de la gente y los llantos de los familiares añorando a sus caídos.
Pero una señora mayor que estaba detrás suya en una habitación si que se percató. La señora salió de la habitación y tocó el hombro de Jean.

-Hijo... Estás bien..?

Jean se giró y vió a una mujer mayor de pelo gris, con arrugas por toda la cara, una expresión amable e iba vestida con unas prendas que parecían bastante caras.

La señora se quedó atónita al ver que sostenía el cuerpo de aquel chico desangrado.

-Rapido, ven
Dijo la señora mientas le hacía paso a la habitación de aqul hospital.

En la habitación se encontraba un soldado joven descansando en la cama, no parecía estar vivo.

-Este es mi nieto, por mala suerte... el no se ha podido salvar.
La señora mayor empezó a llorar.

-Lo siento mucho...

-Descuda, el destino a veces es así.
La anciana se secó las lágrimas con un pañuelo que llevaba encima.
De golpe entró una enfermera a la habitación.

-Señora Glace, su nieto-

-Lo sé, a llegado su hora.

Jean se quedó extrañando, ya había escuchado ese apellido antes.
(¿Glace? Claro, es una de esas familias de los interiores que tienen dinero para aburrir, pero, ¿que hace aquí? ¿será porque se a enterado de lo de su nieto y a venido lo antes posible?)

-Ahora quiero que todos los cuidados y medios sean para este chico de aquí.
La anciana señaló a Marco.

-Pero Señora Glace, nosotr-
Contestó la enfermera pero la anciana la paro.

-¡Ni una pega! Ya que no puedo salvar a mí nieto, al menos salveré a este soldado. Todos los gastos estarán a mí nombre, ¿entendido?

-Por su puesto Señora Glace.

La enfermera llamó a dos doctores y ayudaron a Jean a poner el cuerpo de Marco sobre la cama que había dejado libre el nieto de la anciana.
Mientras los médicos atendían a Marco y le curaban las eridad Jean se quedó un rato mirando a la anciana.

-Usted... M-muchas gracias...

-Descuda muchacho, lo que sea por salvar una vida, además, que yo también he sido joven y he estado enamorada, se te ve en los ojos.

Ante esto Jean se sonrojó y esbozó una pequeña sonrisa de gratitud a la señora.

𝐂𝐎𝐍𝐆𝐄𝐋𝐀𝐃𝐎𝐒 (Jean × Marco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora