Capítulo 9: Salvavidas

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Marco se encontraba en la habitación del hospital en frente de la enfermera que estaba sorprendida al verle, había despertado de su coma.

-¡Señor Bott! ¿Se ha despertado?
Dijo la enfermera aún paralizada

-¿Disculpe, donde estoy?

- Está en el hospital, acaba de despertar de su largo coma.

- ¿Cuanto tiempo a pasado ? ¿ Donde está Jean ?
Preguntaba Marco algo alterado.

-Verá... Han pasado 4 años desde que usted cayó en el coma.

Marco se quedó mirando a la enfermera pero esbozó una expresión de seriedad haciéndole saber que esperaba la respuesta de su segunda pregunta.

-Y el señor Kirstein... El siempre durante estos 4 años a venido a cuidarlo y estar con usted, se nota que le ama.
Marco se sonrojó ante esas palabras y se pasó la mano por la mejilla algo avergonzado.  La enfermera continuó hablando.

-Pero hace ya semanas que no ha venido, cosa que es raro ya que el venía casi todos los días. Se debe a que hace nada estuvo en una misión muy peligrosa con el cuerpo de exploración en Marley.
La enfermera tomó una breve pausa.

-Continúe por favor.
Dijo Marco.

-El señor Kirstein me pidió que si usted despertaba y el no estaba, que le diera esto.

La enfermera se acercó a una mesita que había al lado de la cama, abrió el cajón, sacó un papel y seguidamente se lo entregó a Marco.

Marco se quedó extrañando pero se sentó en la cama dispuesto a saber que escondía ese papel.

-Le dejo su tiempo para leerlo.
Acto seguido la enfermera salió de la habitación.

Marco sentado en la cama se dispuso a leerlo.

~No sé ni cómo empezar a escribir esto ni por dónde. Si eres tú Marco el que está leyendo esto ya sabrás que se me da fatal expresarme.
Tampoco sé si llegarás a leer esto o si cuando lo leas yo estaré aún vivo. Quería hacer de esta carta como un salvavidas para poder despedirme bien de tí, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ya sea en esta vida o en otra te seguiré amando eternamente.
Si he muerto y tú has despertado, porfavor, sigue adelante, sigue luchando, no te rindas. Obviamente me encantaría pasar una vida entera a tu lado, me encantaría casarme contigo, me encantaría volver a sentir tu calor en mi pecho una vez más.
Pero por favor, sigue aunque yo no esté, como he hecho yo todo este tiempo que tú estabas en coma, te mereces vivir.
Te amo pecas~

Marco se quedó paralizado mirando el papel con los ojos abiertos de par en par, sus manos le temblaban cosa que hizo que arrugarse un poco la carta. Acto seguido derramó una lágrima sobre aquel papel. No le dio tiempo a la gota de agua caer sobre la hoja cuando de repente un fuerte movimiento empezó a tambalear el suelo, era como si hubiese un terremoto, aunque se escuchaban como colosales pasos.

Marco se puso en pie sin entender que estaba pasando, agarrándose a la mesita de al lado de su cama ya que el retumbar del suelo hacía que perdiera el equilibrio.
Enseguida Marco salió corriendo de la  habitación para ver qué ocurría.

En medio del caos en los pasillos del hospital sin querer marco se tropezó con una señora mayor.

-Lo siento, disculp-
A Marco no le dio tiempo a acabar de hablar cuando la señora puso una cara de alergia y sorpresa al mismo tiempo.

-¡MARCO, HAS DESPERTADO!
Gritó la anciana algo eufórica.

-Disculpe, ¿la conozco?

-Soy la señora Glace, es todo un placer conocerte, ven acompañame y te lo explico todo.

La anciana guiaba a Marco por un lugar algo recóndito mientras le explicaba todo lo que había ocurrido.

-Supongo que ya habrás leído la carta de tu amado, en ese caso estás listo.

Parecía como si la anciana ya lo tenía todo pensado y ya sabía todo lo que iba a pasar, estaba muy segura. Estaba llevando a Marco en lo que parecía una especie de sótano.

-Menos mal que tengo mis contactos, si no el cuerpo de exploración no me hubiera dejado tener esto en mis manos.

De repente la anciana abrió una puerta y detrás había ni más ni menos que un traje negro, con el logo del cuerpo de exploración, las alas de la libertad, también habían unas cuantas lanzas relámpago al lado y unas cuantas hojas también.

-Anda hijo a que esperas pruébatelo.

Marco cogió el uniforme y se lo puso, la verdad le quedaba como un guante, era un traje apretado por lo tanto remarcaba aún más sus músculos, además el negro no le quedaba nada mal. La señora Glace también le dio un parche de color negro para cubrir la cicatriz de su ojo, realmente había pensado en todo.

-Tu novio te ha estado cuidando durante estos últimos 4 años, ahora es el momento de que tú le cuides y le salves a el.

Marco asintió con la cabeza ante las palabras de esa señora.

El pecoso, enmarcando las alas de la libertad con su nuevo traje el cual le hacía ver imponente y muy varonil, se dispuso a salir afuera.

𝐂𝐎𝐍𝐆𝐄𝐋𝐀𝐃𝐎𝐒 (Jean × Marco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora