Capítulo 2: Dos manzanas

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Sonó un sonido bastante molesto en todo el campamento al pas que también el sol ascendía por el horizonte dando paso a los primeros rayos de sol del día

-Jean, Jean, despierta, hace rato que ha sonado la alarma. Marco intentaba despertar a su compañero con una voz tenue y calmada para no asustarlo.

-Que..? Eh..? Que pasa? Mientas lo decía Jean intentaba abrir los ojos, al hacerlo se encontró con el hermoso rostro de Marco que enmarcaba su bonita sonrisa.

-Venga, vístete y date prisa.

-Mmmm... Si ya voy. Decía el recién levantando con voz ronca mientas se estiraba y salía de su cama.

Al salir de las sábanas Jean estaba solo en calzoncillos, cosa que Marco noto y se puso colorado.

-JEAN! Exclamó el pecoso que estaba como un tomate.

-Que quieres? Le decía mientas se giraba para verlo.

-Pues... Que estás... Y se te marc-... Marco no pudo terminar la frases de la vergüenza que le daba. Bien es conocido que los hombres al levantarse normalmente se levantan un poco erectos, pero en este caso era bastante notorio y esto a Marco le ponía colorado.

-Venga ya! Ni que a ti no te pasara. Decía Jean mientas sonreía de manera chulesca.

-Vistete porfavor. Agachó la mirada aún siguiendo colorado.

El cenizo se vistió y ambos salieron de su habitación a desayunar.
Hoy les tocaba su primer entrenamiento, el cual consistía en aprender a usar el equipo de maniobras, o más bien a aprender a sostenerse sobre el, algo de lo más básico. Para ello fuera había montando una especie de estructura metálica donde se podían colgar.
Iban por parejas, por lo tanto Jean se puso con Marco ya que era el único con el que tenía confianza por si lo hacía mal, a su lado en otra estructura estaba Sasha, una chica de pelo castaño la cual no le caía del todo mal, junto a Connie un chico bastante bajito de pelo rapado.

El primero en subirse y hacer el ejercicio fue Jean, no tuvo ningún problema, se mantenía, no perdía el equilibrio, todo perfecto.
Después de estar un rato se desabrochó y bajo con una cierta sonrisita ya que lo había hecho bien.

-Vamos pecas, tu turno.

Ese mote Marco en verdad lo odiaba, de pequeño unos niños se metían con él y a veces lo llamaban así, pero esta vez al haberlo dicho Jean no sabe por qué razón le gustó, incluso se sonrojó un poco.

Marco se subió y se abrochó bien, le dio a Jean una señal con la cabeza indicando que ya podía subirle.
En cuanto subió se notó un poco inestable pero pudo aguantar, aunque pasado unos diez segundos perdió el equilibrio y se cayó contra el suelo de cabeza.
Ante esto, Connie y Sasha que estaban al lado se empezaron a reír de manera tan fuerte que Connie también se cayó de boca ya que él estaba montando, esto hizo que Sasha se riera aún más hasta al punto de tirase al suelo. No se reían con maldad, de hecho su risa era muy contagiosa cosa que hizo que Jean soltara unas carcajada también.

-Anda, trae que te ayude.

Marco estaba de espaldas a el, por lo tanto Jean lo intentó coger de los brazos pero se le resbala, acto seguido bajo la mirada y se fijó en su trasero y se puso un poco colorado.
(Es bastante bonito, osea, para ser un chico, tiene un culo bonito, son como dos manzanas)
Al ver que no podía cogerle de los brazos descendió las manos por su espalda hasta llegar a sus caderas de manera muy delicada, lo cual provocó que Marco se pusiera un poco rojo y se estremeciera.
Jean le cogió de las caderas de manera muy cuidadosa, como si fuera una muñeca de porcelana y lo puso en pie.
La verdad, a Marco le atraían las manos de Jean, eran grandes, muy bonitas y con bastantes venas, eran muy varoniles.

-L-lo intento otra vez. Dijo Marco de manera vergonzosa

-Esta vez intenta estar un poco más calmado y seguro. Le respondió Jean con una sonrisa, pero esta vez no era una sonrisa chulesca como las que ponía siempre, si no más amable que le transmita la paz que necesitaba Marco en ese momento.

𝐂𝐎𝐍𝐆𝐄𝐋𝐀𝐃𝐎𝐒 (Jean × Marco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora