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Regla n° 1: Esto es una competencia

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Regla n° 1: Esto es una competencia.

Me lavaba los dientes mientras Aidan se duchaba. Teníamos ese tipo de confianza a pesar de nunca habernos visto si quiera desnudos. Y todo acabaría esta mañana cuando diéramos comienzo a la competencia.

Acordamos poner fecha y hora para iniciar con esto, decidimos que el día lunes sería perfecto y como ambos nos despertábamos tarde desde que abandonamos la universidad, a la una de la tarde en punto las cosas cambiarían. Así que aprovechábamos estos momentos en que seguíamos como si nada.

— Aidan, se acabó el cereal y la leche, hay que comprar más. Iré al supermercado esta tarde — le dije. Yo no era cobarde, de lo contrario jamás hubiese aceptado la competencia, pero no podía negar que tener a Aidan en el mismo departamento que yo y en plan de seducción no era una idea muy atrayente, porque tenía que admitirlo, Aidan era increíble en todos los sentidos –físicamente - y ya sabía como funcionaba cuando iba al acecho de alguna chica. Lo mejor era estar lejos de él cuanto pudiera al comienzo, después se relajaría y esperaba que olvidara todo el asunto y diéramos por cerrado el tema —.

— Te acompaño, tengo que comprar unas cosas para mi cabello — maldije por lo bajo y me enjuague la pasta dental. Aidan cerró el grifo de la tina y me fui del baño antes de que saliera, no tenía la necesidad de adelantarme al juego —.

Desayunamos en silencio, tomamos café y unas galletas, no había mucho para comer por lo que la compra de esta tarde era de vida o muerte.

Pero ya no tenía hambre cuando vi el reloj y me di cuenta de que faltaban diez minutos para que fueran la una. Mi estómago se revolvió y por un momento me arrepentí de haber bebido esa taza de café.

— Ya va a ser la hora — dijo Aidan de pronto. Asentí y ambos nos dedicamos una mirada de arrepentimiento —.

Nos sentamos en el sofá a ver televisión durante los minutos que faltaban, era algo habitual pasar más de la mitad del día sentados viendo televisión.

Estuve esos diez minutos pensando en maneras de evitar a Aidan o de hacerlo caer antes de que él lo hiciera conmigo. Las cosas eran complicadas, podíamos acostarnos, ese era el trato, pero si en algún momento uno le pedía al otro tener sexo, perdía automáticamente. Y sólo se podía los viernes y por decisión mutua, por condiciones de Aidan, que se empeñaba en complicar toda esta competencia.

Era un idiota, no se conformaba con hacer de nuestra amistad añicos, sino que estaríamos en abstinencia durante una semana hasta que llegara el día en que podíamos hacer lo que quisiéramos, siempre y cuando fuera entre nosotros dos, o de lo contrario romperíamos la Regla n° 5 y perderíamos de inmediato.

De pronto, sentí la yema de sus dedos en mi cuello acariciando mi nuca. Me separé de un salto y lo miré asustada, ¿Qué le pasaba?

Entonces vi su sonrisa petulante y luego el reloj. La 1:02. Que comenzara la locura.

𝐒𝐄𝐗 𝐑𝐔𝐋𝐄𝐒 | 𝐀. 𝐆𝐚𝐥𝐥𝐚𝐠𝐡𝐞𝐫 ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora