Las grandes mafias temen de ser exterminados por cicatriz, miembro de uno de los mas fuertes carteles entre las familias que busca venganza y poder recuperar a su pareja de la temible familia Jeon.
En mi acenso de superar a mi padre en la mafia Min entre mis hermanos menores, siempre fue alejado de mi familia ser un lobo solitario que pudiera descender por mí solo.
Pero fue la presencia de aquel niño de seis años, cual nombre Min Seok Jin quien me hizo ver otra perspectiva. Mantener a un niño pequeño no era trabajo fácil, el hijo de puta necesitaba necesidades básicas y yo era el único que podía mantenerlo aun después del eminente peligro.
Era como así decirlo mi vida.
Él había estado desde el mas decadente momento de mi vida, un cero en la izquierda y hasta el momento donde pensé que iba a descender me fue arrebatado.
−Tu niño tiene suerte, lo criare como si fuera uno de mis hijos −Me promete mi enemigo líder de la familia Jeon−. Lo veré crecer, lo llamare hijo y el me dirá papá. Sera un Jeon.
Mis manos aprisionadas y mientras soy golpeado por dos de sus hombres mis oídos graban sus descaradas palabras. Mi cuerpo cae en el sucio suelo de la casa baldía, encontrando la forma de desatarme me levanto para darle la paliza de sus vidas a sus dos escoltas, en cuanto hombres caen al suelo escucho su revolver y con el rabillo veo que me apunta, conservando su amarillenta sonrisa.
−Es tu coraje lo que me hizo salvar a ese niño y el que puede acabar tu vida... −Jeon Kwan ladea enseñándome más de sus escoltas apuntarme desde la segunda planta− Mi ultima oferta es que trabajes para mí, renuncia a la familia Min y trabaja a mi lado.
Me pongo de pie sin que me importe que este al borde del peligro, escupo al suelo como respuesta y sobando mi ojo derecho en el cual tengo un recién corte.
No me entendió, se lo dejo más en claro.
−Estás pendejo si crees que voy a trabajar contigo. −Suelto una silenciosa risa y esta vez yo le prometo− En cuanto descienda recuperare a mi escuincle y te asesinare. ¡Eso te lo juro Jeon!
La poca fuerza que me queda no es suficiente para defenderme del mas temible de las mafias, que con un golpe me deja inconsciente en el suelo, no vuelvo a ver a Jeon Kwan al igual que sus ratas de alcantarillas.
Pero al despertar es diferente. Mi padre gritándome, chingándome por mis errores, Mis hermanas mayores llorando por mi estado y por qué había perdido a Jin con la familia Jeon.
Poco me importa, como si estuviera solo en esa camilla de hospital me centro al siguiente paso, pertenecer en esta jerarquía de poder en el que pueda levantar mi nombre y sobre todo recuperar a mi niño.
Es una lastima que llegar a la cima me llevara años, sin embargo, el simple hecho de que me temerán, tendré el mismo derecho de autoridad me hace sonreír, me recordaran gracias a mí.
Cicatriz de tigre.
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