~ 𝑴𝒊 𝒓𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐 ~ |Katsudeku|

ℕ𝕒𝕔𝕚𝕞𝕚𝕖𝕟𝕥𝕠 𝕕𝕖 𝕦𝕟 𝕞𝕚𝕤𝕞𝕠 𝕤𝕖𝕟𝕥𝕚𝕣.

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~ Recuerdo estar a tu lado. Siempre estuve a tu lado. ~

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Si hago memoria, el recuerdo más lejano que tengo, estás junto a mí y yo junto a ti.

Éramos vecinos, y recuerdo que al menos una tarde a la semana nuestras madres estaban en un pequeño local de malteadas junto al parque, hablando sobre cómo los precios del supermercado habían subido una vez más, hasta cómo se les hacía guapo nuestro profesor del jardín de niños. Nosotros jugábamos en el parque mientras tanto, para al final terminar  juntos saboreando una rica malteada.

Recuerdo que jugábamos felices en esa tarde en la que, corriendo tras de ti para subir a unos columpios que en ese momento se habían desocupado, tropecé con una grieta y caí raspándome las rodillas.

Te volviste hacia mi para darme una mano, limpiaste con delicadeza las pocas lágrimas que salían de mis ojos. Porque aunque yo no lo fuera, me quería mostrar fuerte, tal y como tú lo eres. Te agradecí y me dijiste que fuéramos con nuestras madres para que regresáramos a casa a limpiar mis rodillas y que estas no se infectaran, te respondí que no era necesario ya que ni siquiera me había dolido.

Mentí.

Mentí porque sabía que al regresar a casa, tú te irías a la tuya y no irías conmigo. Yo te quería conmigo, no quería desperdiciar esa tarde de juegos que tenía a tu lado.

Claramente notaste mi mentira, habías limpiado mis lágrimas segundos antes. Me dijiste que no importaba si acortábamos nuestras horas de juego ese día, nuestras horas juntos, y que regresara con mi madre para que me curara las heridas.

Lloré.

Me preguntaste la razón, y no dudé en decirte el porqué.

Me había dolido.

- "Tal vez a ti no te importe, Kacchan... Pero a mí sí... A mí me gusta jugar contigo, quiero seguir jugando contigo Kacchan, todo el tiempo..."- Te dije y no tuve el valor de verte a los ojos, creí que no te importaba si estaba contigo o no, tu no querías ni sentías lo mismo que yo. Tal vez tu no me considerabas siquiera tu amigo, pero para mi, eras la segunda persona más importante en mi vida después de mi madre.

Entonces, tomaste mi mano y empezaste a caminar en dirección hacia nuestras madres.

Recuerdo haber pensado en ese momento que tampoco te importó lo que te había dicho, así que solo me dejé arrastrar por ti.

Al llegar con nuestras madres les explicaste lo ocurrido, y con tu voz demandante de apenas 6 años, dijiste que me llevaran a casa a desinfectar mis heridas rápido. Tu madre rio levemente ante lo que dijiste mientras acariciaba mi cabello, mi madre se levantó de su asiento y la tuya copió la acción. Mientras ellas se despedían, me abrazaste. Entonces pronunciaste aquellas palabras que jamás olvidé:

"No llores por estas horas que no estaremos juntos, tienes que curarte y cuidarte ahora,. Ya tendremos toda la vida para que sigamos jugando juntos, tonto."

Mi corazón comenzó a latir de felicidad y calidez.

Nunca te lo dije, pero siempre las atesoré.

Siempre llevé conmigo esas palabras que juntas conjuraban una promesa. Una promesa que para mí, no era solo referida a los ratos de juego que compartíamos.

Kacchan, no lo sabes, pero desde ese momento supe que no solo era que disfrutaba nuestras horas de juego, sino, supe que te quería conmigo para toda la vida, no solo como mi compañero de travesuras.

Amaba estar a tu lado.

Desde ese día, nos volvimos aún más unidos, pasábamos la mayor parte del tiempo juntos ya sea en la escuela o íbamos a la casa del otro a hacer la tarea aunque no fuera necesario.

Fuimos más unidos, porque ambos sabíamos que queríamos estar junto al otro.

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Recuerdo que íbamos y veníamos de una casa a otra.

Nuestras madres nos dijeron que éramos amigos desde que nacimos. Tu naciste un 20 de abril de 1994. Tu madre cuenta como desde que viniste al mundo, te decía que pronto lo haría también tu nuevo mejor amigo y que aunque fueras solo meses mayor que él, tenías que protegerlo.

Ahora veo que siempre fue así.

Yo te seguí, viniendo al mundo un 15 de julio del mismo año. Nuestras madres son amigas y vecinas desde la secundaria. Era de esperarse que nos presentaran desde bebés. Era de esperarse que quisieran que fuéramos amigos.

Recuerdo que una vez te pregunté si estabas conmigo y me protegías porque así lo habían decidido nuestras madres.

Reíste.

Reíste, y no sabía qué significaba esa risa. Me sonreías a medias la mayor parte del tiempo, mas casi nunca reías.

Y tus palabras calaban cada vez más profundo dentro de mí ser.

"Pero no decidieron que te quisiera de la forma en que yo te quiero."

Nunca olvidé las palabras dulces que salían de tus labios, cada una era única. Las guardé en mi corazón porque tenía miedo también que jamás las volviera a escuchar salir de tu boca, porque podía que aunque yo no las olvidara, tu sí. No tenía idea de que no era el único.

Teníamos solo 10 años.

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