°Dulce y necesario

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Corro por los pasillos tratando de no atrasarme. Es la hora de su llegada. Voy a golpear a Thor por hacerme llegar tarde y no pasar a la hora. Ni siquiera lo dejé disculparse porqué salí corriendo de su auto cómo sí salvar al mundo dependiera de mi rapidez.

No podré verla como cada día, no podré, no podré, no podré, no podré. Debo ir más rápido. Mis pies duelen mientras corro a lo largo del estacionamiento. Thor no encontró un lugar rápidamente y decidí bajarme para atravesar todo esto antes de que sea más tarde.

Corrí con todas mis fuerzas tratando de llegar a la entrada de la universidad. Maldita sea, Wanda, corre.

Llegué bastante cansada, sudando y sentí que por poco mi alma se saldría de mi cuerpo en cualquier momento. Pero valió la pena. Siempre termina valiendo la pena.

—Buenos días, señorita Maximoff. — Sus palabras suenan como miel sobre mi paladar. Sonrió y la observo, tiene aquella sonrisa preciosa en su boca decorada por un labial rojo oscuro. Su cabello ordenado y aquel vestido negro que me gusta ver ceñido a su figura.

—Buenos días, maestra Romanoff. — Ella continúa su camino no sin antes dedicarme una amplia sonrisa. Mi visión la sigue por sus piernas bronceadas y tonificadas, terminan en tacones negros que sólo ella sabría lucir.

Inhalo con fuerza y su aroma está en todo. Mis fosas nasales se inflan. Correría todos los días si fuese necesario sólo para poder sentir el aroma de su cuerpo y ver esa sonrisa majestuosa.

¿Qué me ha hecho, maestra Romanoff?

En mis audífonos resuena una canción aleatoria de la playlist que hizo mi mejor amigo para mi cumpleaños, Thor Odinson y yo éramos inseparables desde que tengo uso de la razón. Es casi como mi hermano de otra madre y me hace sentir comprendida... O al menos acompañada.

Me lleva por las mañanas y por las tardes. Pero hoy no llegó a la hora y por su culpa casi no puedo ver a la razón del por qué me levanto temprano a diario, aún así sé que él sentía más culpa de la que debería...

Natasha Romanoff, maestra de literatura y arte fotográfico. Tomaba ambas clases en primer año y así ha sido por los siguientes 3 años, no podía evitarlo.

Verla me generaba más serotonina de la que podrían imaginar. Estaba comprometida con el director Banner, jefe de la carrera de medicina. Aclamado doctor en varios países, debido a sus técnicas y trabajos.

Le llevaba varios años de diferencia, al menos unos 15. Todos comentaban que no entendían cómo esa pareja era posible.

Sí bien Banner no era increíblemente atractivo, tenía lo suyo. Pero su carácter soberbio y autoritario ocasionaba que nadie entendiera qué le vio la maestra Romanoff.

Ella sin embargo era dulce, amistosa. Y siempre estaba regalando sonrisas. Sobretodo a mí.

Caminé lentamente hasta llegar a mi casillero, tomé mis libros y dejé ir un suspiro resignado. Luego del segundo receso tendría clases con Natasha, hasta esa hora sólo me quedaba sobrevivir a las insufribles clases de economía del maestro Stark, aunque por lo menos Thor tomaba aquellas clases conmigo.

Y todo valdría la pena si era por verla.

Mírame ; Wandanat. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora