Mírame ; Wandanat. [EDITANDO]

°Mejillas sonrojadas

Al salir a nuestro segundo receso, Thor no dejaba de molestarme. Sabe que me genera muchas ansias el hecho de verla ahí... Dos clases con ella en un día. Es la razón por la que no odio los lunes como todo el mundo. ¿Cómo podría odiarlo? Es como ver a un ángel...

Entré al salón y lo primero que pude notar es su perfume inundando el enorme lugar.

Ella está sentada ojeando un libro, sus piernas cruzadas, las miro y subo mi mirada hasta toparme con sus ojos y una sonrisa de lado. Ella me estaba mirando y yo estaba mirando sus piernas... ¡¿Qué?! Mi cara pareció  enrojecer, incluso pude sentir un sudor frío recorrer mi espalda.

Soy una imbécil, soy una idiota, soy una...

—Yo... Hola, maestra Romanoff. — Ella seguía sonriendo. ¿Por qué sonríe? ¡Acaba de descubrirme!

—¿Wanda? — preguntó sin borrar esa hermosa sonrisa de su rostro. La miro — ¿Por qué no haz dejado de ver mis piernas desde qué entraste? ¿Tengo algo? Puedes decirme, no tengas vergüenza. — Comienza a inspeccionarse. Dios, tragame tierra y escúpeme en Marte.

Siento mi cara arder aún más que antes. Podría fingir desmayarme y aquello estaría bien.

—No, no, señorita Romanoff. Yo solo... — Dios, Wanda. Eres una estúpida, no sabes disimular. Ya te descubrió, te odia por extraña y te sacará de su clase. ¡Inventa algo pronto o quedarás en ridículo!  — Yo sólo creo que ese vestido es muy lindo, y le luce mucho. Me gusta el corte — ¿Qué? ¡¿CUÁNDO HAZ USADO UN VESTIDO EN TU VIDA, MAXIMOFF?!

Thor no dejará de reírse de mi cuando le comente esto.

Ella me dedicó una mirada hermosa. De esas miradas que eran arte. Ella era arte. Sus ojos lo eran. Un suspiro prisionero, logró escapar de mis labios. Levantó una ceja, me alejé para sentarme lo más lejos de su mesa, no podré concentrarme en mi trabajo y debemos entregar el portafolio de fotografías que hemos hecho a lo largo del año.

Justamente éste es el último año de mi carrera en dónde puedo inscribirme a estos cursos. Ya el siguiente me cambio de universidad debido a un programa de estudios, Noruega y sus fríos climas me esperan.

Creo que lo que más extrañaré es el aroma de la maestra Romanoff. Y poder verla... A diario...

Sí ya me costaba no poder verla los fines de semana, no quería ni imaginarme cómo sería no verla por años. Y probablemente nunca más.

Natasha, Natasha, Natasha, Natasha... Escribo varias veces mentalmente. Quiero recordar cada parte de su rostro antes de no volver a verla. Quiero recordar su nombre. Su escritura, su olor.

Ese aroma único que quedaba en cada lugar al que iba. Dulce pero no un dulce que te asfixia más bien es un dulce necesario, necesario para mi vivir diario.

Es la mujer de mis sueños, es simplemente... Perfecta.

Veo como aparta un mechón de cabello de su rostro... Sonrío. Ella eleva la mirada entre los anteojos que traía puestos. Suspiro un poco al ver como cada cosa encaja perfectamente en ella.

Bruce tiene suerte. Tanta suerte...

¿Qué será de mi sin usted, Maestra Romanoff?