9. Pijamada

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Narra Manuel

No les voy a mentir, después de eso me fui todo el camino a casa sonriendo. Al punto de que llegué a la casa y hasta la Tiare quedo curiosa. Me insistió en que le contase que había pasado, pero como dicen las viejitas, "el que come callao' come dos veces" y si quiero que esto se repita, mejor mantenerlo piola.

Pasado una semana volviendo a la rutina escolar y pasar tiempo con mis amigos pude sentir como de a poco recuperaba el ánimo. Tenía que ir a buscar ropa a la casa, pero aun no estaba listo para regresar a ese lugar. ¿Antonio vivirá ahí? ¿se habrá ido? No lo sé, he intento no pasarme rollos con eso. Viendo el lado bueno, justo hoy se daba inicio al taller de literatura y los demás. No podía estar mas entusiasmado, escribir es algo que desde muy chico me ha apasionado. Así que me desperté temprano y tomé desayuno con todos.

Miré a todos los presentes en la mesa, la Tiare, su mamá, mi mamá. Esta es mi nueva familia, siempre lo ha sido en cierta parte, pero, es lindo. Alegre, empecé a prepararme un pan

- ¿Manu como vas con lo de la florería? Mi hermana me dijo que eras un excelente trabajador y que te echaba de menos, ¿vas a volver? – preguntó

- ¿trabajo? José Manuel, ¿tienes algo que contarme?

Me acorde de todo, claro, un mes olvidándome de todo. Yo tenia un trabajo, cosas para vender acumuladas e ideas, la cague, pero las cosas pasaron demasiado rápido como para ejecutar ese plan.

- Eh, si- dije nervioso- empecé a trabajar hace un tiempo con Tiki, la tía de la Tiare en su florería, su esposo me iba a dejar a la casa en las noches. Quería juntar dinero para que arrendáramos algo y nos fuéramos de la casa del Antonio.

El ambiente se torno tenso, el silencio abarco toda la escena. Mi mamá solo me pudo mirar, y sin regañarme ni alterarse simplemente dijo

- Creo que soy muy afortunada de tenerte

Seguimos hablando de otros temas, por suerte dejamos eso atrás. Nos habíamos puesto ciertas reglas en casa y una de ellas era no nombrar a Antonio ni lo que haya pasado ahí. La tía me decía que eso ya formaba parte de un pasado, y como tal, no se podía hacer nada mas que mirar hacia delante. Ella es muy sabia.

Mi teléfono empezó a sonar, así que pedí permiso y me retiré de la mesa para contestar.

- ¿Aló?

- ¿Esta Tiare contigo? – pregunto una voz claramente reconocible

- Buenos días, si, ¿cómo estás? Yo también estoy bien, gracias. Desubicao'- respondí

- mi vieja quiere conocerlos.

- Ya y que queri que haga yo

- ¿Estaba pensando en que se quedaran a dormir aquí? Podría ser entretenido, ella los conocerá y se queda tranquila sabiendo que no son chorros o malas influencia y nosotros podemos tomar algo- dijo rápidamente

- Martin, aun somos menores de edad, donde cresta nos van a vender copete?

- Flaco, yo tengo los 18 cumplidos.

- Ah- solté- bueno, entonces tú te rajai.

- ¿podrán venir después de clases, o no?

- Voy a preguntar, pero demás que sí. – respondí- nos vemos en el colegio, chao.

Colgué y me fui a sentar a la mesa

El nuevo del curso- ArgChiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora