5. Mal día: parte dos

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Narra Manuel

No lograba conciliar el sueño, el Antonio estaba durmiendo en el sillón y mi mamá en su pieza, no estaban discutiendo solo había silencio, pero no podía evitar pensar que algo malo pasaba. Antonio normalmente no se quedaba dormir, él se iba. Tampoco era como si le pidiésemos que se quedase, pero después de mucho tiempo él escogió quedarse.

Salí de mi cama y fui a verlo, no lo desperté, únicamente me agache a su lado y lo observe.

¿De verdad es ese hombre mi papá? Digo, realmente físicamente no se parece en nada a mí. Él tiene ojos de caleidoscopio, verdes con muchas tonalidades en ellos que variaban desde el gris a un café claro, yo tenía ojos café casi negros. Él tenía un leve bronceado y yo en verano alcanzaba a ponerme moreno por unos cuantos meses, más, de eso no pasaba. Él era alto y con cuerpo y yo era literalmente un fideo.

¿En qué me parecía yo, un chileno desabrio' con ese weón que se hace llamar mi papá? Ojo que si no soy hijo de él la verdad no me interesa y no culparía a mi mamá de nada, pero, de verdad. No tenemos ningún parentesco. Solo me quedaba confiar en la libreta familiar y en el registro civil, supongo.

Tenía ganas de abrazarlo. ¿cómo se puede llegar a querer tanto a alguien solo porque es tu padre? Me ha tratado de bastardo, me ha golpeado, ha humillado a mi mamá y aún muchas veces me dan ganas de correr a sus brazos, ir a tomarme un helado a su lado como cuando era chico y contarle como me fue en el colegio. Que penca es crecer y darse cuenta que la persona que solías admirar era, persona, al fin y al cabo. Uno suele poner a los padres en un escalón al que ningún ser humano puede aspirar a llegar. Quizás por eso es que lo terminan decepcionando a uno tan rápido.

Noté que el Antonio se estaba despertando así que corrí a encerrarme al baño. Me senté en el suelo de cerámica y me abracé a mi mismo. Extraño llamarlo papá, y confiar en el como antes. Es difícil asumir que las cosas han cambiado, pero, no puedo cambiar de parecer solo porque se quedo una noche aquí.

Creo que con este tipo de cosas me doy cuenta que estoy medio roto, cuando a la mas mínima muestra de afecto como lo es ofrecerme comida, les quiero rogar que se queden y no me dejen más.

Sentí que tocaron la puerta.

- Manuel, te vi – hubo un momento de silencio hasta que siguió- ¿estás bien?

- No – admití

- Ábreme

Desconfiado, empecé a abrir esa puerta blanca para dejarlo pasar. Él me miró y me abrazó.

Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro el bueno tan lejos del malo,
Cuando miro el fondo de tus ojos claros. 

-Violeta Parra.

Hundí mi cabeza en su hombro y no pude evitar soltar unas cuantas lágrimas, era mi viejo después de todo. Lo odio, me quiero alejar de él, pero me está abrazando y ni si quiera puedo huir, me quedo como cual perro callejero cuando le sueltan una marraqueta.

- Te he dañado mucho – me dijo- sin tu merecerlo, ni Rayen. eres un niño aún y los niños nunca se van a merecer un mal. No puedo retroceder el tiempo y recuperar el tiempo que he perdido con ustedes. Solo espero que algún día, sea digno de que me vuelvas a decir papá

Me quede en silencio, no supe que decir. Muchas veces llegué a soñar con esta situación, pero solo era eso, un sueño, algo fantasioso. Pero él realmente estaba ahí, diciéndolo. Me solté de su agarre y le hablé.

El nuevo del curso- ArgChiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora