Capítulo 8: Tendré cara de pasiva, pero no lo soy

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Decidiendo SungJong y el extraño que había conocido en el pub que sus respectivos apartamentos estaban demasiado lejos se metieron en el motel más cercano que encontraron. No era de mala muerte pero tampoco era cinco estrellas, pero para lo que lo necesitaban estaba bien.

Tan pronto como atravesaron las puertas de su habitación el hombre más grande lo acorraló contra la pared más cercana, dándole un beso que parecía querer devorarle el alma. SungJong le respondió como el hombre que era, lo que pareció sorprender un poco al extraño por un segundo, pero prosiguió en su cometido.

Cuando les faltó el aire, el extraño lo liberó y se lo quedó mirando. SungJong le sonrió lascivamente.

—¿Piensas decirme tu nombre o solo se trata de sexo anónimo y olvidable? Me gustan las cuentas claras para saber a qué atenerme.

—Soy Levi, es un placer conocerte.... —El tal Levi movió las cejas a forma de pegunta.

—SungJong, también es un placer conocerte, Levi. —Solo le dijo su diminutivo, estaba claro que Levi no quería darle más información, si es que ese era realmente su nombre. Podía ser pequeño, pero no era ningún estúpido.

Levi sostuvo a SungJong de sus caderas y lo alzó, lo que hizo que él envolviera sus piernas alrededor de su cintura y ni aun así alcanzaba a tener su rostro al mismo nivel del otro. El tipo era enorme, pero por la forma como lo trataba parecía ser gentil, eso lo animó aún más a seguir adelante, ante cualquier señal de peligro correría sin importar que estuviera vestido o no, el pudor nunca fue una virtud en él.

Levi lo llevó hasta la cama y luego de acostarlo con cuidado se soltó de él para empezar a desvestirse y SungJong hizo lo mismo.

Se sorprendió al ver lo que dejaba al descubierto Levi a medida que se quitaba la ropa. Decir que este tipo era la encarnación del dios Hércules era poco. Tenía un cuerpo supremamente bien definido y supremamente velludo.

«¡Vellos!». SungJong amaba los vellos y el tipo parecía un oso. Solo esperaba que fuera un osito Teddy y no un oso Grizzly.

—¿Te gusta lo que ves, hermoso?

—Claro que sí y por cómo me llamaste veo que te gusta lo que estás viendo también. —SungJong no era alto, era más bien chaparrito con sus 1,63 de estatura, pero eso no significaba que no cuidara de sí mismo. No le gustaba ir al gimnasio pero ser dueño de un spa tenía sus ventajas a la hora de cuidar de la tonicidad de su piel. Y por la cara que tenía el tipo había valido la pena todos y cada uno de los dolorosos tratamientos estéticos a los que se sometía santamente.

—Me gusta. —Levi le lanzó una sonrisa depredadora antes de volver a situarse entre las piernas de Jjongie tan pronto como terminó de desvestirse—. Me gusta mucho.

SungJong le sonrió y comenzaron a besarse de nuevo. Levi sabía delicioso, a menta y a macho, con un ligero sabor a licor, lo que lo excitó hasta la estratosfera y comenzó a frotar su aun medio tranquilo pene contra el otro no tan tranquilo, mientras acariciaba la espalda del gigante.

Cuando Levi se alejó de sus labios y comenzó a descender haciendo un camino de besos por su cuello, mientras sobaba su trasero con fuerza antes de zambullir sus dedos por entre la grieta de sus nalgas, SungJong llevó una de sus manos hacia abajo y le dio una tremenda nalgada.

—¿Para dónde vas, grandulón?

Levi levantó medio cuerpo, sosteniéndose en los brazos, se veía sorprendido.

—¿A dónde crees que voy? Te voy a preparar para follar.

Jjongie bufó.

—Amigo, creo que estás en un error, puede que sea de corta estatura, pero yo soy el de arriba.

WooGyu | The Sweetest NightmareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora