Final feliz

28 7 0
                                    

James sonrió de lado

― ¿Por qué mejor no te muestro?

El arcángel se puso de pie y comenzó a caminar.

...

Después de que Tony abandonara el Edén, Steve no volvió a ser el mismo. Una cosa era no ver a Tony porque estaban en diferentes niveles, otra muy diferente era no verlo porque él se había ido del paraíso.

Ya nada parecía importar, servir a su Padre no lo llenaba. No podía evitar cuestionarse las cosas. ¿Qué tan misericordioso era alguien que no te permitía amar a quien quisieras? ¿Qué tan compasivo podía ser alguien que castigaba el amor? ¿Por qué solo podían amarlo a él?

Las preguntas no hacían más que brotar como margaritas. Cada palabra, cada acción, cada mandato, todo lo hacía dudar.

¿Sería grata una eternidad así?

Steve no podía dejar de mirar las puertas doradas.

...

― ¿Son...?

― Anunciadoras.

― Asombroso...

― Sé que eres joven, probablemente nunca utilizaste una, así que ven, acércate, déjame mostrarte.

El arcángel extendió la anunciadora con las manos, una imagen comenzó a formarse.

― Oh, son ellos...

― Si. Son ellos.

La anunciadora mostraba nítidamente la imagen de una pareja de ancianos, sentados en el pórtico de una casita a orillas de un lago, mirando a pequeños niños correr por el jardín.

― Entonces muchacho, creo que ya tienes tu respuesta.

― Yo...

― Jamás los vi arrepentirse Peter.

Los grandes ojos marrones del querubín lo miraron fijamente, llenos de determinación.

― Muchas gracias Arcángel James.

― No hay de que Peter.

― Tengo... tengo que irme.

― Adiós mocoso. Buen viaje.

Pecado divinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora