Capítulo XII - Orden

113 43 65
                                    

Comisaría:

—El señor Gauss te ta' esperando quiere hablal contigo, te vale que no haiga ningún problema, ciudadano. –dijo un oficial con delirios de grandeza, cuyas palabras reflejaban un nivel demasiado bajo de cultura.

 «Y este hombre, ¿cómo consiguió el trabajo? o sea, ¿cómo hizo la entrevista? Da grima solo escucharlo hablar con esa informalidad.»

—No es problema, lo que sea por ayudar a la justicia. –dije afablemente.

 «Viva la hipocresía»

— Su carné de identificación y filme esos papeles. Depué pase.

— No hay problema –dije haciendo como me pidió.

Gauss estaba sentado con ambas manos sobre la mesa de interrogatorios, mirando solo al frente con sus ojos azules que nunca vi tapados por sus párpados.

¿Nervioso, Ash?

 «Para nada» contesto en mi mente.

Solo procura no estarlo, sé coherente y no notará nada.

— Tome asiento, por favor –dijo señalando frente a él, al otro lado de la mesa.

Era una habitación realmente monótona, las blancas paredes hacían realmente perder la cordura a quien pasara mucho tiempo dentro de ellas.

— ¿Y bien? –dije fingiendo estar desconcertado.

— Iré al grano. Donde estaba la noche del 12 de diciembre (día de la nevada) –preguntó con su típico tono orgulloso.

—Es algo de lo que no quiero hablar. –evadí la pregunta.

—Sí, tengo entendido que atentó contra su vida. Seré condescendiente y no hurgaré en la herida si aún no está preparado.

—Agradezco en serio su comprensión, señor. –aparté la mirada fingiendo dolor.

Ash, que diálogo más fingido, él sospecha de ti y tú finges no saberlo, no lo soporto.

— Grave, ¿En serio conocía a James? Aquella vez me dijo que su padre era muy amigo de él pero según su historial, usted nunca conoció a su padre.

Ja, que mala improvisación aquella, Ash, pero no te avergüences, de hecho, hasta a mí se me pasó por alto.

 «No pensé que fuera a buscarlo»

—En realidad, señor, me refería a Mathew Havel, un padrastro que tuve, pero que fue muy importante para mí. Lo siento por no ser específico, señor.

Esta sí es una mentira bien currada, Ash. Y tranquilo, no tiene nada concreto.

— Gracias por aclararlo todo. –dijo haciendo una leve reverencia con su cabeza.

— De nada, Gauss. –se la devuelvo.

Noto que él empieza a reír.

— Asher Grave, sospecho de ti, creo que eres el asesino del cisne. Odio esta pantomima y mi orgullo me impide seguir así por más tiempo. Walter pudo escapar por un tiempo, al igual que lo haces tú, pero la verdad, la verdad es una bomba de tiempo con fecha fija, que no conocemos, pero sí predecimos; estallará, y con ella, el cuerpo de los embusteros en mil pedazos.

— Me halaga su sinceridad, pero en cuanto a sus acusaciones sin sentido, señor, buena suerte con ellas.

Ja, ja Ash, que te ha declarado la guerra. –se podía escuchar una risa que era tan macabra como burlona de parte de Tom.

Grito inaudibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora