Capítulo XV - Walt

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Diez minutos para mi reencuentro con Walter, yo espero sobre una azotea próxima al punto de encuentro.

¿Nervioso, Ash?

—¿Por qué lo estaría?

Piensas lo mismo que yo, se te nota. ¿Crees que te la va a jugar?

—Eso piensa él, pero, ¿ves a ese que está allá abajo?

¿El del abrigo extraño?

—Sí

 »Es un traficante de drogas y ha tomado varias vidas inocentes, pero no es mi objetivo directo, siempre se pone por esta zona, está esperando un encargo.

¿A qué te refieres con directo?

Espera y verás

¿Y qué importa que esté relacionado con las drogas?

—¿Ves a esos dos hombres que vienen desde la esquina?

 »Lo más probable es que sean enviados por Walter, ese ingenuo y mimado ricachón.

Escucho las voces en medio de esa tranquilidad nocturna.

—En la mochila está lo que prometí, ahora hablemos de…

—Nos divertiremos –dice uno de los dos hombres, interrumpiendo al traficante.

—¿Perdón? –espetó

Una, dos, tres, cuatro, cinco puñaladas, de parte de ambos, parecían golpes normales desde mi perspectiva, pero los golpes normales no hacen sangrar. Sí, un charco de sangre, mientras se llevaban su mochila.

Inteligente, Ash, estoy realmente impresionado.

—Lo sé, Tom –digo mientras tomo el celular de Peter.

Nuevo correo a mi preciado compañero.

Hola, amigo:

Me duele mucho que no confíes en mí, tanto que estaba pensando en publicar las pruebas de lo que eres, y esas pequeñas llamadas, mensajes, y demás. No queremos eso, ¿cierto? En tres días, si no estás a esa hora exactamente, tú, solo, me temo que es tu fin. Quiero mil dólares, en efectivo.
Atte: Tu admirador.

¿Ahora mil dólares?

—Es para que piense que puede comprarme.

Es hora de irme, antes de que alguien reporte el cuerpo.

Al marcharme, en el camino, encuentro un camión de basura en el que tiro el teléfono para deshacerme de él completamente.

Me dirijo a mi casa, para revisar el trabajo de Sophie. Todo impecable, tal vez demasiado, no veía nada.

En la esquina, Ash.

La vitrina está extraña e “innecesariamente” cambiada de lugar y luego de tocar tras ella  me encuentro con una zona hueca.

Un extraño compartimento se encontraba allí, y dentro mis “herramientas” y “trofeos”. Estos últimos los pongo de vuelta en la vitrina para que no se descompongan.

Los admiro un momento, tan pálidos y sin vida.

«Falta el de Walter»

Me emociono solo de pensarlo.

Los cuchillos y la sierra la pongo de vuelta en su sitio.

Una extraña caja también estaba ahí. Productos químicos nocivos y herramientas de trabajo y cocina. También muchos periódicos y notas informativas acerca del asesino de la caja negra, al parecer hacía lo mismo que yo, pero de una forma más “limpia” y complicada.

Grito inaudibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora