Capítulo 21

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Quedé fascinado ante la seductora actitud de L, a veces me costaba entenderle, pero eso era lo que me encantaba de él, su impredecible forma de hacer las cosas.

-¿Por qué te has tardado tanto...? -manifestó mientras atrapaba mi boca con sus labios. Como si así pudiese responderle.

Estaba en cuclillas sobre la cama y L se apoyaba ligeramente en mis piernas. Con cierta habilidad hizo desaparecer mi terno. Me pregunto qué lo tendrá tan activo. Su trasero frotaba contra mi pantalón mientras sus brazos jugaban con mi cuerpo.

L es el tipo de pasivo que quiere que le den, aunque no lo admite. Se deja llevar, pero también aporta y dice que no cuando quiere decir sí. Por eso estoy confundido, hoy quiere y no tiene intenciones de demostrar lo contrario.

Me interesó qué tipo de cosas podía llegar a hacer él por su cuenta, así que lo dejé continuar a su ritmo. Lo cual no era nada lento ni pausado.

Tiró nuevamente de mi corbata dándole más profundidad al beso, introdujo su lengua buscando la mía y pude saborear la dulce saliva de Ryuzaki invadiendo mi boca. Nunca me había gustado tanto lo dulce como ahora. Es veneno en su máxima extensión.

De a poco desabrochó todos los botones de mi camisa con sus frías y delgadas manos. Tomó de mis cabellos mientras mordía mis labios con cierta delicadeza.

Mientras me besaba empezó con sus manos a explorar a mi cuerpo, como si fuese la primera vez que lo tocaba. Mi pecho, los brazos, hombros. Está logrando provocarme como quiere.

Poco a poco me fue arrastrando hasta el respaldo de su cama y ahí me acostó. Tenía ganas de tumbarlo y darle ahora, pero eso probablemente le molestaría.

De alguna manera perdí completamente el control de la situación.

Se deshizo de mi pantalón y del suyo. Su bóxer negro estaba pidiendo a gritos que lo saque. Desde mis labios empezó un camino de suaves y húmedos besos hasta mi abdomen.

-¿Qué te ha pasado hoy... Ryuzaki? -el bóxer ya está comenzando a molestarme.

Se arrimó en mí y juntó su frente con la mía pasando su lengua por el labio superior y luego dedicarme una maliciosa sonrisa.

-¿Quieres jugar? -te quiero penetrar.

-¿Jugar? ¿Q-qué quieres hacer...? -me aterra pensar que quiera meterme algo...

Volvió a sonreír con suficiencia y en silencio abrió el cajón del velador que estaba a un costado de la cama. Sacó un largo pañuelo negro y me lo acercó.

-¿Qué haces? -pregunté.

Por un momento me sentí aliviado, pero eso no quitaba el suspenso.

-Cierra la boca -siempre tan adorable... -. Es un juego de tacto.

-¿Un juego de tacto...? -sonaba interesante.

-Exacto, se juega con los ojos vendados.

-¿V-vendados...?

-¿Quieres dejas de repetir todo lo que te digo? -sonó irritado.

-S-sí, lo siento -me siento en sumisión. Es extraño. Pero me pregunto que lo tiene así, trae un aire de mal humor.

-Mantén la boca cerrada, y... -se acercó a mis oídos- sólo concéntrate en donde mis manos te tocan -cubrió mis ojos con ayuda de la tela. Estoy completamente cegado.

¿De verdad quiere hacer algo así o no quiere que note que le pasa algo? Porque si es así no está funcionando.

-¿P-puedo preguntar por qué haces esto de la nada? -me agrada que haga esto, pero también sé que no es espontáneo. Por lo que estoy preocupado.

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