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Cuando Taehyung recibió el alta del hospital, unos nueve meses después de haberlo encontrado, aún no podía estar cerca de gente, no le gustaba que lo tocaran, no quería estar con nadie, menos a solas, menos en una habitación cerrada.

Jungkook había dejado que el rubio durmiera en su cama, la que compartían antes, en su vieja vida, hasta que pudo acomodar la pequeña sala que usaban de depósito, para guardar desde comida, algo de ropa que no usaban, libros viejos, y hasta los productos de limpieza.

Tuvo que deshacerse de una gran cantidad de cosas, la comida de reserva y las cosas de limpieza pasaron a un mueble en la sala, y hasta que consiguieron una cama particular para aquel nuevo cuarto, Jungkook durmió en un saco de dormir en la sala.

Por más que aquel "cuarto" era tan pequeño, sólo lo suficientemente grande como para que entrara su cama y una pequeña mesa de luz, habían añadido un par de cajones debajo de la cama para que Taehyung tuviera acomodada su ropa, aquel lugar ni siquiera tenía una ventana.

Pero Taehyung parecía conforme, tenía su propio lugar, su propio espacio, y le gustaba tener esa privacidad.

Y luego de dos años de el incidente, y un año y unos meses de vivir con Jungkook, finalmente Taehyung le pidió al mayor dormir con él, todas las noches.

— Es lindo dormir contigo— murmuró, pensando que Jungkook se estaba negando cuando le preguntó el por qué—. Y al final... He dormido más contigo que en mí cuarto, entre, ya sabes, las pesadillas y eso... Creo que sería más fácil si solo estoy junto a ti.

Lo miró con ojitos de cachorro, con un leve puchero.

Jungkook quería comerlo a besos.

— Claro que si Taehyung, no hay problema... Me gusta dormir contigo también.

Taehyung sonrió, sintiéndose halagado.

A veces Jungkook le decía cosas lindas, que le hacían sentir cosquillas por dentro, a veces eran tantas las cosquilleo que lo hacían reír o ponerse muy rojo.

A veces se sentía como un tonto porque Jungkook podría decir algo muy simple, algo común, o cotidiano, pero en un tono especial y bonito, y lograba tanto con tan poco.

Desde entonces Taehyung comenzó a dormir junto a él, y se olvidó de las pesadillas por un largo tiempo.

Por el contrario, comenzó a tener sueños muy lindos, creía que era por estar a su lado, porque Jungkook le tenía tanto cariño que, de alguna forma, al estar junto a él hacia una burbuja protectora hecha de este, y allí estaba a salvo, incluso en sus sueños.

En sus sueños Jungkook seguía siendo su novio, y ambos estaban felices, en sus dueños podía besarlo cuánto quisiera, en sus sueños podía ir de paseo con él a la playa, al parque, al cine, o salir a comer, sin tener ese miedo abrumador a la gente, sin sentirse perdido, en sus sueños podía entender todo lo que pasaba a su alrededor.

Por dentro deseaba tener un mundo así, deseaba ser como aquel Taehyung de sus sueños, y que Jungkook sea tan feliz como se mostraba en su mente.

Con cada sueño, comenzaba a ver a Jungkook como era en realidad, era melancólico, algo serio, algo callado a veces, y siempre que no estaba cuidando de él, que no le estaba prestando atención, se notaba triste, mucho.

Comenzó a notar que Jungkook sonreía sólo con él, pero no era esa sonrisa amplia que veía en las noches, en la vida real era más cansada.

¿Por qué su Jungkook estás triste? ¿Por qué estaba cansado? ¿Por qué no era como el chico de sus sueños?

Fueron tantas noches, tantas semanas, sintiendo sus labios en sueños, que Taehyung quería sentirlos en la vida real.

Así que una noche se despertó, viendo a Jungkook dormir, abrazando levemente su cintura, que juntó algo de valor y toda su curiosidad.

Tomó las mejillas del azabache con delicadeza, y algo nervioso, porque no había besado nunca, a parte de en sueños, juntó sus labios, con el corazón acelerado y sus mejillas ardiendo en rubor, encontró en los labios de Jungkook una sensación tan extraña pero tan familiar a la vez.

Las cosquillas en su estómago, ese calor en su pecho, que contagiaba descargas eléctricas que le dieron un pequeño escalofrío, esa felicidad que lo invadía completamente.

Movió sus labios contra los del azabache, escuchó un murmullo venir de él, y se asustó un poco.

Se separó para encontrar los ojos de Jungkook mirándolo, sin poder creerlo.

— Jungkook, lo siento— murmuró, creyendo que iba a retarlo, sus ojitos se movieron inquietos, pasando a mirar las sábanas, a los oscuros ojos del otro, al techo, o hacia un lado.

Sin saber qué decir, fue interrumpido en sus intentos cuando el menor tomó una de sus mejillas y volvió a juntar sus labios de nuevo, besándolo con tanta necesidad, pero con tanto cuidado, dejándolo respirar entre beso y beso, profundizando cada vez más su encuentro.

Un beso que Jungkook llevaba esperando años para poder hacer, finalmente estaba allí, con él, una parte del Taehyung que tanto había extrañado.

Un beso que Jungkook llevaba esperando años para poder hacer, finalmente estaba allí, con él, una parte del Taehyung que tanto había extrañado

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Nota importante: Esta historia se actualizará cada Martes

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