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El discurso de Emily había sido todo un éxito, claro que también Edward había tenido que hacerse notar frente a unos estúpidos a los que encontró burlándose de ella. Pero había sido fácil después de todo. Luego del "debate" entre los alumnos habían decidido pasar las últimas horas que les quedaban antes de que los mandaran a dormir en el cuarto de Emily junto a unas cuantas amigas de ella, comieron pizza y se encargaron de adular a Edward. Mientras tanto, Luke había decidido pasar la tarde con Miley, ayudandola en lo que necesitara. Se había cruzado con Edward en uno de los pasillos, el castaño le había dedicado una fea mirada mientras que la rubia que estaba a su lado le había sonreído simpáticamente pero había cambiado el gesto al ver a Edward, Miley había optado por una mueca seria y había entrecerrado un poco los ojos al ver a Emily. Al parecer no había vibra entre ellas, al igual que entre los hermanos que ahora discutían con la mirada. Finalmente Edward había sonreído de manera casi perversa y había hecho un gesto a Emily para que se marcharan.

Un mes había pasado desde que Maddie había recibido la carta de aceptación. Después de todo el papeleo necesario oficialmente estaba dentro. Se levantó temprano el día lunes, saludó a su madre y se vistió tan bien como a Luke le gustaba. Aún no le había avisado a su novio que volverían a estar juntos, de hecho queria que fuera una sorpresa, quería ver su rostro cuando la viera de pie frente a él vistiendo los jeans que él le había comprado un dia de lluvia en el que ambos habían quedado empapados, sus botitas negras que a él tanto le gustaban y quizas alguna remera estampada de alguna banda como "Nirvana" o "All Time Low".

Cuando quedó lista se dió una mirada al espejo, esta nueva experiencia iba a ser genial. Mordió su labio inferior y comenzó a pensar en cualquier chiste que podría contarle a Luke cuando llegara, solo para hacerlo reir como antes, pero solo logró hacerse reir a ella misma, había estado un poco ansiosa en ese mes, lo que era de sorprenderse porque si bien ella y Luke eran novios tampoco eran algo serio. Suspiró y miró su reloj, se le estaba haciendo tarde así que solo salió de su cuarto, tomó una tostada y se subió al auto.

Esa mañana Luke había despertado con una sonrisa en su rostro, la noche anterior había sido genial, se había escapado junto con Miley hacia el campus, su cita había sido de lo mejor con bastante comida que ahora ella podía disfrutar y a la luz de la luna. Quizás él estaba lo suficientemente enamorado como para olvidarse de todo y todos y eso lo hacía "feliz" por así decirlo.

Claro que no sabía lo que iba a pasar a continuación.

Se levantó, como siempre. Era lunes y, como de costumbre, Edward ya no estaba en su cama. Rodó los ojos y peinó un poco su rubio cabello, se vistió tan casual como siempre y salió. Creía que ese día iba a ser uno de los mejores, por fin iba a proponerle a Miley que fuera su novia, después de todo hasta ahora no eran mas que "amigos". Sonriendo corrió hacia el campus a encontrarse con sus viejos amigos, Millie y Louis, ellos se habían reencontrado con Luke hacía solo unas semanas, eran amigos desde antes de entrar a la universidad. Suerte del destino, habían ido a parar todos a la misma. Miley ya estaba esperándolo con ellos, sentada en el tronco de un árbol.

—¡Chicos!— llamó su atención mientras corría hacia ellos, todos lo saludaron con la mano antes de voltearse nuevamente hacia alguien que él no podía ver. Frunció el ceño y se apresuró a llegar hacia donde se encontraba el intruso que le había robado a sus amigos, cuando la vió.

Su desarreglado cabello rubio platinado estaba revuelto en un extraño peinado, llevaba una camiseta algo ajustada de Sleeping With Sirens, jeans y botitas negras que la hacían parecer mas perfecta de lo que era. Entonces Luke sintió una punzada en su pecho, ganas de llorar y de vomitar al mismo tiempo, no estaba seguro de qué le pasaba, pero sabía que esa sensación tenía nombre, y era "Culpa". En ese momento todos se voltearon hacia él, Maddie le sonrió hermosamente mientras se ruborizaba un poco, Millie lo miraba con el ceño fruncido y una expresión maternal que lo hacía sentirse peor y Louis solo lo miraba con compasión. Miley, finalmente, se levantó y se situó a su lado preguntándole con preocupación qué le sucedía, al parecer todavía no sabía sobre el gran engaño. Y gracias a Dios no lo sabía, no podría soportar preguntas justo ahora. Maddie dejó de sonreír y también corrió hacia donde él estaba. Ahora estaba frente a sus dos chicas, ambas engañadas por el mismo idiota, ambas tan inocentes como para no darse cuenta de lo que sucedía.

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