CAP 10

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Habían pasado dos horas desde las últimas palabras que se dirigieron el uno al otro, pero Akaashi seguía despierto en la cama. Sin que Bokuto lo supiera, lo observaba en silencio a través de los párpados casi cerrados, siendo sus gruesas pestañas suficientes para ocultar el hecho de que aún estaba despierto. Cansado, pero despierto.

Akaashi no podía dormir, pero la causa no era su desconocimiento de Bokuto. No podía dormir debido a su sincera fascinación por él.

Bokuto se quedaba quieto durante un buen rato, con la cabeza inclinada hacia un lado y una mano en el estómago, y la otra a su lado. Cuando estaba así, Akaashi pensaba que estaba descansando, y casi se creía ese pensamiento hasta que Bokuto volvía a despertarse con una sacudida de su cuerpo de la poca relajación que intentaba conseguir.

Al principio, Akaashi no pensaba en ello. Bokuto hacía una mueca de dolor y volvía a la realidad de la misma manera que alguien sueña que se está cayendo. Pero Akaashi sabía muy bien que tal cosa no era posible con el estado de Bokuto. Eso hizo que Akaashi se compadeciera de él, como mínimo.

Por tres veces, Bokuto se despertó involuntariamente, y por tres veces se cubrió los ojos con el antebrazo y lanzó un suspiro tranquilo. Akaashi se negó a reaccionar en esos momentos, esperando evitar a su visitante la vergüenza de que hubiera visto eso. Tenía la intención de cerrar los ojos y dormirse de verdad después, pero tras sentir que su colchón temblaba por cuarta vez, abrió los ojos.

Akaashi se levantó sobre los codos. "Bokuto", susurró.

Alarmado, se dio la vuelta rápidamente. Su cara parecía sorprendida y agotada al mismo tiempo. "¿Akaashi? Yo..."

"No lo hagas". Con la voz convertida en un mero murmullo, Akaashi se acercó a Bokuto, y luego volvió a tumbarse de espaldas, con la cabeza ligeramente elevada gracias a las almohadas que tenía detrás. "No te disculpes".

Ligeramente avergonzado, Bokuto apartó la mirada y se frotó los brazos.

"Ven". Akaashi hizo una seña a su visitante.

Volviendo su atención hacia él, Bokuto se encontró con la mirada de Akaashi. Llevaba una expresión confusa, preguntándose qué había querido decir el otro con esa palabra.

"He dicho que vengas". Le indicó a Bokuto que se acercara. "Ven aquí". Al decir esto, Akaashi extendió un brazo, como si se preparara para una especie de abrazo.

Obedeciendo con vacilación, Bokuto se desplazó hacia Akaashi y se recostó contra él, encajando en la curva de su brazo. No cabía duda de que era más grande que Akaashi, pero eso no le impedía encajar perfectamente.

La cabeza de Bokuto se apoyó en el hombro de Akaashi. El brazo de Akaashi rodeó cautelosamente los anchos hombros de Bokuto.

Ninguno de los dos dijo una palabra.

Pasaron los minutos y, con el tiempo, Akaashi pudo sentir cómo Bokuto se relajaba contra él, los signos de la fatiga acababan por agotarlo. Su cabeza se desplomó contra su hombro, y sus dos manos se apoyaron en su estómago. Lo estaba intentando. Intentando con todas sus fuerzas conciliar ese pequeño sueño que le permitiría pasar el día siguiente, y Akaashi quería ayudarle.

Por mucho que no quisiera creerlo, Akaashi deseaba tanto ayudar.

¿Por qué?

Akaashi vio cómo una de las manos de Bokuto se movía involuntariamente y, para su consternación, no dejaba de hacerlo. Lentamente, alargó una mano y la cerró sobre la que se movía, y sus cuatro dedos encajaron en la palma de Bokuto. En segundos, su mano volvió a estar en calma.

Akaashi inhaló en silencio. Observó cómo el pecho de Bokuto subía y bajaba con cada respiración que lo mantenía vivo. Su respiración era controlada, como la de una persona que estuviera realmente dormida. Frunciendo los labios, Akaashi dejó que su cabeza cayera de nuevo en las almohadas. Giró la cabeza hacia un lado, hacia la de Bokuto. Podía oler su débil aroma. Olía como un hospital.

In Another Life (Bokuaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora