Eres un dulce caramelo

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*Laila*

El beso comenzó a subir de ritmo rápidamente. Sentía las manos de Jack recorrer de mi cintura hasta mi cadera. Sus grandes manos encajaban perfectamente en mi cuerpo y este las aceptaba totalmente, él me complementa de la misma manera que el papel complementa a una pluma. Es necesario para que yo pueda funcionar bien.

Me separé de Jack cuando sentí sus manos subir por mi espalda hasta el broche de mi sujetador.

Junté mi frente con la de el y puse mi mirada en sus labios. Estaban hinchados y, muy posiblemente, los míos están igual.

Sentí como su mano trataba de desabrochar la prenda que cubría mis pechos, lo cuál no consiguió.

Solté una risita y dirigí mis manos a la parte de mi espalda para desabrochar mi sujetador, pronto sentí como este cedía, pase los tirantes por mis brazos y el sujetador floto hasta desaparecer en la oscuridad.

*Jack*

Ella había dejado que su sujetador flotara lejos de nosotros, dejando sus pechos libres a mi vista, aun que el agua los tapaba.

Le sonreí cuando sus ojos morados se conectaron con los míos. Los suyos tan puros y los míos llenos de maldad, aun que nadie pueda verlo, aun que solo pocas personas lo sepan.

Alejé esos pensamientos de mi mente y me concentré en Laila y todo lo perfecta que es ella. No se como había conseguido que ella se enamorara de mi, como alguien tan pura como ella, pudo enamorarse de alguien con un alma tan manchada como la mía.

Me acerqué a ella y tomé su cintura. Su cintura me encanta, es tan delgada que mis pulgares pueden tocarse. En realidad, toda ella me encanta.

Me sorprendí un poco cuando Laila tomó mi cara entre sus manos y junto nuestros labios. Sonreí a mitad del beso, ella nunca había sido tan dominante.

El beso subió de intensidad incluso más que hace unos segundos. En mi frente se formó una ligera capa de sudor. Me separé de los labios de Laila y comencé a besar su cuello, dejando una leve marca en el.

-¿Acabas de hacerme una marca? -preguntó Laila sorprendida.

Me encanta su inocencia.

-Tal vez.

Ella sonrió y yo volví a besarla, no podía dejar de hacerlo, es adictivo. Sus labios son como el dulce que todo niño quiere, y que sus papás no le compran porqué es bastante caro. Y yo tengo el privilegió de tenerlos todos para mi.

De un momento a otro, la única prenda que nos separaban eran las pequeñas bragas de Laila. Hice un recorrido desde sus hombros hasta el elástico de ellas y, lentamente, comencé a bajarlas, hasta que terminaron en los tobillos de Laila y, poco después, se unieron en un flote hacia el horizonte con nuestra ropa restante.

-¿Alguna vez has visto a una persona e imaginar como sería estar así con esa persona? -pregunté, tratando de distraerla.

Laila está nerviosa y lo se por qué sus manos no paran de moverse por todos mis brazos, y se que lo hace inconscientemente.

-No -me contestó confundida-. ¿Por qué lo preguntas?.

-Porqué yo siempre pienso en eso cuando te veo.

Ella se sonrojo y sentí como se destenso, así que metí toda mi longitud en ella. Laila soltó un suspiro y dejó caer su cabeza en mi hombro. No me moví ya que no quería lastimarla o que se sintiera incomoda. Eso era lo que menos quería.

Laila levantó la mirada y me miró sonriendo.

-Eso ha sido grosero -me regaño-, pero te felicito. Has hecho hoyo en uno.

Solté una carcajada. ¿Cómo podía pensar algo así en un momento como este?.

-Pero puedes seguir -me dijo-. Te has quedado estático.

Yo sonreí y ella comenzó a acariciar mi tatuaje con la llema de sus dedos, Laila sabía que no debía hacer eso, por qué yo no respondo por lo que hago.

Comencé a moverme lentamente y sentí como Laila encajó sus pequeñas uñas en mis brazos.

-Tranquila, nena -le dije-, voy a ir despacio.

Sus manos dejaron mis brazos, para ponerse en mis hombros.

Seguí moviéndome lentamente, escuchando los pequeños jadeos de Laila en mi odio, sus suspiros y como repetía mi nombre tantas veces.

Algunas veces sus jadeos eran tan altos que tenia que alejar un poco mi oído, pero no me iba a quejar. Ella me pedía ir más rápido y, como no, sus deseos son órdenes.

Sentí como Laila comenzó a temblar levemente, y sabia que se estaba conteniendo por mi.

-Dejalo ir, nena -susurré en su oído. Y, al parecer, mis deseos también son órdenes.

Sentir como ella se dejaba ir, provocó que yo llegara al placer máximo y que todo explotara dentro de mi.

Los dos nos quedamos quietos por unos instantes antes de que yo saliera de ella y la cargara para llevarla hasta mi casa, no sin antes tomar nuestra ropa, la cual estaba en la arena.

Laila se había quedado dormida en mis brazos y, aun que se que ella es hada, para mi es un ángel. El ángel que me vino a sacar todo lo malo que tengo.

Coloqué sus alas de manera que tapara todo su cuerpo y seguí volando hasta llegar a mi casa. La deje suavemente en mi cama y la tapé con las sabanas. Ella frunció, supongo que por la falta de mi calor corporal.

Me metí en las sabanas con ella y Laila se acomodo rápidamente a mi lado, pasando su brazo por mi cintura y poniendo su cabeza en mi pecho. La abracé con uno de mis brazos, mientras que el otro lo ponía detrás de mi cabeza a modo de almohada.

Me sentía bastante afortunado de tener a alguien como ella en mi vida, es tan buena que nadie quiere hacerle daño, y se ve tan delicada como una flor que te da miedo tocar.

Pero yo se que ella es fuerte e independiente, que puede superar todos los problemas que se le pongan enfrente y que ella, sin importar que, siempre va a intentar solucionar los problemas sola, porqué, aún que ella no lo sepa, es un diamante. Un diamante puro, hermoso, brillante y, sobre todo, muy difícil de romper.

Ella es el diamante más importante que hay en el mundo. Y, por desgracia, juntaron a ese diamante con la roca mas solitaria del mundo.

El diamante hace que la roca parezca fuerte y hermosa igual que el, pero en realidad es todo lo contrario. Y eso es lo que pasa con nosotros dos: ella me hace ver fuerte a los ojos de los demás, pero la realidad es que yo soy solo una roca más.

Estuve observándola dormir durante horas, por que yo no podía dormir. La luna hacia que su piel se viera más pálida y, aun así, es la chica más hermosa. Sus pestañas, naturalmente enchinadas, hacían una pequeña sombra sobre sus mejillas, las cuales estaban sonrojadas, y sus labios estan de un rosa que no puedo explicar, pero definitivamente fuera de este mundo.

Solté un bostezo y me acomodé, tratando de mover lo más mínimo a Laila, y me dispuse a dormir, aun pensando es la chica que tenia a mi lado.

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Hola ;)

Bueno antes que nada les pedimos una disculpa por no haber subido, pero aquí esta el capítulo.
Comprendan que es difícil escribir estos capítulos, pero esperamos que los disfruten!!!

En multimedia les dejamos como se verían Jack y Laila ;)  sigan votando, comentando y disfrutando la novela!

Un saludo a todos!! ;D buen inicio de semana! Subimos capítulo el Jueves!

Lo que cambió al mundo (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora