Te he echado de menos y no puedo decírtelo

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Narra Mireia

Las piernas me empezaron a temblar cuando la volví a ver. Ella se sorprendió muchísimo al verme, tapándose la boca con sus manos y provocándole unas lagrimas que se le acumularon en los ojos. No sabíamos como reaccionar, si ser cariñosas o distantes, si abrazarnos o simplemente pasar. Fue un reencuentro incomodo y a la vez mágico. Secándose las lágrimas me hizo un gesto para que pasara a casa. Cerró la puerta y me llevó hasta el sofá, aquel donde tantas tardes pasamos sentadas y acurrucadas mirando películas. Estuvimos unos minutos mirando el suelo, sin saber bien que decir ni hacer. Me atreví a romper el hielo.

- Mi: Bueno... ¿Cómo estás?

- Mó: Bien, sorprendida pero contenta de verte otra vez. ¿Y tú?

- Mi: Bien también. – Otro silencio incómodo. Con la voz temblorosa empecé a explicarle porqué había venido a verla. – Bien, he venido para intentar aclarar las cosas.

- Mó: Sí, te entiendo. Creo que te debo muchas explicaciones.

Asentí con la cabeza y me callé para dar paso a sus explicaciones. No sé exactamente como me tenía que sentir con la historia de Ana, pero lejos de sentir celos o rabia, sentía tristeza y algo de empatía.

- Mó: Por eso no llegué a tiempo a la boda... Te pido perdón, nunca quise hacerte daño y acabar así.

- Mi: ¿Y por qué no me llamaste? ¿Por qué no me lo explicaste en el momento? Te hubiera perdonado Mónica, te juro que lo hubiera hecho. Llevaba 2 meses sin saber de ti, me dolió que ni siquiera te dignaras a enviarme un mensaje... - Su cara demostró más tristeza de la que ya mostraba. Algo más profundo tenía que contarme.

- Mó: Asumo la responsabilidad de no haberte escrito, pero todo lo que me pasó después, ya sabes... Las noticias están llenas de lo sucedido. – Me quedé extrañada, no sabía de que hablaba.

- Mi: ¿Qué te ha pasado? No estoy al tanto.

- Mó: ¿No? Pues es raro, está todo el mundo con este tema.

- Mi: Bueno, es que estuve de viaje en Bali, supongo que fue por eso. ¿Pero qué te ha pasado?

Con la voz entrecortada, llenándose de valor y fuerzas me contó lo que el desgraciado de Xuso hizo. No daba crédito a lo que estaba escuchando. Me salió del alma abrazarla. Todos los nervios que sentía se desvanecieron, como de costumbre cuando tocaba su piel. Volví a sentir esa paz y tranquilidad que solo ella era capaz de darme. Nos fundimos en un largo abrazo. Ella solo hacía que relajarse e intentar no llorar más.

- Mó: Ahora estoy con la psicóloga, me está ayudando muchísimo. Ana también estuvo conmigo todo este tiempo, apoyándome y sacándome del pozo. – Apareció una tensión en mi vientre. ¿Ana y Mó están juntas? No lo sé... - Pero bueno, todo esto ya ha pasado y quiero empezar a mirar hacia delante. Cuéntame de tu viaje a Bali.

- Mi: Pues nada, me fui a Bali para despejarme y poner toda mi cabeza en orden. Conocí a un grupo increíble, me lo pasé en grande con ellos. Decidí venirme antes porqué sentía que no estaba bien ni era feliz del todo, necesitaba cerrar esta historia contigo. Conocí a Claudia y, aunque no llegamos a nada, fue ella quien me hizo ver que necesitaba aclararme contigo.

- Mó: Ah, claro... Pues espero que por fin te hayas aclarado y puedas ser feliz.

Sí, todo estaba aclarado, pero dentro de mí no estaba todo en orden. Nos quedamos unos minutos en silencio, cada una dentro de sus pensamientos. Levanté la mirada disimuladamente y la vi con una expresión triste. Lo mucho que la había echado de menos... Yo no sabía si estaba enamorada de ella o si estaba enamorada y anclada a todos nuestros recuerdos. Era difícil de interpretar. Pero cuando la miré a los ojos, color y olor café, almendrados, supe que la amaba a ella. Su mirada me lo decía todo, todo lo que quería volver a vivir con ella, seguir compartiendo experiencias y crecer de una vez por todas las dos juntas. Quería besarla, perdonarla, cuidarla, estar con ella en todo momento.

- Mó: Bueno... ¿Y que vas a hacer a partir de ahora? – Besarte, eso era lo que quería hacer.

- Mi: Pues supongo que me pondré con una nueva novela y pues seguiré viviendo, claro. – Reí y me siguió. - ¿Y tú que harás?

- Mó: Salir de esta poco a poco y empezaré a componer de nuevo, es lo que más me llena en el mundo.

- Mi: Me alegro. – Tomé una pausa para respirar profundamente. – Creo que mi visita ya ha concluido. Gracias por recibirme tan bien. Haber hablado contigo me ha reconfortado mucho. Espero que todo te vaya fenomenal y te vea triunfar encima de los escenarios como siempre lo has hecho.

No sabía si habría otra vez para vernos. La abracé tiernamente y le di un cálido beso en la mejilla, traspasándole todo el calor que sentía en ese momento. Ella cogió mi cara y me miró profundamente. La respiraba muy de cerca. Chocó su frente contra la mía, mirando hacia abajo. Una lágrima cayó al suelo. Dejó caer sus manos hasta mis hombros. Estaba a punto de cogerla de la cintura para besarla hasta que ella pronunció un entrecortado 'adiós'. Cerré los ojos lamentándome no haberla besado, pero ya no había vuelta atrás. Me acompañó hasta la puerta y cerré. Me quedé apoyada en la puerta.

Narra Mónica

Llorando de impotencia me quedé apoyada en la puerta. Dejé pasar los minutos hasta que de repente me dio por abrir la puerta e ir tras ella; pero no la vi por ningún lado. La rabia y muchos sentimientos contradictorios dentro de mí empezaron a invadirme. ¿Quién era esa Claudia que había intentado tener algo con Mire? ¿Por qué lo intentó con otra persona? Se había olvidado de mí completamente... Ha venido para cerrar esta etapa y ya no hay nada más que hacer. 

Grité, grité con todas mis fuerzas. Caí al suelo entre lágrimas y sollozos. Unai vino a consolarme, dándome lametazos en la cara. Me levanté, secándome las lágrimas como podía me fui al sofá. Me quedé mirando la nada durante varios minutos, absorta en mis pensamientos. Mi ansiedad y agobio iba en aumento. Me quedé con muchas preguntas por hacerle, de decirle lo que la había echado de menos, pero por mi cobardía no le dije nada. Miles de ganas me daban de escribirle, de llamarla, de volver a verla y no quedarme nada dentro. Llamé a Ana para explicarle lo que había pasado.

- Mó: Hola Ana. No te imaginas quien ha venido a verme...

- Ana: ¿Mireia? ¿Le has dicho todo lo que le querías decir?

- Mó: No... No me he sentido capaz.

- Ana: Tranquila, no te preocupes. Espérame esta semana y media y cuando vuelva nos pondremos manos a la obra para recuperarla.

- Mó: No sé si ella va a querer...

- Ana: Eso lo veremos cuando vuelva, tu espérame, ¿vale?

Me envió un beso y nosdespedimos. Hice caso a Ana y esperé a que ella llegara para poder dar el siguientepaso y poder recuperarla. 

Cuando las miradas hablanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora