Rosa séptima: Briser la glace

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Fufufu, ya llegamos al nivel experto en las preguntas de cocoamigos *u*

¡PREGUNTA!: En mi obra El cadáver del amor, ¿En qué criatura sobrenatural se transforma King tras hacer cierto trato para ayudar a sus amigos? Pequeña pista: dicho ser no aparece en la película original de Tim Burton. ¡Soy perversa! *0* Bueno, no tanto. Después de todo, en este capítulo muestro mucha dulzura UwU. 

***

Lo que vio la hizo inmensamente feliz. La hermosa hechicera contemplaba su esfera de cristal con una expresión glacial hasta hacía solo unos segundos, pero al ver el enorme valor de la chica que se reflejaba sobre la pulida superficie, esta se derritió para mostrar una enorme sonrisa llena de esperanza. Por fin. Por fin el destino había llevado una mujer lo suficientemente valiente para tratar de ver más allá del velo de su hechizo. Por fin la persona bajo su maldición había conocido a la horma de su zapato. Por fin su viejo amigo tendría la oportunidad de redimir su alma.

Ahora, de eso a encontrar el amor, aún había un largo camino. Pero la chica no había huido. La hermosa albina había hecho su mejor esfuerzo para colocar al príncipe herido sobre el caballo y estaba volviendo al castillo por su propia voluntad. Estaba ayudando al monstruo que la aprisionó, intimidó y amenazó con matarla. Si aquel acto de verdadera bondad no lograba reblandecer el corazón de Meliodas, ya nada lo haría, y entonces todos en el castillo deberían perder definitivamente la esperanza. Pero aún no.

Merlín contempló la escena un poco más, solo unos segundos antes de permitir que se desvaneciera junto con sus dulces recuerdos de la infancia y la sensación de que aquella también era su última oportunidad. Debía tener fe, debía creer que el niño que fue su mejor amigo seguía ahí, en alguna parte. Y si su buen corazón lograba resurgir, por fin el pasado doloroso que los unía se rompería, y todos volverían a ser libres.

—Buena suerte linda. Eres la única que puede salvarlo ahora.

*

Cuando Meliodas abrió los ojos, le dio la sensación de estar flotando entre las nubes. ¿Acaso estaría muerto?, ¿eso se sentiría morir? Un penetrante dolor en el brazo le reveló que eso no era posible. Los muertos no son capaces de sentir. Pero en ese caso, ¿en dónde estaba? ¿Qué era esa sensación tan cálida y llena de paz? ¿Y ese toque ligero como pluma? Por fin, después de casi un minuto de mirar hacia lo que descubrió era el techo de su alcoba, entendió la situación, y los recuerdos de todo lo que pasó esa noche volvieron con fuerza. La chica a punto de tocar su rosa. La furia y el descontrol de después. La lucha que tuvo consigo mismo. Y luego, los lobos. Los lobos destrozando su carne sin que a él le importara si con eso salvaba a la chica que tantos problemas le había causado. La chica...

—Que alivio que despertara. ¿Cómo se siente?, ¿aún le duele mucho?

—¡Tú! —rugió el rubio al reconocer a la persona sentada a su lado en la cama—. ¿Cómo...? ¿Por qué...? ¡Ay!

—No se mueva, se abrirá la herida nuevamente.

Le había cambiado la ropa desgarrada por una inmaculada camisa blanca, un vendaje nuevo le cubría el brazo, y de alguna forma se las había arreglado para acomodarlo en su cama rodeado de almohadas y mantas. Pero eso en realidad no era lo más impactante de todo.

—Sigues aquí... —Meliodas apenas podía creerlo.

Él había dado por sentado que, en cuanto lo viera tirado en el suelo, la albina saldría corriendo al ver su oportunidad de escapar. O eso, o ella misma trataría de matarlo al ver que se presentaba una ocasión tan única. Sin embargo, nada de eso había pasado, todo lo contrario. Ella se veía terrible, dos enormes círculos negros rodeaban sus ojos, llevaba el mismo vestido que cuando intentó escapar, y la esquina desgarrada de este estaba manchada de sangre seca. Llevaba un cuenco con agua en las manos, tenía un penetrante olor a hierbas medicinales emanando de su cuerpo, y estaba tan pálida que competía con el resplandor de la nieve en la ventana. Para él, era la visión más hermosa que hubiera contemplado nunca.

La Belle et la BêteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora