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CAPÍTULO DOS
(  divinity  )






2 semanas.

Han pasado 2 largas e insoportables semanas, y Averie seguía sin recibir noticias de Mature Divinity. Incluso, estaba comenzando a creer que estafa. Claramente dijeron que llamarían de cualquier manera, si la aceptaban o no; por eso sospechaba.

Debería haber recibido una llamada.

Después de la primera semana, empezó a perder la esperanza. Y luego, simplemente lo superó.

Averie y Camila estaban disfrutando el día, solas en la playa, gracias a la ventaja que tenían de vivir cerca de la costa. Solían ir allí desde que eran niñas para poder jugar en la orilla durante horas. Pero ahora eran adultas, así que se podían quedar todo el tiempo que quisieran.

—No sé como pude creerlo. Estaba tan aferrada a la idea de que quizás eso sería mi futuro.

—No lo sabías, Evie, está bien. Lo bueno de esto es que seguirás pasando más tiempo conmigo.—bromeó Camila guiñándole un ojo mientras le entregaba el protector solar, murmurando algo acerca de que el spray no le caiga en el cabello.

Averie sabía sobre el cuidado especifico de los rizos de su amiga, por lo tanto, se aseguró de dejar solo un poco de protector en el cabello oscuro de Camila. Posiblemente más tarde se daría cuenta.

Para su suerte, no había mucha gente en la playa. Era una tarde de sábado, por lo general solía estar llena de adolescentes haciéndose pasar por adultos. Sin embargo, ese momento era tranquilo, pacífico, solo ellas dos, cómo les gustaba.

Ambas estaban tiradas sobre dos toallas separadas justo antes de que el agua se encontrara con la arena.

Camila se encontraba enfocada en su libro, como solía hacer en un tranquilo día en la playa; le agradaba leer escuchando la naturaleza de las olas moverse mientras sentía los rayos del sol sobre su piel. Esa combinación simultáneamente creaban un estado mental tranquilo.

Por otro lado, Averie no estaba del todo relajada.

Obviamente le encantaba estar ahí, pero ahora mismo tenía demasiadas cosas en su cabeza cómo para poder disfrutar. Principalmente, pensaba en su futuro, algo en lo que nunca se había concentrado antes de postularse para esa falsa empresa. Se necesitarían años para llegar a donde quería estar.

En la cabeza de una prestigiosa empresa, ordenando qué telas van y dónde, qué bocetos pasarían a la realidad, incluso con un asistente a su lado. Tendría que trabajar aún más duro para llegar a eso.

Averie estaba acurrada en su toalla, pensando en cada cosa negativa. Odiaba la forma en que las olas recogían la arena cuando volvían al océano. Odiaba cómo la arena se deslizaba debajo de su traje de baño provocando una sensación incómoda en su piel. Odiaba lo fuerte que podía ser el sol sobre su rostro. Odiaba los pensamientos constantes que vagaban por su mente todo el día.

Se suponía que la playa era un lugar tranquilo, donde no debía estresarse; pero como no tenía nada que hacer más que pensar, es todo lo que estuvo haciendo durante días. Si pudiera reprender a su propia mente, lo haría.

No se trataba solo del estúpido anuncio del trabajo falso.

No quería ser la decepción de la familia.

Nadie más que su mejor amiga conoce la verdadera razón detrás de esto.

Desde que era pequeña, Averie hizo todo lo pudo por demostrarle a sus padres que se equivocaban con respecto a ella. Al crecer, constantemente le decían que no valía nada, que terminaría siendo una pobre chica sin oportunidades. Tenía sólo diez años cuando su padre comenzó a decirle todas esas horribles palabras.

Ni siquiera lo consideraba como 'una relación difícil', sabía que su padre no era del tipo cariñoso, usualmente criticaba sus calificaciones, decisiones. Por otro lado, su madre era todo lo contrario. Ella era cálida, gentil, amorosa; apoyaba a su hija en sus objetivos.

Sin embargo, Averie notaba la vacilación en sus ojos. No estaba segura de que su madre creyera que lograría el éxito, así que decidió demostrarle que ambos se equivocaban.

Y no ayudaba mucho que tuviera un hermano mayor trabajando a tiempo completo como abogado. Él era el orgullo de la familia. El primogénito. El hijo favorito. Era perfecto ante los ojos de sus padres. Todo lo que ella nunca sería.

Podría haber tenido la oportunidad de trabajar de algo que ellos consideraban 'aceptable' al salir de la universidad, pero, le encantaba diseñar. Y con las habilidades que tenía, de seguro hubiese conseguido trabajo en otro lugar, pero nada tan grande como Mature Divinity.

Actualmente, trabajaba como mesera. Debido a su poca experiencia, no logró encontrar una empresa que la aceptara así que decidió trabajar en un restaurante mientras seguía buscando oportunidades.

Supuso que la única opción que le quedaba era seguir adelante y para hacerlo necesitaba sus diseños ya que no hizo copias de aquellos que envió con su solicitud. Mala idea.

—Mmm Mila -

Camila levantó el dedo en señal de 'espera' antes de escanear sus ojos hasta el final de la página de su libro. Un segundo después se volvió hacia su amiga.—¿Qué pasa?

—Antes de volver a casa, ¿te molesta pasar por algún supermercado? Tengo que -

Fue interrumpida por el sonido de su teléfono sonando. Cuando le dio vuelta para ver quién era, se sorprendió. Era un número desconocido.

—No puede ser.—susurró la morena.

En un abrir y cerrar de ojos, Averie ya estaba hablando por teléfono, mirando a Camila esperanzada.

—Hola - sí, sí, soy yo.

—¿Está seguro? Oh - de acuerdo, gracias, que tenga un buen día.

Por la forma en la que sus ojos perdieron el leve brillo que segundos antes tenían, Camila supo en qué dirección iba esa llamada.

—¿Eran quiénes yo creo que eran?

Averie asintió, bajando la cabeza.

—¿No me estarás jodiendo y en realidad si conseguiste el trabajo pero estás tratando de engañarme?

La castaña solía hacer ese tipo de bromas desde que se conocían pero después de que la pregunta permaneciera en el aire, sabía que no estaba jugando esa vez.

—No lo conseguí.—dijo Averie cubriendo su rostro con sus manos, soltando un sollozo.

La morena no pudo haber sido más rápida en abrazarla.—No te preocupes Evie, escúchame, ellos no saben de lo que se están perdiendo.

Se separó un poco tratando de calmarse.—Estoy bien.

—¿Quieres tomar un helado o algo?

—No, no ahora.

Camila asintió, entiendo lo que necesitaba en ese momento.

—Podemos ir a casa si quieres, terminé el capítulo en el que estaba.

—Vamos a casa entonces,—dijo Averie sonriendo levemente.


DIVINITY | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora