CAPÍTULO UNO

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⌠Éna⌡╰❍ El viaje

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Éna
╰❍ El viaje.

⌠Éna⌡╰❍ El viaje

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❝No es de fiar, pero si tu deseas confiar en él, solo hazlo, mas tú castigo es el culpable de todas las muertes que han causado en tal sagrado lugar

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❝No es de fiar, pero si tu deseas confiar
en él, solo hazlo, mas tú castigo es
el culpable de todas las muertes que
han causado en tal sagrado lugar. ❞

━━Anónimo.

────◇◆◇────

MONASTERIO DE BRONTOCHION, MISTRÁ.

Las figuras se movían por la oscuridad de la propia noche que reclamaba la atención del malévolo plan que cargaban los dioses con tal de divertirse un poco entre todos los humanos, sin embargo uno llevaba rendimientos importantes que en todo momento recalca a con anterioridad, algo que provocaba con mucha ira a los otros que constantemente sufrían los castigos del propio malvado ser por no cumplir una sola orden.

No hay diferencia entre los tratos extraños de aquel Dios tan decidido al reconocer de todo el tiempo, algo que no sirve ni para tiempos remotos donde la oscuridad gobernaba a la luz y de ella colgaba la esperanza de que alguna vez dejaríamos de ver a aquel hombre que tragaba constantemente a esos niños que tenían poderes extraños pero increíbles para usarlos en algún futuro no muy lejano al que vivimos en el ahora.

A lo mejor es como interpretar una novela de Shakespeare donde tratan de las veces en que mueres sin levantar la cabeza o levantar la mano que alguna vez fue de tu mentor. Todas esas historias pospuestas en una sola que cuenta la creación del universo como si fuera flor de loto a punto de marchitarse por el mal creado por ellos, por mí o por él.

Remontamos a la historia de Adán y Eva, un lugar hermoso hasta que Eva se transformó en Lilith quien al escuchar de esas bellas palabras tomó el objeto prohibido bajándolo del árbol, admirándolo hasta que por su propio poder dejo la marca que marcó la existencia de toda nuestra humanidad.

La brisa calmada del horizonte fue la que generó como algunos se mantenían en otras funciones correspondientes a la tarea de él, que creía que volviendo a crear un solo hecho de aquel momento donde nadie sabe o se entera si en realidad fue una sol...

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La brisa calmada del horizonte fue la que generó como algunos se mantenían en otras funciones correspondientes a la tarea de él, que creía que volviendo a crear un solo hecho de aquel momento donde nadie sabe o se entera si en realidad fue una sola vez dónde te enteras de que vives una sola vez, aunque la verdad es como un estatuto dónde lo llevas dentro de ti, lo reprimes y vuelves a la realidad dónde no hay más que secretos retorcidos detrás de un doloroso pasado.

──Señor, todo está listo.

La voz de aquel terrateniente fue suficiente para indicar que su resplandeciente armadura pronto sería la primera en caer entre la sangre derramada de hace años, sin embargo, decidió mejor ocultar su sonrisa sin cerrar aquel libro de carácteres extraños dónde estaría escrito el próximo futuro, el vuestro.

──Muy bien hecho, Finnian ──Respondió sin el más mínimo interés.

──Señor, lamento molestar con estas dudas ──respondió el contrario, pero eso no lo detuvo ──¿Qué hacemos aquí exactamente?

Un golpe forzado fue lo que generó aquel libro mientras el caballero se mantenía en alerta por haber molestado a su señor, pero era una duda entre muchas más las que sacudían su pequeño ser.

──¿Dudas, Finn? ──Cuestionó el dios mientras observaba a la creación más problemática del mundo, el ser humano.

El aura del propio se elevó con fuerza mientras el caballero dio dos pasos hacia atrás aunque no haya sido suficiente para tener ahora una punta filosa en su cuello, era momento de dictar su testamento al Inframundo, por si acaso a su amado dios se le diera por intervenir.

──Vuelves a repetir ese ridículo término, Finn...──amenazó mientras lo observaba -Y juro que no volverás a pronunciar nada con tu boca ──. Las palabras fueron secas pero frías generando un impacto grande en aquel hombre de reluciente armadura.

Los labios temblorosos de Finn fueron la afortunada respuesta de varios asentimientos por parte del joven que era encargado de entablar todo lo pedido por su maestro. Sólo no entendía porque decían estar en aquellas ruinas y porque justo el hecho de ser un Monasterio.

Los pasos resonaban por aquella construcción, los símbolos azules de aquel libro se hicieron presentes en las paredes generando estruendos en cada lugar del propio manteniendo aquella aura pesada que nadie tomaría en cuenta, la verdad era como morir sin haber nacido o tocado el Grial que otorga deseos a los otorgados, pero esta vez al llegar a una sala extraña era el comienzo de un mal que desataría el mundo.

Destellos inmensos cubrieron la habitación ──que a ojos de Finn── ya estaba lo suficientemente destruida como para resistir todas esas palabras extrañas recitadas por dos o más versos, era como llevar la paz del ser viviente a la muerte segura, a fin de cuentas el caballero permaneció allí. Las luces comenzaron a estallar una por una mientras un aura azulina cubría el lugar, cerró sus ojos para no sufrir heridas que le dejaran peor que antes de servir a este hombre, sin embargo una oscuridad creciente fue la que terminó por revelar pequeños gritos que llamaron su atención, prestó sus manos a bajarlas con cuidado hasta tocar el cuerpo cálido de la criatura que lloraba en brazos ajenos, la meció tan solo unas veces para ver cómo aquellos ojos grises hacían que la Oscuridad mostrara su verdadera luz entre todo el entorno que gobernaba el propio ser.

──Mon impératrice du pouvoir tant attendue, ne pleure pas.

La pequeña bebita lo observó curiosa, al ser pequeña y no entender lo que ocurría solo decidió reír haciendo que hasta las propias paredes se quebraran aún más de lo que ya estaban, sin embargo la desaparición de los hombres fue suficiente para crear un estruendo en cielo por parte del más apto de los doce olímpicos, aunque de por sí cielo y tierra mostraron su enojo por la escena vista solo ese hombre de melena oscura sonrió con impaciencia, el destino aún no dictaba la flecha correspondiente a ella pero solo estaba seguro de haber recuperado lo antes perdido.

Las pequeñas pestañas de la niña eran hermosas como todo en ella, el hombre solo observaba con cuidado como está dormía y sin despertarla la nombró entre los rayos más poderosos de Zeus, dándole al fin un nombre a su sagrado regalo de oscuridad.

¹THE SAINT OF ETERNAL,, saintseiya ❘ 𝗧𝗘𝗥𝗠𝗜𝗡𝗔𝗗𝗔 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora