Ecos en el Mar

CAPITULO 1 EL MAR EN APOGEO

En una ciudad cerca de la costa mas cálida de norte América, el mar se calmaba para hospedar a la gente del mar. No se quedarían definitivamente si no por una temporada, ya que tendrían que seguir su camino y nadar a aguas más cálidas, en donde se puedan reproducir y mantener su temperatura ideal. Su manada era conformada por mas de cincuenta sirenios, y tenían unas reglas muy estrictas en cuanto a la gente de la superficie, así como permanecer siempre juntos, pero en algunas ocasiones se daban sus escapadas uno que otro sirenio. Aunque corrían el riesgo de que si te descubrían el castigo era limpiar las colas de las sirenas y tritones al mando con baba de caracol o sino con una mezcla de algas con excremento de cangrejo.

Hace una semana se encontraban por california, pero era un lugar un poco peligroso ya que una vez casi los veían y no iba ha hacer un encuentro agradable.

—A veces me pregunto cómo es que no, nos podemos quedar en un solo lugar—. Pregunta Séléne, la hermana de Adrien.

—No creo que necesites que te contesten esa pregunta—. Le dice Adrien a su hermana, nadando más rápido para rebasarla. —es algo que ya sabes Séléne.

Su hermana era algo testaruda, le gustaba un tifón de la manada, y en una ocasión el la invito a salir, a ver el océano extenso, pero desde ese día no ha dicho que ha sucedido entre ellos dos.

—Casi llegamos—. El Alfa grita tan fuerte que sobresale, todos guardan silencio, los niños ya saben que cuando habla el alfa tienen que guardar silencio total.

Es una gran ciudad hermosa, con unos arrecifes que parecen de ficción, son tan hermosos que probablemente ni una basura de la humanidad los ha tocado, o probamente las olas se han encargado de limpiarlas. Las olas están a su favor, son tan grandes que ni una persona se arriesgaría a meterse a la playa, al menos los surfistas ellos aprovechan estas olas porque son tan grandes y hermosas, ideales para que las tablas puedan tocarlas y ellas acariciarlas.