Capítulo uno: Primer Beso

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Jiang Cheng despertó esa mañana un poco angustiado. Había vuelto a tener aquel sueño que lo perseguía hace muchos años y que quizás lo atormentará el resto de su vida. Se quedó tumbado en la cama, con su antebrazo cubriendo sus ojos y las voces de aquel sueño aún retumbando en su cabeza.

" —El conejo de la clase murió. —Anunciaba la maestra.  —Parece que comió algo que me hizo daño.

—Ustedes son los responsables. —Recriminaba uno de sus compañeros al grupo donde Jiang Cheng estaba parado en silencio. 

—Los vi a los tres parados frente a la jaula del conejo. —Añadió una de las niñas presentes.

— ¡Fue Jiang Cheng! —Lo acusó uno de los niños que se suponía era su amigo. 

— ¡Si! —Gritó el otro. —Comía lo que fuera y trató de alimentarlo, le dije que no lo hiciera… ¡Pero lo hizo de todos modos! 

Jiang Cheng se quedó congelado escuchando como sus amigos le echaban toda la culpa a él. Trató de hablar, pero su voz salió rota. —Y-yo no fui… No hice nada… Chicos… ¿Porqué? 

Pero ya no había nadie a su lado. Estaba completamente solo, pudo observar como todos corrían hacia otro lado y se alejaban cada vez más…" 

El joven Jiang tenía ya 16 años, estaba en secundaria y no tenía amigos. Esa mañana se levantó como cualquier otra, salió de su habitación en pijama en dirección al baño, saludando a su gato de paso con un suave "buenos días, Xiao Ai" quien dormía plácidamente en el sofá. El chico siguió su camino hasta el baño, donde se quitó su pijama y se metió en la regadera, dejando que el agua caliente cayera en su cuerpo, mojando su negro cabello el cual estaba demasiado largo para su gusto. 

No sabía cuánto se había quedado bajo el agua, pues a pesar de haber terminado su pequeña rutina, mientras el agua seguía cayendo sobre su ya limpio cuerpo, pero su mente aún recreaba aquella escena de su sueño. 

— ¡A-Cheng no desperdicies el agua! —El grito de su padre lo trajo a la realidad de nuevo. Suspiró un poco cansado, cerró la canilla y envolvió su cuerpo con la toalla, saliendo del lugar aún lleno de vapor. Se secó y vistió, saliendo a la sala donde Jiang FengMian lo esperaba con el desayuno listo. Se sentó a comer con él, mientras hablaban del cambio de clima, acotando que el verano había llegado más tarde ese año. 

Luego del desayuno, Jiang Cheng se vistió con su uniforme de la escuela que consistía en una camisa blanca, la que estaba perfectamente acomodada dentro de su pantalón negro, acompañada de una corbata del mismo color del pantalón, tomó su celular cargado de música, sus audífonos y mochila, se despidió de su padre y Xiao Ai, asegurándose de dejar suficiente agua y alimento para el minino hasta su regreso, pues su padre trabajaba casi todo el día y él tenía un trabajo de medio tiempo en una panadería, le dio una última caricia antes de salir de casa. Se colocó los audífonos después de cerrar la puerta, retumbando en sus oídos una de sus canciones favoritas, Symphony of Destruction de Megadeth, sintiéndose un poquito más animado emprendió su camino a la escuela. 

Ah, la escuela, ese lugar que de cierta manera le desesperaba. No es que le fuera mal en sus clases, tenía notas que él consideraba decentes y le darían el puntaje necesario para ingresar a una buena universidad como lo era Lingnan*, pero no se preocuparía por eso ahora. Su única meta del día era olvidarse de aquel sueño y sobrevivir un día más en clases. Caminó por las tranquilas calles de su distrito, indiferente a lo que pasaba a su alrededor, pues absolutamente todo siempre era igual, las mismas casas, los mismos  postes, todo. La música en sus oídos lo mantenía despierto, alejándolo de la ruidosa multitud que poco a poco iba apareciendo a medida que avanzaba en su camino, llegando así a la estación de tren, donde abordaría aquel que lo llevaba a su escuela, en el cual obviamente se encontraba a algunos compañeros, chicos de niveles avanzados o pequeños que recién comenzaban a cursar. 

Say "I Love You" - [Xicheng] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora