Sweater ｡:¡!♡* SeungSung

uno - el último día

.
.
.

.
.
.

.・。.・゜✭・Los suspiros vacían poco a poco los pulmones de SeungMin. No quiere levantarse todavía de la cama ni recorrer por última vez ese corto trayecto de su casa al Instituto. Lo extrañará demasiado, no quiere.

Las estrellas aún iluminan el cielo y si es su cielo no falta aquella que ha nombrado: Han Jisung. Una estrella que abarca el techo de su habitación porque de tanto mirarlo se ha quedado impreso en la superficie.
SeungMin suspira de nuevo. Sus suspiros llegan a las fotos y las fotos bendicen sus brillantes ojos.

¿En qué momento se convirtió en esto...? Odia pensar que su grupo de amigos se fragmentaría al saberlo. Que le gusta Han Jisung... Que le gusta ese que es su mejor amigo desde siempre, ¿qué van a decir...? Sabe que no está bien. No es justo... ¿Por qué tiene que ser así?

Y no quiere levantarse. No quiere arreglarse y caminar al Instituto, y verlo por última vez antes de entrar a la Universidad. No quiere despedirse, no quiere ese último abrazo... SeungMin no quiere que toda esa preciosa ensoñación que creó alrededor de su mayor se disuelva en la lluvia de una pronta graduación.

Quiere quedarse en cama, llamarlo y decir que está enfermo para que JiSung vaya y cuide de él. Que lo abrace, se quede dormido entre sus brazos y entonces Seungmin sea capaz de simplemente mirarlo por tantas horas hasta desgastarlo.

Sabe que suena como un rarito cuando lo dice en voz alta. Sabe que no está bien, es solo que nadie más sería capaz de querer a JiSung como él lo hace. Porque quizá nadie lo conoce igual.

Nadie sabe sobre ese lunar en su mejilla izquierda porque nadie lo ha visto sin maquillaje, pero él sí. Él ha dormido en la misma cama que Jisung tantas veces que ha perdido la cuenta y lo ha abrazado tan cariñosamente que la palabra “amor” se queda corta para lo que siente por él. No es amor... El amor se desgastó en boca de todos, no. Seungmin siente algo más especial, más único e innombrable. Seungmin no siente cosquillas en la panza ni sus ojos se iluminan, es más que eso. Más que las ganas de besarlo o comérselo enterito. Seungmin siente... Algo lejos de una dependencia, pero si lo fuera igual sería diferente. Siente como si lo que corriera por sus venas no fuese sangre sino el aliento tan cálido y dulce de Jisung. Lo siente, puede asegurarlo. Y en cada una de sus extremidades se suben miles de hormigas cuando lo ve pasar y cuando se acerca... Cuando se acerca todo el mundo deja de girar. Mantiene la respiración y de pronto... De pronto Jisung se ha metido en su suéter.

Seungmin solo usa suéteres grandes para poder abrazar a Jisung dentro de ellos. Porque Jisung siempre tiene frío y Seungmin siempre tendría espacio para él.

Como sea, no piensa levantarse.

Se estira sobre la cama. Le duele la espalda, piensa que no ha dormido del todo bien las últimas noches. Y es que probablemente no lo ha hecho. Da tantas vueltas pensando en lo que puede hacer para no perder a Han... Porque toda la vida ha sabido que probablemente los amigos no duran para siempre. Le gustaría pensar lo contrario... Pensar que HyunJin, Felix y JiSung se quedarán para la eternidad a su lado, que irán juntos a la Universidad, trabajarán en el mismo edificio y saldrán todos los fines de semana a comer juntos, a emborracharse. Que verán crecer a sus hijos, envejecerán en el mismo vecindario, morirán y serán enterrados juntos. Quiere pensar en tantas cosas pero sabe que solo se hace daño.

Y se pone de pie. Quizá... Simplemente debe disfrutar su graduación. No puede sonreírse al espejo. Recuerda que es cobarde, que en tantos años no le dijo a Han sobre sus sentimientos y que entonces probablemente no merece sentirse así.

Se arregla. Y ya le da igual verse o no bien, solo ondula un poquito su cabello, se maquilla con esas sombras de brillitos que alguna vez Felix le regaló y se pone su suéter más grande, más bonito y calentito.

Y se va.

Hoy es un día especial. Hoy su madre, su padre y su hermana mayor lo acompañan. Conducen hasta el Instituto y entran en el Auditorio, donde el menor de la familia Kim se separa y corre detrás del escenario. Y ahí están ellos: sus amigos.

— Minnie, llegaste — lo saluda Felix, entregándole la toga que debe usar. Seungmin sonríe y una vez más piensa en el buen pediatra en que se convertirá su querido amigo.

Como sea, no ve a HyunJin ni a JiSung por ningún lado. Le preocupa, ¿qué pasa si no van y entonces no puede despedirse?

El pensamiento se esfuma cuando siente que alguien se abraza a su cintura desde atrás y por encima del hombro ve el pequeño y tierno rostro de Jisung. Y Jisung está llorando. Le parte el corazón, lo destruye en pequeñas partículas que se esparcen por el aire y terminan perdidas.

— ¿Por qué lloras, bebé? — le pregunta preocupado, dándose la vuelta para tomarle la barbilla. Y el mayor no puede ni abrir los ojos entre los sollozos que han sonrojado sus mejillas.

— No me quiero graduar — lloriquea tristemente. — No quiero, Minnie.

— Hay que salir ya — dice la profesora encargada de su curso, apurado a los alumnos. Seungmin acaricia la mejilla de Jisung y le sonríe con lástima.

— Tranquilo, estaremos juntos.

Es la graduación más normal del mundo. Los llaman uno por uno y entregan los diplomas, y entonces se forman en horizontal para las fotos de recuerdo. Jisung está a su lado y entonces el director dice las típicas palabras, y cuando terminan todos se emocionan y gritan felices. Y Jisung se emociona también, pero no grita.

Jisung se gira hacia seungmin, tira de su brazo para voltearlo en su lugar y con ambas manos acerca su rostro. Jisung besa a Seungmin en frente de todos mientras nadie los nota y entonces Seungmin no puede arrepentirse de haber asistido a la graduación.

.
.
.