Mis pensamientos poetas

Línea De Sentimientos

Hoy me he comparado con dos etapas muy importantes en mi vida.
La primera; La más feliz, es cuando yo era tan feliz con mis amigos que no tenía tiempo de pensar en la infelicidad, cuando solía reír todo el día y sentirme mal de vez en cuando, ser infeliz no era mi rutina, era tan feliz que lloraba de risa, me dedicaba a tener un promedio medio y a disfrutar mi adolescencia al millón, tenía dos amigos muy leales con los cuales era muy feliz todos los días en la escuela, disfrutaba cada momento con ellos y lo guardaba en la parte más bonita de mi corazón y mi memoria, al llegar a casa ansiaba tanto que fuera otro día para poder verlos de nuevo, no nos preocupaba no tener dinero, no nos preocupaba el futuro, me preocupaba más abrazar y sentir la calidez de mis amigos y sus risas sinceras, fue la mejor etapa de mi vida, fue la primera vez que tuve un verdadero grupo de amigos, la primera vez que sentí que pertenecía a un lugar, que me sentía parte de algo, donde solo nos dedicamos a ser nosotros mismos y con eso era más que suficiente, éramos un grupo bastante extraño, todos éramos raros, ellos eran muy introvertidos pero extremadamente divertidos cuando los conocías bien, uno hablaba de cosas extrañas, divertidas... Y bastante improbables, argumentando de manera tonta que era posible, mientras que el otro, un genio desapercibido argumentaba de manera coherente el porqué era una idea descabellada, comenzaban un debate en cualquier lugar y siempre terminaba de la misma manera; entre risas.
La segunda etapa más importante de mi vida; El tobogán de la tristeza y desesperación.
Ésta etapa la considero la más fuerte de mi vida, fue cuando me enteré que debía dejar de ver a mis amigos, dejar mi escuela y con todo ello (En especial a mis amigos) debía renunciar a mi felicidad. Y así sucedió, seguíamos siendo amigos, pero ya no les veía a diario, ya no reía a diario, ya no lloraba de risa, ya no era feliz, ya no me sentía viva, pero sí había dos cosas que hacía a diario después de renunciar a lo que más amaba y a lo único que tenía, la primera, era llorar y la segunda, era pensar en morirme.
Sé que suena exagerado, sin embargo cuando lo piensan desde mi punto de vista, les voy a recalcar, me quitaron todo lo que me hacía feliz, todo lo que me hacía sentir viva, todas mis risas, todos mis logros fueron arrebatados, ¿Que más quedaba a parte de dolor?, claro que no quedaba nada a parte de miseria, desesperación, desesperanza.
Lloraba todo el día, no comía, no me podía levantar de la cama, y cuando lo hacía, me dedicaba a beber para poder olvidar mi infelicidad, y aún así ella regresaba a mí, era muy pequeña para poder lidiar con todo, era demasiado en mis manos, intentar ser feliz resultaba como atrapar la luna con los dedos, a nadie le importó como me sentía, nadie me tendió una mano, nadie estuvo ahí, y quienes querían ayudarme no podían, estaba yo sola y no supe que hacer para estar bien durante un buen tiempo.
Perdón a mi antiguo yo, por todos los golpes que force a que te dieran, perdón por no apreciarte, perdón por no saber lo que valías, perdón por dejar que te perdieras en el mar de la tristeza y desesperanza, perdón por no poder hacer que te levantaras a tiempo, pero sobre todo, perdón por no hacerte saber de lo que eras capaz.

Hoy he superado ambas estapas, hoy no soy tan feliz como solía serlo, pero tampoco soy tan miserable, es un punto medio, soy lo suficiente feliz para no querer morirme, me siento triste solo lo necesario, creo que es parte de crecer el hecho de que esas dos cosas se equilibren, no miento, honestamente me gustaría poder volver a la primera etapa, pero ya no se puede, espero que más adelante venga de nuevo, pero por ahora estoy conforme con como soy, llevo una buena vida, gracias a mí.
De igual manera, hay ocasiones en que siento que el corazón me explota de felicidad aún cuando veo a mis amigos y cuando veo a una persona que me ayudó a cambiar el curso de mi vida, también gracias a ellos tres soy una mejor persona, siempre se los voy a agradecer.
Gracias al chico introvertido y cursi que me toma la mano y me hace sentir valiente y capaz de superar cualquier cosa.
A mis yo (s) del pasado, solo les quiero decir que los amo.