Capítulo 4

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Darwin reposaba su cabeza encima de su escritorio, le valía tres hectáreas de pura mierda prestar atención en la clase, lo único que le importaba era si julius ahora lo odiaba. O sea, se ponía a analizar: no fue su culpa que la señora mamá se diera cuenta de que julius estaba allí, aún así él lo estaba ignorando desde aquel día, ¿Por qué tan así?, Ni siquiera le dejaba acercarse a decirle perdón. Ha de admitir que eso le ponía demasiado triste.

Por otro lado de la moneda estaba Julius el cual se encontraba sentado junto a su pandilla, no sabía absolutamente nada de lo que hablaban sus supuestos amigos, no le importaba, puesto a que su mente le recordaba que pasó una vergüenza en la casa de los Watterson; no sólo por haber estado abrazado junto al pez —Aunque también ha de decir que cada que lo recordaba se sonrojaba— sino que también las patadas que le dio la mamá del moreno, ¡Maldita sea, esa señora pega duro! Ahora se cuestionaba si no fue parte del ejército...

Murmuró un suave "al diablo" en un tono bajo, y como si estuviera molesto se levantó del suelo ganándose unas miradas algo molestas de su pandilla.

Julius caminaba molesto por los pasillos de la escuela, sí un profesor lo cachaba era ir directamente a detención, pero que más da, ese lugar se había vuelto su hogar. Sin pensar en muchas cosas completamente distraído llegó enfrente  de la clase de Darwin, al darse cuenta de eso un nerviosismo tremendo mató de un tiro su cabeza, ¿Qué carambolas pensaba? Aún así sabiendo que llegar allí fue pura estupidez se armó de valor y tocó la puerta.

La puerta fue tocada, todos los niños que estaban en el salón voltearon a ver quién era, menos Darwin que estaba distraído, la señorita Simian frunció el ceño al ver de quién se trataba, pero se levantó y abrió la puerta.

—¿Qué quieres? —Preguntó con su rústico acento, mientras miraba molesta al chico problema.

—Yo, Ehm, necesito hablar con Darwin —Dudó un poco, ¿Qué pensaba?, ¿Así de fácil le darían a un niño? Qué tonto.

Grande fue su sorpresa al ver como la señorita Simian agarraba a Darwin y se lo entregaba al muchacho de pelos grises. Caray, que fácil.

—No está prestando atención, después diré que vayan a detención —Se excuso la maestra cerrando la puerta con brusquedad, y volviendo a su trabajo.

Darwin y Julius se miraron por un par de segundos y comenzaron a caminar en escondidas por los pasillos, no se dirigieron ninguna palabra en el transcurso hasta que llegaron a el almacén de Rocky y se metieron allí.

—¿Qué s-sucede? —preguntó por fin el pez dorado.

—Pft, esto sonará estúpido...—Mencionó Julius algo decepcionado de lo que haría. Simplemente ganando una mueca de duda por parte del menor.

—¿Qué pa...—interrumpido.

—Perdón, no debí de alejarte por esta semana. No fue tu culpa, no debía de enojarme contigo. Te pido mis disculpas —Dijo Julius repentinamente, se sentía mal al estar lejos de Darwin, extrañamente se sentía como un ¿Amigo? Un buen amigo.

El moreno no quiso decir nada, más bien, sólo sonrió de felicidad y abrazó a su amigo con todas sus fuerzas, por menuda suerte fue correspondida la acción.

Mientras ellos dos terminaban de abrazarse, la puerta de aquel pequeño cuarto fue abierta por Rocky, el encargado de la limpieza.

—A-ah... ¡Lo siento chicos, sigan con lo suyo! —dijo alterado y sonrojado, pensando demás.

En reacción los otros dos personajes se dieron cuenta de lo que pensó aquel chico, así que rápidamente salieron de allí.

—No, no, no, ¡no es lo que piensas! —exclamó un Julius sonrojado, mientras Darwin se tapaba la cara con pena.

...

Inspiración de la madrugada ozy <3

Vale, espero les haya gustado, me disculpo por mi retraso ;;

Tengo problemas al escribir, más ahora, lo lamento

Ahora sí!

—Perdón faltas de ortografía y/o gramática.

—¡Tomen agua!

—Se les quiere 💕

—Bye

irritanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora