Pajamas.

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San era aquello que consideraban una "masita" por donde quiera que fuera, y no estaba exagerando, realmente la expresión de todos al verlo era soltar un awww que lo hacia incomodar.

Todos estaban acostumbrados a ello, al fin y al cabo, solía utilizar ropas extensamente grandes que lo hacían ver demasiado pequeño, sus mejillas rellenitas (sobretodo cuando recién despertaba, que era cuando más se notaba) y su estatura que para todos era poca, debido a su manera de vestir no parecía medir más de un metro con sesenta centímetros, todos creían que su contextura no era precisamente delgada, más bien, debido a su tierno rostro lo solían imaginar rellenito, pequeño, frágil y delicado.

Material perfecto para novio dulce.

Era el ser más amable y puro que rondaba por los pasillos de la universidad, solía saludar a cualquiera que le sonriera, le gustaba ayudar a sus demás compañeros y era notablemente obvio que era el favorito de los maestros, era el ejemplo a seguir de todos aquellos que aspiraban a ser buenos estudiantes, notas perfectas, actitud perfecta y al parecer, vida perfecta.

Sin embargo, San no se consideraba perfecto, si, tenía una familia que era muy unida (demasiado) y todos eran realmente amables y amorosos entre todos, de ahí su actitud, por ser un chico de campo su actitud siempre fue humilde, jamás aparentaba ser alguien más y tampoco se avergonzaba de sus raíces, él estaba orgulloso de su ciudad natal y era capaz de defenderla ante cualquiera, y debido a que su familia jamás tuvo una economía que fuera prospera, con lo poco que tenían hacían todo para salir adelante, por ello era que cada vez se esmeraba mucho más en ser una mejor persona, para así poder sacar a su familia del campo y darles una vida de descanso en Seúl, quería que sus padres y abuelos vivieran con él, era su sueño, amaba compartir hogar con las personas que más quería y el hecho de que ahora, desde hace 1 año y medio estuviera viviendo solo en un departamento en la enorme ciudad de Seúl lo aterraba un poco más de lo que debería.

Su acento era muy notorio, y aunque aún practicaba para poder hablar como un natal de Seúl, le era indudablemente difícil, llevaba su ciudad en la sangre y eso se demostraba en su habla, pero de todas maneras aquello jamás le detuvo y hasta el día de hoy continúa intentando.

Se esforzaba demasiado en ser un excelente estudiante para así, poder mostrarle a su familia a través de videollamada en Skype sus buenas notas, amaba ver el brillo de emoción en sus ojos cada vez que miraban que sus esfuerzos estaban dando fruto, pues hacía lo mejor que podía y eso era lo que ellos esperaban, San sabía que sus padres no esperan notas de 100 en cada exámen ni recomendaciones por parte de los profesores cada fin de ciclo, pero él quería que ellos se sintieran más que orgullosos de él y vaya que lo lograba, las palabras de aliento de su familia era aquello que lo motivaba cada día.

Pero no todo era perfecto, debido a su procedencia, habían cosas de las cuales estaba seguro jamás estaría acostumbrado, uno de esos sería la manera de vestir.

San no podía comprender realmente la Manera tan... Diferente de vestirse que tenían los chicos de ciudad a la que él tenía, si bien sabía que su ropa la mayoría de veces delataba su ciudad natal, no era como que realmente le interesara, pero ahora, luego de casi un año y medio en los cuales seguía recibiendo constantes awss de las personas que le miraban le hacían pensar que quizás un cambio no estaría mal.

Realmente no le interesaba lo que los demás pensaran de él, por supuesto que no, es más, estaba seguro que eso estaria en la última de las últimas listas que no tenía escritas sobre la razón por la cual quería cambiar su apariencia.

Aunque claro, había una razón más y por más que se negaba a aceptarla, Seonghwa le seguía diciendo que aquello era obvio, porque vamos, a él no le podía gustar Jung Wooyoung, eso sería ridículo, no le agradaba.

ᶜʰᵃⁿᵍᵉ ♡ 𝘞𝘰𝘰𝘚𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora