Capitulo 6

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P.O. V Óscar
Creí que tras el baile con Fersen sería capaz de olvidar a Rosalie.
Tenía la certeza que al verlo nuevamente me había hecho latir el corazón de la misma manera en que aquella pequeña rubia lo hizo con su breve estancia en la mansión, sin embargo no fue así.
En cuanto Fersen me reconoció salí corriendo del salón hacia la fuente, no pude con la mentira. Si él en verdad sentía algo por mi ¿como podía solamente probarlo como un experimento?
Esa noche en cuanto arribé André trató de preguntarme todo respecto al baile, parecía estar muy ilusionado y curioso, ya que Emily no retornó conmigo.
De mala gana le conté lo que pude, evitando a toda costa tocar la parte donde había bailado con Fersen.
Ambos nos quedamos despiertos a esperar a nuestra invitada, debía de darle una explicación por haberla abandonado en un lugar tan extraño para ella.
Me vería como una pésima amiga y si estaba molesta conmigo tenía sus razones para no querer dirigirme siquiera un "buenas noches".
André sugirió que tendríamos que regresar por ella, ya que no tendría otra manera, mas, yo sabía que estaba equivocado.
En una de las vueltas mientras bailaba logré verla de reojo a lado de Girodelle, parecían llevarse muy bien.
Inclusive le hablaba mejor de lo que hacía conmigo. Se reían, la charla entre ambos salía con fluidez sin siquiera forzarla, sobretodo a Emily no le molestaba la cercanía del conde, puesto que con facilidad él pudo recargar su cabeza en el hombre de ella,  si lo hubiera deseado.
Hasta ahora,  en medio entrenamiento, chocando espadas con André me vuelve a embargar esa amarga sensación al ver la sonrisa de Girodelle en mis recuerdos.
Ataqué con más fuerza a mi compañero al recordar lo que sucedió con ellos dos.
Como yo lo predije. De madrugada se escuchó las herraduras de un caballo en la entrada.
Con la esperanza de que fuera la americana me asomé por el ventanal del vestíbulo.
Ascendiendo por las escaleras yacían Emily y el castaño, ella traía sobrepuesto su saco debido a la fría noche. Tenían sus brazos entrelazados, me imaginé que por cortesía de Girodelle.
Aún a sabiendas de eso fui algo cortante con él cuando tocó la puerta.

_ ¡Óscar! _ detuve mis pensamientos de inmediato cuando vi a André en el suelo con su espada clavada a lado en el pasto
_ André, lo lamento _ le ofrecí mi mano para ayudarlo a ponerse de pie
_ ¿te encuentras bien? _ se sacudió el polvo de sus pantalones _ era como si no estuvieras aquí
_ es solo que me preocupa el asunto que Marie Antoiniette mencionó _ coloqué la espada en el cinturón
_ ¿hablas del caballero negro? Si es que así se llama _ asentí caminando a su lado de vuelta a la mansión
Realmente me preocupaba el tema que acababa de mencionar.
Habían reportes casi a diario de un hombre que entraba a las casas de los nobles y les robaba su joyería y objetos de valor ¿por qué lo hacía? Se rumoreaba que para ayudar a los pobres a sobrellevar la crisis económica.
Pero no estaba nada respaldado, por lo tanto mi deber era idear una manera para capturarlo y llevarlo ante la justicia. Si es que eso lo solicitaba el rey.
Aunque otra parte de mi solo quería conversar con él.
La situación en todas las calles de Francia era miserable.
Los campesinos ni siquiera tenían el suficiente dinero para comprar una comida diaria.
Quizá podría llegar a un acuerdo para ayudarlo como me fuera posible.
Rápidamente sacudí mi cabeza a manera de negación, estaba mal mi manera de pensar. No quería ni imaginarme que sucedería si mi padre se llegase a enterar.
Tampoco me gustaría ser tan abierta. La reina era mi mejor amiga, la conocía desde que arribó a Francia. Sería como una apuñalada a la espalda.
Elevé mi vista al cielo topándome con una ave surcando las nubes.

_ ¡Óscar, André! _ la voz pertenecía a Emily, esto hizo que bajara la vista hacia ella.
Estaba corriendo en nuestra dirección. Llevaba puesto unos pantalones negros, una blusa, un chaleco de color azul oscuro y botas negras.
Su cabello rojizo estaba recogido en una coleta alta.
Me recordaba demasiado a Rosalie, salvo por la expresión de su rostro.
La mirada en sus ojos no destilaba inocencia y gentileza. Había algo mucho más duro en ella como si hubiera sobrevivido a una guerra, mas me informaba que no hablaría de eso.
Lo cual me dejaba curiosa por saber.
¿Quién era realmente Emily Hamilton? No me compraba el cuento de que solamente era una mujer de familia importante.

Quizá en otra vida (Lady Oscar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora