Capítulo 2

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Seguimos sin saber que hacer, y lo peor es que ahora algunos soldados nazis están ocupando la zona. Los vemos si salimos a la calle. Andan en formación y controlan lo que hacemos. Nos miran y no dejan de hacerlo hasta que nos pierden de vista. 

Está todo el pueblo muy asustado y viven con la incertidumbre de qué será del pueblo después de todo. 

Los soldados están poniendo carteles de alarma y aviso hacia los ciudadanos por que dicen que la guerra está a punto de llegar. 

Y nosotros solo queremos vivir en paz con nuestro pequeño o pequeña. Nada más.

El teléfono suena y veo como Eva va a cogerlo.

- ¿Sí? - dice al descolgar. Escucho bajito como mi hermana se presenta con mucha rapidez y se le nota alterada. - No, no te preocupes. Está aquí. Te lo paso. - me mira y con la mano me indica que coja el teléfono. -

- ¿Sam? - digo cuando lo relevo. - 

- Hugo, es la prima Ermine. He recibido una carta suya y no parecen muy buenas noticias. - me dice a través del aparato. Ermine vive en Florencia. Está un poco más arriba en la península que nuestro pueblo aunque no la vemos muy frecuentemente. - 

- ¿Qué dice? - pregunto. - 

- Son cosas muy extrañas, no consigo entender exactamente lo que quiere decir pero creo que me hago una idea. Ha escrito algo sobre que están arrasando con el pueblo de al lado y que se están llevando a todo el mundo. Nos recomienda que huyamos antes de que nos pillen y dice: "Y si no, espero veros en el campo." ¿Qué campo, Hugo? ¿Qué es el campo? - dice alterada. Yo me quedo helado al escuchar sus palabras, y las mías salen casi en un susurro: -

- El campo de concentración. - después comienzo a respirar con dificultad. No quiero imaginar que sería de nosotros si nos llevan ahí. - Samantha, escúchame. - digo casi gritando. - Tenéis que recogerlo todo ya. No queréis ir a los campos de concentración. Hacedme caso, huid. 

- Pero, Hugo. ¿Cómo que huyamos?

- Samantha, por favor. Atiende e iros. Te lo pido como un favor... - digo con desesperación. - 

- Está bien. ¿Cuándo? - dice después de un suspiro. - 

- Al alba. Cuanto antes mejor. Escucha, es muy importante que neguéis vuestras creencias aunque insistan mucho. Nunca digáis que sois judíos. ¿Me oyes? Nunca. - ella contesta con un "recibido". - Te tengo que dejar ya, pero nunca olvides que te quiero, Sammy. Hasta pronto, espero. - cuelgo el teléfono y hago la más importante cosa que tengo que hacer ahora. -  ¡Eva! - ando rápido por la casa hasta encontrarla y cuando lo hago, digo: - Tenemos que irnos. Ya. - 

- ¿Qué ha pasado? - dice preocupada. - 

- Mi prima ha escrito a mi hermana. Ya vienen. - ella se pone a respirar fuerte y lentamente y después anda hacia mí y me da un abrazo, el cual yo recibo dulcemente junto a un suspiro. - 

- Vamos a salir de esta, te lo prometo. - digo poniendo mi mano en la parte trasera de su cabeza. Ella asiente todavía pegada a mi pecho. - 

- Confío en ti. No dejaré de hacerlo.

       ***

Después de haber recogido lo más importante,  vamos a avisar a nuestros amigos cercanos y familiares de que hagan lo mismo y después iremos a comprar el billete de tren para escapar.

- ¿Tata? - dice Danna al abrirnos la puerta. - 

- Hola, peque. - responde Eva. - 

- ¿Qué hacéis aquí? ¿Ha pasado algo con el bebé? - pregunta al abrazarla. -

- No, pero...¿podemos pasar? Es algo muy importante.

- Claro, también es tu casa. - se aparta y pasamos. - ¡Mamá! ¡Eva y Hugo están aquí! - grita Danna en dirección al segundo piso. - 

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien? - dice la madre de esta mientras baja por las escaleras apresuradamente. - 

- Sí, estamos bien. Pero tenemos que contaros una cosa. - responde. - Vamos a sentarnos. - Eva coge mi mano y me lleva a la mesa. - Hemos recibido información privilegiada. Tenemos que irnos del pueblo si no queremos que nos torturen. 

- ¿Qué? ¿A qué te refieres, hija? - pregunta su madre. - 

- Campos de concentración. - explico yo. - Áreas de tortura lideradas por los Nazis. Hay que huir lo antes posible. 

- Oh, no. - exclama la señora. - Tienen razón, tenemos que irnos. 

- ¿Pero por qué, Mamá? ¿Qué nos van a hacer? - pregunta asustada la pequeña de la casa. - 

- Danna, sé educada y no respondas. Es un sitio donde torturan a los judíos como nosotros. Pero a la gente mayor de 55 años y menor de 14 la matan. Tu tendrías suerte ya que tienes 16, pero ni yo ni tu futuro sobrino o sobrina no. Así que debemos irnos. - explica la madre a su hija. - 

- Pues vámonos. - dice con miedo. - 

Eva y yo dejamos que la familia empaquete y vamos a avisar a las otras 5 familias que tenemos en mente y que como nosotros, son judías.

Cuando terminamos, vamos a la estación para comprar los billetes. No contamos al pequeño o pequeña por que todavía no ha nacido, pero sí a la hermana de Eva ya que así es como nos lo han pedido. 

- Hugo. - dice Eva al llegar a casa. - Estoy asustada. - su voz empieza a sonar rota y sus ojos se vuelven cristalinos. Yo le abrazo. -

- No tengas miedo, mi vida. Todo saldrá bien. - ella rompe a llorar en mi hombro y se aferra a mi. -  Oye... - digo dulcemente mientras le elevo la cara. - La guerra no va a durar eternamente. - digo con suavidad. Sus ojos miran los míos con alivio pero también temor. Luego asiente y me vuelve a abrazar. - Después de esto tendremos una vida mejor, con nuestro bebé con nosotros. Y le vamos a cuidar y a querer y a proteger de todo. ¿Vale? 

- Vale. - dice después de soltar un suspiro y sonreír. - 

- Venga, ven aquí. - le enrollo con mis brazos y le aprieto contra mi cuerpo. - 

Los dos tenían la esperanza de que todo sería más o menos fácil, pero las cosas se complicarían cuando menos lo esperaran. Aunque al fin y al cabo, siempre se tendrían el uno al otro... ¿o no?

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Holaaaa

Ya tenemos el capítulo dos. ¿Qué os está pareciendo hasta ahora?

Solo digo que el siguiente capítulo va a ser uno de los más duros, no el más pero sí uno de ellos. Y este ha sido intensito también. 

Muchas gracias por leerme una vez más y nos vemos mañana <3.



Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora