I N T R O D U C C I Ó N

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Anne...

Anne...

—¡Anne! —grita una voz femenina y doy un respingo.

Intento volver a la realidad pero mi sueño continúa.

Anne...

Anne... Sigue repitiendo la voz masculina.

Anne...

—¡Anne! —insiste la voz femenina y logro salir.

Al abrir mis ojos veo a Martha, una mujer negra de edad avanzada, la enfermera encargada de mí. Parece molesta.

—¿No puedo dormir un rato más? —pregunto adormilada.

—Ya sabes la respuesta. Levántate—exige menos amable halando mi manta y dejándome descubierta.

Me levanto de la cama intentado librarme de la bruma del sueño.

—Tienes 15 minutos para estar lista. Llegarás tarde al desayuno y sabes que si no cumples el horario respectivo estarás hambrienta hasta la hora del almuerzo—dice alzando la voz y sale azotando la puerta con una fuerza claramente innecesaria, demostrando su ahora evidente cabreo.

Siempre es igual, ya se convirtió en una monótona rutina. Tomo mis cosas y me dirijo al baño privado que tengo en mi habitación, agradeciéndole a Dios, cómo todos los días, tenerlo. No me quiero imaginar lo que seria compartir el mismo baño que cuatro chicas con problemas psicológicos. Ventajas de estar aislada, supongo.

Saliendo de mis pensamientos, termino de darme una ducha de agua helada para poder pensar con mas claridad.

Entonces lo siento. En los tres meses que llevo aquí lo he sentido tres veces. Es una especie de... calentura, podría decirse. Pero nada sexual. Es como si el fuego recorriera mis venas y me hiciera sentir poderosa, pero luego de ese momento comienzo a sentirme débil. La primera vez me caí y lastimé. Casi como si la llamara, la cicatriz del corte que me hice ese día quema en mi tobillo. Me agarro de las paredes del pequeño cuarto de baño y respiro con fuerza.

Respira...

Respira... Repite la voz masculina que no logró sacar de mi mente.

¿Será ésta la razón de que esté internada? ¿La voz, la calentura?

¿Me he vuelto loca?

Esa es la pregunta que me hago desde que llegué hace casi cuatro meses, en junio. Estuve más débil que nunca, parecía que el sol me lastimara y las flores que crecían fuera por esas épocas me enfermaran. Desde septiembre me he sentido mejor, tal vez sea por que me he alimentado mejor. O tal vez porque he salido menos, tal vez eso me enfermaba.

Una vez que estoy recuperada termino de lavarme. Ya vestida con el uniforme, miro mi reflejo en el pequeño espejo de plástico del cuarto de baño. La vestimenta reglamentaria es una simple camiseta blanca con el logo de la institución, unos también simples pantalones de algodón grises y una sudadera gris—la cual me queda gigante—. En mis pies lucen unas... ¿cómo se llamaban? Siempre lo olvido... ¿concerse, lonverse? No sé, pero son cómodas y me las regaló Martha.

Pienso en mamá y papá, ¿que hubiesen pensado ellos si me viesen sin mis faldas y ropas apropiadas? La ropa que usan aquí es muy rara y ajustada, nunca me imaginé usando pantalones.

Suspiro y salgo del baño, también de mi habitación. No puedo pensar en ellos, eso dijo la Señorita Gray.

De camino al comedor siento una presencia detrás de mí. Sin darle mayor importancia sigo caminando hasta que mi paciencia se reduce a cero rápidamente, haciéndome voltear con brusquedad y logrando que la persona que me seguía choque estruendosamente contra mi, terminando en el suelo.

No es necesario que levante el rostro, la reconozco de inmediato. Con su cabello rubio, corto a la altura de sus hombros, unos ojos azul cielo que podrían fascinar a cualquiera—menos a mi—. Me dirige una mirada de arrepentimiento y dolor debido a la repentina caída. Le tiendo una mano para ayudarla a levantarse.

—¿Por qué me seguías, Judith? —pregunto entre confundida y hastiada, pero intentando usar una voz suave.

—E-eh lo siento... so-solo quería... hablar—me sonríe y veo la pequeña separación en sus dientes frontales.

—Voy a llegar tarde al desayuno—digo y le hago una seña con la cabeza indicándole que me siga. Tal vez por lastima, se esfuerza mucho en hablarme.

—Oye, y... ¿ya hiciste la tarea que enviaron ayer sobre la mitología griega?—pregunta y siento una punzada en la cabeza.

La voz de Judith es insoportable a veces, supongo que se debe a eso. La conozco desde que comencé a ver clases el mes pasado, es mi compañera de mesa designada ahí y en el comedor. Ocasionalmente me molesta, pero no me parece que sea malintencionada.

—No—respondo un poco bajo, aún aturdida por el dolor.

—Deberías. A mi me costó muchísimo, fue...

...y comienza a parlotear cosas sobre cómo consiguió la información. No le presto mucha atención.

Varias horas más tarde estoy en mi clase de historia. Las paredes están tan pulidas y brillantes cómo el suelo, las ventanas reforzadas dejan ver las hojas marchitas afuera y el rastro de la nevada de ayer.

—Annelise—me llama mi profesor y me giro a verlo. Está de brazos cruzados.

—Presente—digo rápidamente.

—Estamos a treinta minutos de comenzar la clase, no estoy tomando lista—dice con tono confundido.

Enrojezco.

—Disculpe.

—Preste más atención—exige y se gira hacia la pizarra.

Sigue escribiendo sobre Los Dioses Del Olimpo. En ese preciso instante alguien comienza a reírse estruendosamente y siento nuevamente la punzada en la cabeza. Me agarro en esa zona mientras llegan los enfermeros a llevarse a mi compañero de clase.

Me acerco al profesor todavía agarrando mi cabeza.

—¿Puedo ir al baño?—pregunto en voz alta para que me escuche sobre la risa del interno.

—Si, no se tarde mucho.

Corro hacia la puerta y me dirijo al baño. Al menos el silencio me calma, pero pronto se vuelve inquietante. El Psychiatrisch Voor Verloren Zielen (P.V.V.Z.) no es muy acogedor. Sus paredes son blancas y resplandecientes, sus puertas amarillas y las luces también blancas del techo no ayudan mucho. Por supuesto el hecho de que sea una institución mental lo hace menos.

Llego al baño y me recuesto en el lavabo. Intento regularizar mi respiración, lográndolo al cabo de unos segundos. Me lavo la cara y cuando levanto la vista creo ver una sombra a través del espejo. Me giro sobresaltada.

Pero no hay nada. Fue mi imaginación.

Estoy enloqueciendo.

N/A:

Hola, wattpad. Esta es mi nueva historia junto con mi buena amiga itsdannaaa1

Tenemos cosas muy buenas planeadas para este proyecto así que esperamos recibir mucho apoyo.

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Nos vemos el 6/6 con el primer capítulo.

Cuídense de la Kólasi,
Danna & Cass.

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